Presentar proyectos de ley para que los congresistas den muestras de empezar a desprenderse de la gran cantidad de privilegios que tienen se ha vuelto un lugar común y también se volvió habitual que los propios congresistas hundan estas iniciativas. Cada vez encuentran formas más ‘creativas’ de hacerlo.
El caso más reciente fue lo sucedido con la reforma constitucional que pretendía recortar las vacaciones de los parlamentarios en Colombia. La norma reducía de cuatro a tres meses el periodo de receso del Legislativo.
Lo curioso fue la forma en la que se hundió la iniciativa: falta de quorum. El proyecto, que había superado siete de sus ocho debates requeridos, se encontraba en el orden del día de la Plenaria del Senado. Antes del punto número 10 la sesión transcurría con normalidad, pero cuando se llegó a este punto, de manera extraña el quorum se desintegró.
“Hoy es un día oscuro para el Congreso. La Plenaria del Senado desintegró el quorum justo cuando íbamos a debatir nuestro proyecto para reducir las vacaciones de los Congresistas, dejándonos sin tiempo para dar el último debate. En 30 segundos se acaba el trabajo de un año”, manifestó el representante Gabriel Santos, autor del proyecto.
La vicepresidenta del Senado, Maritza Martínez, explicó qué fue lo que pasó. “Es algo que nos entristece porque queríamos que este acto legislativo terminara su trámite, pero por el día, la hora y la cantidad de trabajo, pues al final se fueron retirando algunos compañeros de la sesión”.
La argumentación de fondo de esta propuesta era que muchas de las iniciativas clave para el país en materia de seguridad, pensional o laboral se caen por falta de tiempo para el debate y con la reducción de las vacaciones se garantizaba ese tiempo extra.
El hecho de que se haya hundido un proyecto que buscaba que los congresistas renunciaran a uno de sus privilegios no resulta extraño. Las iniciativas que se han presentado en los últimos años se han en su mayoría y varias veces.
Por ejemplo, el año pasado el senador liberal Luis Fernando Velasco radicó un proyecto que contenía una disposición que congelaba el salario de los congresistas y los funcionarios que devengaran más de 15 salarios mínimos. Según explicó el congresista, hubo “falta de voluntad política”, pues el proyecto apenas superó uno de los cuatro debates que requería. No alcanzó el tiempo.
En septiembre del año pasado, los senadores Gustavo Bolívar y Rodrigo Lara también lo intentaron. Ellos propusieron, dentro del proyecto que regulaba las sesiones remotas, que los parlamentarios colombianos renunciaran a sus gastos de representación, pues como estaban sesionando desde la casa no requerían los más de 14 millones que se les otorgan para que puedan sufragar sus gastos por el hecho de permanecer en Bogotá.
En esta oportunidad, el argumento fue distinto, pues algunos de los senadores aseguraron que introducir este tema implicaría un supuesto vicio de trámite en el proyecto. La propuesta se hundió.
Impedimentos
Más curioso fue lo ocurrido en 2018 con un proyecto, nacido tras la consulta anticorrupción, que buscaba congelarles el salario a los congresistas hasta 2022 y a partir de ese año se les disminuía el salario.
En esa ocasión, 36 de los 38 miembros de la Comisión Primera de la Cámara se declararon impedidos para discutir la iniciativa, al considerar que había un conflicto de interés porque estaban legislando sobre su propio salario. Esto llevó al hundimiento de la reforma.
Luego de ese espectáculo, de congresistas saliéndose uno tras otro para evitar votar la norma, se hizo una modificación al régimen de conflictos de interés y se determinó que, en esos casos, los congresistas solo se pueden declarar impedidos si una norma los beneficia, mas no si los afecta.
No obstante, ni siquiera así se ha logrado que los congresistas aprueben este tipo de reformas.