Vicky Dávila: La impresión que tengo es que el alcalde Daniel Quintero se muere de amor por usted. Además, dice que usted es la que manda, incluso en la Alcaldía. ¿Es verdad?

Diana Osorio (D. O.): Yo también me muero de amor por él, le doy gracias a Dios todos los días por mi familia, por la bendición de haberlo encontrado. La verdad es que al principio a mí no me gustaba mucho. Daniel y yo fuimos amigos muchos años antes de la gran conquista. Tuve novios; él, novias; le hacía cuarto a él con amigas. No digamos que mando, sino que todas las decisiones las tomamos en conjunto.

Vicky Dávila: En la Alcaldía, incluso, dicen que usted tiene un papel muy importante. ¿Es así?

D. O.: Sí, la verdad, es así. Él me ha dado el liderazgo para desarrollar los programas que he querido y para llevar a cabo las ideas que tengo de ciudad. En las decisiones importantes que se toman en la Alcaldía, Daniel tiene un grupo de asesores y yo soy una voz muy importante. Él escucha, pide consejos y al final dice: esto se hace así. Él toma sus decisiones.

Vicky Dávila: ¿Le gusta la política?

D. O.: Me encanta. Daniel y yo nos vamos de vacaciones y hablamos de política, estamos almorzando y hablamos de política. Si nos quitan la política, creo que la relación se vería en problemas.

Vicky Dávila: ¿Y le gusta hacer política?

D. O.: Me gusta la política, pero no me imagino siendo política. Yo era supercontundente en mis redes sociales y, una vez, en una galletica de la fortuna, me salió un mensaje que me cambió mucho y decía: “Sé la paz”. O sea, yo hablaba mucho de paz y de construcción de paz, pero a veces lo hacía de una forma muy combativa. Si uno va a hablar de paz, lo primero es sentir y enseñar la paz. A partir de eso, cambié un poquito y además mi esposo empezó en lo público y a uno le toca ser más cuidadoso con las palabras.

Vicky Dávila: Para ustedes, ¿ha sido difícil la Alcaldía de Medellín?

D. O.: Muy difícil.

Vicky Dávila: ¿Por qué?

D. O.: (Suspiro) Sacrificamos una vida tranquila por una conciencia tranquila. Daniel empezó la campaña, él estaba solito e iniciaron los ataques. Me di cuenta de que estaba embarazada y le dije: “Dani, no sé si voy a ser capaz”. El día de las elecciones, con todo lo que se venía, Daniel me dijo: “Yo hago lo que tú decidas”. Y seguir adelante fue la primera decisión. Fue un embarazo muy difícil porque Daniel se iba a las cuatro de la mañana a entregar volantes en las estaciones de metro y me quedaba pensando si iba a volver, pues las amenazas de muerte ya empezaban. Solo quería que llegara el 27 de octubre…

Vicky Dávila: El día de las elecciones…

D. O.: Sí. No me importaba si ganábamos o perdíamos. La segunda vez que encontramos un dilema fue cuando nuestra bebé se enfermó en medio de la pandemia. Daniel me dijo: “Creo que debo estar con la bebé”. No sabíamos si la bebé iba a salir bien de esa cirugía, si iba a salir viva. Él me decía: quiero disfrutar al menos este tiempo con mi bebé y no quedar con el remordimiento de no haberla podido disfrutar por estar en el trabajo. Entonces también me paré, con el corazón en la mano, y le dije: “Tú estás donde Dios quiso que estuvieras, y si estás aquí para dirigir la ciudad y para llevar esta pandemia es porque Dios así lo quiso y todo lo bueno les pasa a los hijos de Dios”.

Tras atravesar una dura enfermedad con su hija menor, la pareja conformada por Daniel Quintero y Diana Osorio estuvo muy activa en el manejo de la pandemia, así como en la posterior reactivación de Medellín.

Vicky Dávila: ¿Interpreto bien si digo que usted y Daniel Quintero son un ‘combo’?

