Desde 1994, cuando el Ejército de Colombia y la Policía Nacional abatieron al temido capo Pablo Escobar, su viuda y sus hijos se trasladaron a Argentina a rehacer su vida, sin embargo, la sombra del líder del cartel de Medellín los persigue y este jueves se conoció que María Isabel Santos y Sebastián Marroquín, viuda e hijo, irán a juicio oral junto al exjugador de la Selección Colombia, Mauricio ‘el Chicho‘ Serna. Estas tres personas fueron señaladas por el narcotraficante colombiano José Bayron Piedrahita Ceballos, preso en Estados Unidos, de haber hecho “aporte esencial” para lavado de activos procedentes del narcotráfico.
Se trata de una confesión que Piedrahita Ceballos realizó bajo el acuerdo hecho con la justicia estadounidense de la reducción de la pena a cinco años de prisión y una multa de 2,4 millones de dólares. El caso que ahora tiene a los herederos de Escobar y al exjugador en apuros con la justicia argentina inició el 1 de septiembre de 2016 cuando la Procuraduría de Narcocriminalidad (Procunar), con el fiscal federal Diego Iglesias en frente, recibió una nota remitida por un representante de la DEA.
La comunicación tenía como fin dar a conocer que una organización dedicada al narcotráfico y al lavado de activos investigada en Colombia tenía vínculos con personas físicas y jurídicas "radicadas dentro del territorio argentino". Fue entonces cuando los investigadores norteamericanos encontraron que la organización de la que se hablaba en el mensaje, estaba liderada por José Bayron Piedrahita Ceballos, que en ese momento tenía 62 años y presentaba vínculos con el Cartel de Cali, aunque actuaba bajo la fachada de ganadero. Piedrahita Ceballos contaba con un abogado argentino identificado como Mateo Corvo Dolcet, quien fue su mano derecha en varios megaproyectos. El abogado fue capturado en septiembre de 2017 y durante el operativo de allanamiento a su residencia, según lo reportó el diario argentino El Clarín, en ese momento, fue encontrada la que fue bautizada por la prensa como ‘la caja de Mateo ‘.
Allí el abogado escondía varios documentos reveladores, entre ellos, una constancia firmada por él y la familia de Escobar en la que queda consignado un supuesto pacto para el pago de una comisión del 4,5 por ciento (unos 100.000 dólares) por presentar al abogado Corvet con José Byron Piedrahíta en el 2008. “La señora María Isabel Santos y Sebastián Marroquín, por una parte, y por otra Mateo Corvo Dolcet extienden el presente documento a efecto de dar por cumplidas promesas recíprocas resultantes de la presentación del señor José Piedrahita como inversor en el proyecto inmobiliario que Corvo Dolcet lleva adelante”, decía el documento incautado en ese momento. Pero el llamado a juicio de la justicia argentina no es solo para los Escobar y Serna, a la investigación también se encuentran vinculados, Mateo Corvo Dolcet , su esposa María de los Ángeles Verta, la contadora María Gabriela Sánchez; Antonio Ruiz, y Esteban Delrio.
La vinculación de Serna también data de unos años atrás cuando Piedrahita fue detenido en Colombia y extraditado a Estados Unidos, desde ese momento el hombre confesó que los dineros que obtuvo en Argentina los adquirió a través del exjugador. Dijo, además, que Serna era testaferro de otro capo colombiano identificado como Carlos Mario Aguilar (alias Rogelio), quien tenía vínculos con la Oficina de Envigado. De acuerdo con lo dicho por Piedrahita en ese momento, fue Serna quien habría pagado los abogados de alias Rogelio cuando decidió entregarse a la DEA.
Por ahora, Piedrahita sigue negociando con la justicia estadounidense, mientras tanto la viuda de Escobar, su hijo, Serna y los otros vinculados tendrán que comparecer al juicio oral que tendrá lugar el próximo año.