Desde el siglo pasado, los últimos y los primeros meses de cada año son de toros en Colombia, pues en esas calendas se ha desarrollado, casi que ininterrumpidamente, la temporada taurina, gracias a que los toreros españoles más afamados hacen gira por las Américas, precisamente cuando en Europa castiga el invierno.

Esta tradición, como todas en el mundo, se detuvo en 2020 por la pandemia de covid-19. Gracias a las vacunas, la vida en todo el planeta se reactivó y, a pesar de su resistencia, las plazas de toros han vuelto a abrir sus puertas, con el público en los tendidos.

Aunque la temporada de la reactivación taurina en Colombia ha sido corta, pues es la de menor número de corridas de toros de la historia, han sido varias plazas que parecían olvidadas que han sido rescatadas.

Una de ellas fue la plaza de toros Paso Real del pequeño municipio de Albán, Cundinamarca, ubicado en la vía que de Bogotá conduce a Medellín, unos kilómetros después del Alto del Vino, una de las cuestas más emblemáticas del país para profesionales y aficionados del ciclismo.

Allí se lidió, el pasado 9 de enero, un festival con novillos de Clara Sierra, mano a mano entre los novilleros Joselito Castañeda y Joselito Gallo. Y este sábado 5 de febrero la pequeña plaza volvió a llenarse para una tienta de vaquillas de la ganadería Las Ventas del Espíritu Santo, la ganadería colombiana de César Rincón que precisamente pasta en tierras de Albán.

Aunque los matadores colombianos Leandro de Andalucía y Sebastián Cáqueza, y el novillero Gitanillo de América II eran los actuantes, el protagonismo de la tarde resultó ser para el ganadero César Rincón, quien vestido de jean, camisa y sombrero fue animado por el público y volvió a salir al ruedo para pegar tandas de muletazos en las tres becerras que se tentaron.

Todo un suceso. Rincón no toreaba en público desde el 24 de febrero de 2008, cuando se retiró del toreo en la plaza de toros de Santamaría, que esta semana cumplirá 91 años de inaugurada.

Ningún público en el mundo había visto al maestro colombiano desde entonces, por lo que el hecho no pasó inadvertido en el ámbito de los amantes de los toros. Y no es que Rincón tenga planes de volver al ruedo vestido de luces, su aparición fue fugaz y solo para complacer a los vecinos del municipio donde se crían sus toros, que por los resultados de la presente temporada colombiana son los número uno del país.

César Rincón, nacido el 5 de septiembre de 1965, del barrio Fátima de Bogotá, es el torero más importante de América, y uno de los más reconocidos maestros en la historia de la tauromaquia. | Foto: Farley Betancur, Tendido 7

Pero el toreo de Rincón no fue el único recuerdo que se llevaron los aficionados que llenaron los tendidos de la plaza Paso Real. Porque Nelson Segura, César Camacho y Pepe Manrique, matadores colombianos contemporáneos de Rincón, también saltaron al ruedo como si fueran espontáneos, y también dejaron sus días de retiro por volver a oír los oles y las ovaciones.

César Rincón, nacido el 5 de septiembre de 1965, del barrio Fátima de Bogotá, es el torero más importante de América, y uno de los más reconocidos maestros en la historia de la tauromaquia. Este año conmemora 40 años de haber recibido la alternativa, el 8 de diciembre de 1982 en la Santamaría de Bogotá, con Antoñete de padrino y José Mari Manzanares de testigo.

Hace 30 años, en 1991, el torero colombiano se consagró en Europa al salir cuatro veces consecutivas a hombros de la plaza de toros de Las Ventas de Madrid en una misma temporada, récord que ningún otro torero ha conseguido en más de 300 años del arte de Cúchares.