D. O.: Digamos que somos unos aliados.

Vicky Dávila: Cuando hablo de ‘combo’ es como cuando usted va a comprar la hamburguesa y la pide en ‘combo’, con papitas y bebida…

D. O.: Sí, es que aquí en Medellín el tema de ‘combo’ no es necesariamente como en las hamburguesas. Somos unos aliados, un paquete, un 2x1 (risas).

Vicky Dávila: Paquete también se oye mal, entonces digamos que son uno solo….

D. O.: Sí, somos uno solo y normalmente lo que él piensa yo también lo pienso. Hemos votado igual en toda nuestra historia electoral. Y sí, somos uno solo y por ahora estamos firmes y felices.

Vicky Dávila: ¿Tienen enemigos?

D. O.: ¿Enemigos? Está el GEA-Fico-fajardismo. No son uno, sino varios. Daniel tiene una frase muy bonita y es: “No llames a nadie tu enemigo, porque puede terminar creyéndoselo”.

Vicky Dávila: ¿Qué es el GEA-Fico-fajardismo?

D. O.: Lo primero es que son lo mismo. Esos sí son un ‘combo’ y lo podemos llamar empaquetado. Representan los mismos intereses, lo que llamaría una triste cooptación de lo público por parte de los privados en Medellín en los últimos años. Llegamos a romper eso y por eso nos dicen advenedizos. Dicen algo así como: “¿Estos de dónde salieron? No eran de nosotros, no compartían nuestros intereses”. Eso es lo que les ha molestado profundamente. Pero un alcalde no es una socialité, no corresponde solamente a los intereses de algunos directivos de algunas empresas. Un alcalde es un funcionario cuyo jefe son los ciudadanos y no algunas personas que toman decisiones. Ellos son directivos de empresas cuyos jefes son los accionistas, una junta directiva. Ellos no son los dueños de esas empresas, son empleados también. La pregunta es si estos accionistas minoritarios sabían que estos trabajadores de ellos viajaban en cuatro o cinco aviones privados en medio de la crisis y la pandemia. Un poco excesivo. Entre ellos se daban bonos por 25.000 millones de pesos. No sé si ellos, como empleados de estos accionistas, tenían ese permiso. Todos ellos se unieron en contra de lo que fue un cambio y que fue quitarles lo que yo digo era la vaca lechera de ellos: EPM.

Vicky Dávila: ¿Qué fue lo que se rompió con el GEA cuando Daniel Quintero llegó a la Alcaldía?

D. O.: Vicky, ¿te acuerdas del “café horrible” que comentó Daniel? Yo fui la que preparé el “café horrible” cuando ellos tres fueron a nuestra casa.

Vicky Dávila: ¿Quiénes son los tres?

D. O.: Los tres directivos del GEA. Bojanini, de Sura en ese tiempo; el doctor Gallego, de Nutresa, y el doctor Velásquez, de Argos. Daniel dijo que estaba dispuesto a construir y a escucharlos, pero terminó la reunión y estaba sorprendido. Era una mezcla de indignación, tristeza y rabia, porque me contó que ellos habían llegado a pedirle que por favor dejara al gerente de ellos en EPM, Jorge Londoño de la Cuesta.

Vicky Dávila: ¿Y el alcalde Quintero pensó en dejarlo?

D. O.: Le pregunté qué pensaba y me dijo que de ninguna manera. Me dijo: “A mí no me eligieron para eso y vamos a buscar un gerente que represente los intereses de los ciudadanos, no los intereses de unos pocos”. Ahí todo se empezó a romper. Después vino la demanda de Hidroituango que había que interponer. Ahora, con el tema del perdón social tan de moda, ellos (en EPM) hicieron perdón social con esos contratistas de Hidroituango. Lo del perdón social empezó en Colombia, pero aquí en Medellín ya se estaba practicando con los contratistas hace mucho tiempo. Ese fue el florero de Llorente. Daniel no iba a permitir ningún perdón social a contratistas, o nada que implique recursos públicos.

Vicky Dávila: Un paréntesis... ¿a usted le gusta el perdón social de Petro?

D. O.: El perdón social de Petro es diferente al contexto o al montaje que le hicieron al hermano. Tengo entendido que él fue a las cárceles con clérigos a hacer una actividad diferente. El perdón es fundamental. Pero no estoy de acuerdo con el perdón social a contratistas. A esos se les perdonaron errores sistemáticos que van en contra de los recursos públicos. Eso es inaceptable. Para Daniel fue una línea roja desde el primer día con los contratistas y con la anterior junta directiva de EPM. Le parecía un error y por eso fue que renunciaron en masa. Salieron todos en combo a renunciar cuando se dieron cuenta de que se había instaurado la demanda.

Vicky Dávila: Me toca seguir en el paréntesis. No le gusta ese perdón social a los contratistas, ¿pero está de acuerdo con la propuesta de perdón social de Petro?

D. O.: Sí, él ha hablado de eso, pero es diferente a lo del hermano. Creo que, en el caso del hermano de Petro, lo sacaron de contexto, al igual que las fotos. Los titulares no correspondieron al objeto de la visita.

Vicky Dávila: Tengo que insistirle: ¿está de acuerdo con el perdón social de Petro?

D. O.: Se necesita un perdón social, pero regulado y aceptado por la sociedad. Es una simple propuesta que lanza un candidato. Lo que tengo entendido es que ese perdón social no incluye rebajas de pena, ni se está otorgando inmediatamente. No puedo estar de acuerdo con un perdón social para personas que han cometido delitos de corrupción o de narcotráfico. La legislación colombiana no lo permite.

Vicky Dávila: El hermano de Petro reconoció que los presos sí le hablaron de rebaja de penas y de reforma a la justicia…

D. O.: Que ellos soliciten eso no significa necesariamente que se les pueda dar.

Vicky Dávila: En el Pacto Histórico hay personas que consideran que fue una embarrada…

D. O.: No fue una embarrada escuchar a los privados de la libertad. El contexto quizás sí, en medio de una campaña donde todo se va a malinterpretar.

Vicky Dávila: Cerramos el paréntesis. De su esposo han dicho que es un “Petro 2, que llegó a destruir Medellín, que va a terminar en la cárcel”. ¿Qué es lo que más le ha dolido?

D. O.: Uno va cogiendo cuero. Al principio a uno le dolían muchas cosas. A Daniel le salió hasta un hijo, dijeron que supuestamente estaba de vacaciones con otra y te voy a confesar: la última vez que lloré fue cuando se metieron con el cirujano de mi hija. Creo que esas cosas no son justas. Hay límites. Lo que buscan es un character assassination, eso no es ético.

Vicky Dávila: ¿Qué les dice a los críticos de su esposo?

D. O.: Ellos crearon un medio para decir lo que quieren, a veces lo escalan al medio local e intentan subirlo a medios nacionales, a través de su relacionista pública. Creo que hay límites en la libertad de expresión y en la búsqueda de la verdad y la preservación de la vida. Los discursos de odio que utilizan mentiras y que buscan un propósito son un character assassination. Eso no les conviene ni a Medellín ni a Colombia. Solo les conviene a ellos. Si quisieran a Medellín, otra sería la oposición que realizarían. Pero a ellos no les duele Medellín, les duele a ellos mismos, les duele que se les quitó la vaca lechera y que nosotros no los atendamos como reyes. Medellín está hermosa, el turismo está disparado, hemos tenido ocupaciones hoteleras históricas, tenemos la tasa de desempleo en niveles de antes de la pandemia. Ellos nos ven mal porque no están gobernando, pero la verdad las cifras nos apoyan y Medellín es una ciudad ejemplo.

Vicky Dávila: ¿Por quién va a votar en las elecciones presidenciales?

D. O.: En mi casa, si el perrito pudiera votar y la gatica también, mejor dicho, todos vamos a votar por Gustavo Petro presidente y Francia Márquez vicepresidenta.

Vicky Dávila: ¿Por qué?

D. O.: Por la necesidad de un cambio. Lo más sano para una democracia son los advenedizos, como nos dicen a nosotros, y como lo son Francia y Petro.

Vicky Dávila: ¿El alcalde Quintero también va a votar por Gustavo Petro?

D. O: En el matrimonio somos una sola carne, como diría la Biblia.

Vicky Dávila: Algunos han dicho que la Alcaldía de Medellín fue puesta al servicio del petrismo…

D. O.: Daniel es muy respetuoso de la ley y la institucionalidad. Tenemos suficientes desafíos y problemas para meternos en más.

Vicky Dávila: La hemos visto con Verónica Alcocer, esposa de Petro. ¿Diana Osorio, esposa del alcalde de Medellín, le está haciendo campaña a Petro?

D. O.: Verónica es una bacana, es imposible no caer en los encantos costeños de ella. Es una mujer increíble y con una energía impresionante. Desde que confirmó que venía a Medellín, pues claro que la iba a acompañar. A todas las otras candidatas a primeras damas que quieran venir a Medellín, estoy orgullosa y feliz de mostrarles mi ciudad.

Vicky Dávila: ¿Qué piensa de Federico Gutiérrez como candidato presidencial?

D. O.: Las cifras de Federico en Medellín fueron malas. Creo que no fue un buen administrador. Aunque es muy querido, bacano, saluda a todo el mundo y le cae bien a mucha gente.

Vicky Dávila: ¿Qué piensa de Sergio Fajardo?

D. O.: Si se le cayó Hidroituango, se le cae el país. No podría ser un buen presidente. Por su apatía en la segunda vuelta presidencial de 2018, hay un dolor que tenemos todos. No tomó posición viendo al país elegir entre la continuidad de Uribe o un cambio, y se fue a relajarse. Las ballenas son lindas, Nuquí y el Pacífico, pero hay momentos en la historia en que la apatía no se perdona.

Vicky Dávila: Prefiere a un costeño que a dos paisas, como usted…

D. O.: Son las cifras, independientemente de si es paisa, costeño, del Amazonas, Arauca o Putumayo. Las cifras sociales de Petro en su Alcaldía fueron muy buenas.

Vicky Dávila: Eso es controversial. Así como hay quienes piensan como usted, hay otros que dicen que fue un mal alcalde…

D. O.: La pobreza multidimensional pasó del 11,1 % al 4,1 %. En el gobierno de Petro, 500.000 personas dejaron de ser pobres. Es un gobernante que el país necesita, es un cambio, hay que pasar la página y mirar al futuro.

Vicky Dávila: Algunos críticos como Fico o Fajardo dicen que Petro sería un peligro para Colombia. ¿Usted qué piensa?

D. O.: Respeto que puedan tener ese miedo porque tenemos un pésimo vecino de ejemplo que le ha servido a mucha gente para afianzar ese discurso. Creo que la institucionalidad en Colombia no va a permitir que Petro sea un peligro de ninguna manera.

Vicky Dávila: Petro fue a una notaría y prometió que no va a expropiar. ¿Usted le cree?

D. O.: Le creo. No creo que el gobierno que representa el cambio vaya a realizar expropiaciones.

Vicky Dávila: Usted estuvo sonando cómo fórmula vicepresidencial de Petro. ¿Se la ofrecieron?

D. O.: No, a mí nadie me ofreció la Vicepresidencia. Le di gracias a Dios cuando nombraron a Francia porque el tema me tenía un poco azarada.

Vicky Dávila: ¿Le gustaría ser parte de ese gobierno?

D. O.: Te voy a contar otra historia para responderte. Cuando ganamos, hicimos un tablerito en la casa con los cargos. Vicky, nosotros no teníamos conocidos para poner en esos cargos. Creo que esos son los gobiernos ideales, los que llegan con total independencia, sin haber comprometido nada. Yo no pienso en eso.

Vicky Dávila: Pero si la llaman, ¿acepta?

D. O.: Mi vida son mis dos bebés. Creo que para asumir un cargo en Colombia se necesita tener el tiempo y la entrega. Entonces mis bebés y mi esposo son lo más importante.

Vicky Dávila: ¿Qué significa el contrapunteo entre el expresidente Álvaro Uribe y Daniel Quintero?

D. O.: Uribe es cómo el novio tóxico que no te deja pasar la página. Colombia tiene que mirar otras opciones, porque ese novio tóxico no te deja mirar hacia adelante y siempre te va a decir que es el mejor y que los otros son peores y que si lo dejas entonces se va a morir o se va a suicidar. Él representa el pasado y nosotros el futuro.

Vicky Dávila: ¿Se acuerda cuando Uribe fue presidente?

D. O.: No me acuerdo si alcancé a votar en la primera por Uribe. Mis votos han sido Mockus, Santos… En todo caso, el primer gobierno de Uribe, me acuerdo de su campaña: ‘Corazón grande, mano firme’…

Vicky Dávila: ¿Y le gustaba entonces?

D. O.: De pronto no tenía la edad para votar por él, pero en el primer gobierno creo que hubiera votado por él. No en el segundo, que fue cuando se desarrollaron los falsos positivos, precisamente, para seguir dando resultados. Es una historia terrible que debemos recordar y nunca olvidar.

Vicky Dávila: ¿Quiere que Daniel Quintero sea presidente de Colombia?

D. O.: Quiero lo que Dios quiera y si Dios quiere que Daniel sea presidente, voy a estar apoyándolo y haciendo toda la labor social por mi país, cogobernando con él. Me parece que el complemento y la visión femenina en los gobiernos es muy importante.

Vicky Dávila: Usted es la que mejor lo conoce. ¿Daniel tiene madera para ser presidente?

D. O.: Creo que podría ser presidente, tiene la madera y llevaría a Colombia en esa senda del futuro, a niveles de un ingeniero electrónico.

Vicky Dávila: ¿En 2026 podría ser candidato?

D. O.: Pues sí. Si terminamos bien la Alcaldía y tenemos buenas cifras para presentarle a Colombia, Daniel podría ser candidato en 2026.

Vicky Dávila: ¿Independiente o por el petrismo?

D. O.: (Risas).

Vicky Dávila: ¿Por qué se ríe?

D. O.: Porque me da risa que Daniel no ha tenido jefe político. Él es independiente, un ‘cusumbo solo’ en la política. No le gusta ir bajo la línea de ningún político. Los escucha, tiene buenas relaciones, pero irse por un partido, no creo.

Vicky Dávila: ¿Cuál es el candidato presidencial con quien mejor relación tiene?

D. O.: Fico no, Fajardo no, Íngrid no, y con Petro no hay una relación estrecha ni íntima.

Vicky Dávila: ¿Cómo conoció a Daniel?

D. O.: Cuando visitaba a mis primos en el Tricentenario. Él dijo que escuchó una vocecita que le dijo: “Esa es, esa es la tuya”. Yo no escuché la misma vocecita hasta mucho después. Yo estaba muy enamorada de un novio canadiense, me iba a ir a Canadá. Después de muchos años de amistad llegó el amor con Daniel. Yo dije: con él puedo ser feliz, pensamos igual, queremos lo mismo, los dos nos podemos apoyar mucho, nos queremos, tomamos la decisión y nos casamos en San Andrés. Esto no ha sido color rosa, no tanto por los temas de pareja, sino por todas las externalidades.

Vicky Dávila: Su hija merece un capítulo especial. Le tuvieron que hacer un trasplante de hígado y usted fue la donante. ¿En algún momento pensó que no iba a regresar después de la cirugía?

D. O.: La verdad es tan complejo todo… Estábamos apenas empezando la Alcaldía, en medio de la pandemia. Nadie sabe lo que se vive con un hijo enfermo. Hay un momento de rendición, tú te sueltas, porque al principio lloras, sufres, dices por qué, por qué me está pasando esto a mí, yo qué hice… (llora), perdón, pero es que me pongo emocional.

Vicky Dávila: No, tranquila, yo soy mamá y a mí también me dan ganas de llorar…

D. O.: Llega un momento en el que uno dice: no hay nada que yo pueda hacer. Era una cirugía contra todos los pronósticos. Nunca habían operado a una bebé tan pequeña del hígado, tampoco había ganado el peso necesario por su enfermedad. Cuando llegué a la cirugía, dije: Dios, en tus manos encomiendo mi espíritu y el de la bebé. No era solamente saber si te ibas a despertar, sino qué noticia ibas a tener cuando te despertaras. Podía que te dijeran: tu bebé no aguantó. Me despedí de mi otra hija y de la bebé, también de Daniel. Ese mismo día, el papá de Daniel tuvo una urgencia. Es decir, el mismo día, él tenía a la esposa, a su hija y a su papá en el hospital. Todo eso te cambia absolutamente la vida.

Vicky Dávila: ¿Dejó arregladas las cosas por si faltaba?

D. O.: Sí, dejé todo arreglado. Ya uno no piensa en uno. Al final, es lo menos importante. Como mamá, lo único que deseaba era que mi hija sobreviviera. Lo único que decía era: ojalá mi niña esté bien, ojalá aguante.

Vicky Dávila: Y se despertó y tuvo la mejor noticia…

D. O.: Ese momento fue muy charro porque solo quería escuchar el rosario. Por algún motivo, decía: pónganme el rosario. La cirugía de Aleia no había terminado. La habían cerrado, pero no estaba funcionando. La tuvieron que volver a conectar y después, cuando la cerraron, dijeron: ya no podemos hacer nada. De pronto empezó a andar, se dio el milagro. Aleia significa milagro. Soñé el nombre de ella antes de que todo pasara y no sabía lo que me esperaba. Ella ha sido un ángel que Dios me mandó.

Vicky Dávila: ¿Cuántos años tiene Aleia?

D. O.: Dos añitos y es una loca, llora cuando no ve a Daniel, y se la llevo a donde esté. Es mi alegría y mi escalera al cielo.

Vicky Dávila: Nos pusimos sentimentales. ¿Le contó a su esposo que iba a hacer esta entrevista?

D. O.: Sí, claro.

Vicky Dávila: ¿Qué le dijo? ¿Cuidado?

D. O.: Me dijo: prepárate. Siempre me ha empoderado mucho. Cuando me propuso matrimonio, le dije: antes de casarme no he realizado un sueño y es irme a estudiar, quiero estudiar posconflicto en Inglaterra. Él me dijo: te voy a ayudar. En ese momento él tenía su empresa, le iba superbién, económicamente le iba mejor como empresario que como alcalde. Me dijo: te voy a pagar todo lo de la maestría, porque quiero una mujer feliz a mi lado, no una mujer frustrada.

Vicky Dávila: ¿Qué concepto tiene del presidente Iván Duque?

D. O.: Creo que está atrapado entre sus intenciones y sus jefes. Él no era totalmente libre para designar sus políticas ni a sus ministros. Es un hombre de buenas intenciones.

Vicky Dávila: ¿Cómo ha visto la Alcaldía de Claudia López?

D. O.: Con muchas dificultades, creo que han bajado los homicidios, pero han aumentado los hurtos. A mí, personalmente, me ha dolido de Claudia la estigmatización hacia la población migrante. Hay algo bíblico: se debe apoyar a viudas, huérfanos y extranjeros. Dejar la tierra debe ser algo muy difícil y a los hermanos venezolanos, víctimas de la dictadura de Venezuela, debemos acogerlos y apoyarlos. Como dice Daniel, vamos a trabajar, a educarlos y a salir adelante.

Vicky Dávila: ¿La desilusionó Claudia López?

D. O.: Digamos que nunca estuve ilusionada (risas). No me podía desilusionar porque nunca me ilusionó.

Vicky Dávila: En todas las ciudades hay élites. ¿Cómo los miran a ustedes dos en Medellín o Antioquia?

D. O.: Muchas élites nos apoyan, otras no. Algunas nos insultan y nos dicen advenedizos, porque no les rendimos pleitesía, que es a lo que están acostumbrados. Tampoco venimos de una élite como para que nos importe no ir a un club. Bueno, Daniel sí iba al club cuando era chiquito, yo iba a Comfenalco en Guayabal. Entonces a mí no me duele dejar de ir al Campestre o a otro club.

Vicky Dávila: ¿Cómo le va específicamente con las señoras de la alta sociedad?

D. O.: Hay de todo. Hay viejitas que nos insultan. Hay otras muy chéveres. A veces uno dice: esa señora se debería lavar la boca con FAB y Clorox, porque, mejor dicho, el paisa es grosero, normalmente, pero hay unos que sí se les va la mano y sobre todo delante de los niños. Eso creo que no es permisible. Hay un tema de bullying, Vicky, y es que las redes sociales son rellenos sanitarios. Hay que aprender a manejar la ansiedad y a algunas personas que no quieran a otras. Hay que controlar un poquito la lengua viperina.

Vicky Dávila: ¿Cuál es el error de Daniel Quintero por el cual usted le ha tenido que jalar las orejas?

D. O.: Repito. Yo le dije: ¿para qué va a dejar esa junta directiva en EPM? Cambia, porque de hecho a él ya le habían dado ese consejo: cambie la gente, no la deje porque responde a gobiernos anteriores. Daniel a veces es muy buena gente y se pasa, y yo sí le dije en este momento: no deberías dejar a toda la junta, y preciso…

Vicky Dávila: Como quien dice, se lo advertí…

D. O.: Se lo dije y, claro, puñalada bailable, cómo dicen acá. Y ahí todos sufrimos las consecuencias, pero bueno, era parte del aprendizaje.

Vicky Dávila: En esa disputa que él ha tenido con algunos periodistas, ¿usted está de acuerdo?

D. O.: Hemos sido víctimas de una estrategia de character assassination, han creado unos mecanismos donde inventan, porque literalmente inventan, eso no es libertad de expresión, eso es mentira, es una estrategia de difusión de mentiras. Si hay algo para mí que está por encima de la libertad de expresión, es la búsqueda de la verdad. Es un principio que junto con la preservación de la vida son superiores a la libertad de expresión y eso es lo que está invertido en algunos casos en Medellín. A veces, la libertad de expresión la utilizan como una herramienta para difundir noticias, fake news, mentiras, entonces eso es lo que nosotros hemos criticado. ¿Y el control social? Bienvenido, así como el control político, eso es lo que nutre una democracia, pero no la mentira.

Vicky Dávila: La disputa con ‘El Colombiano’, un periódico tradicional, respetado, ¿le ha convenido al alcalde?

D. O.: No es una pelea buscada. El Colombiano cita a un medio que crearon para difundir mentiras. ¿Entonces uno qué espera supuestamente de un medio tradicional que no hace investigación? Por ejemplo, sale El Colombiano a decir que yo iba a ser cabeza de lista de la Cámara de Representantes de Petro. Ni siquiera fueron capaces de llamarme. ¿Quiénes son los miembros de la junta directiva de El Colombiano? Son personas con intereses, de la élite paisa, relacionadas con contratistas de Hidroituango y que no nos van a perdonar nuestra posición. Pero nuestro jefe son los ciudadanos, no ellos.

Vicky Dávila: En todo caso, no sé si reconoce que hay políticos que cada vez son más intolerantes con la crítica de la prensa y tienen una estrategia para descalificar a los periodistas, son muy agresivos.

D. O.: Colombia no sería lo que es sin el trabajo de los buenos periodistas. Aquí en Medellín había una dictadura de la opinión. Aquí el control social y político puede sonar como mesiánico, pero se estrenó con nosotros. Aquí la oposición eran uno o dos concejales, no más, y el medio siempre era gobiernista. Ahora el control político raya con la búsqueda de ingobernabilidad, ya eso es otro extremo.

Vicky Dávila: ¿Cree que van a revocar a Daniel Quintero?

D. O.: No. Esas personas mentalmente no están como muy bien. Al otro día de que nos eligieron, dijeron que iban a luchar por la revocatoria y que ese no era el alcalde. La verdad no creo que prospere, ojalá nos dejen gobernar, ya queda poquito.

Vicky Dávila: Por último, dígale lo que quiera a Daniel Quintero, su esposo, con quien es “una sola carne”…

D. O.: A mi esposito yo lo amo, lo adoro, lo admiro, lo respeto. Que Dios te proteja y te guarde muchos años más, para mí y para el servicio de la gente.

Vicky Dávila: Muchas gracias por estar en SEMANA. Estoy segura de que su entrevista va a levantar polvareda.