La familia no sale de su asombro y aún no entiende lo sucedido. Yenny Marsella Pardo, una joven de 28 años y estudiante de Administración de Empresas de la Universidad Cooperativa de Colombia deberá pasar por la tragedia de ser la víctima número ocho, en lo que va del 2015, de los infames ataques con ácido en Bogotá. Ella, una hermosa mujer de cabello rubio, facciones finas y tez blanca, y a la que sus amigos reconocen por su temperamento tranquilo y alegre, fue atacada este miércoles hacia las 8:00 p. m. por un desconocido que se le acercó cuando conversaba con un compañero. Ambos estaban recostados en un muro de la entrada de la aledaña Clínica Magdalena. Apenas notaron la presencia del hombre cuando este destapó un frasco y sin mediar palabra, se lo arrojó a Yenny en la cara y el cuerpo. Los gritos de la joven mujer alertaron a los transeúntes de que algo había pasado. Con las manos en su adolorido rostro ingresó de inmediato a la clínica, pero los médicos prefirieron remitirla de inmediato al Hospital Simón Bolívar, un centro médico ubicado en el nororiente de la ciudad y especializado en atender casos de quemaduras. Como en todos estos casos, los especialistas tienen un pronóstico reservado acerca de la recuperación. El ataque le produjo quemaduras de segundo y tercer grados en el 26 % de su cuerpo: la sustancia química le afectó el cuero cabelludo, la mitad de la cara, el cuello, los brazos y una pierna. En la noche los procedimientos fueron básicos, solo al medio día de este jueves la joven fue intervenida quirúrgicamente: le removieron la piel dañada. El médico especialista en casos de quemaduras del Hospital, Rafael Jiménez aseguró que estaban “haciendo las curaciones y posteriormente evaluaremos si hay necesidad de hacerle otro procedimiento”. ¿Por qué? Mientras la joven recibe las atenciones médicas en el quinto piso del hospital, la familia se pregunta quién o quiénes pudieron haber planeado y ejecutado esta atroz agresión, que tiene a sus parientes, su novio y a los amigos, perplejos. Ellos no les cabe en la cabeza que una joven con personalidad discreta tenga un enemigo. Así lo dice su hermana Briyid Pardo y quien se considera su mejor amiga. “Ella no se mete con nadie, es alegre, cariñosa y es la que reúne a la familia (…) no le gustan los problemas, los evade”, le dijo a Semana.com. “¡Justicia!”, reclamó este jueves la familia a las autoridades. “No puede pasar esto ni con mi hermana ni con otro ser humano, espero que al agresor le caiga todo el peso de la ley, espero que su conciencia le pese”, afirmó Briyid quien no quiere que este trágico episodio destruya la vida de su hermana. Investigación En el momento del ataque, Yenny salía de tomar una clase en la universidad, donde cursa décimo semestre. Su vida la reparte entre las aulas y su trabajo en una empresa importadores de calzado deportivo en la que hace análisis de mercado. En los ratos libres y fines de semana, las dos hermanas son inseparables. Van a la peluquería, al cine y cuando tienen tiempo a bailar. “Siempre he sido su apoyo”, comenta Briyid. Yenny oriunda de Bogotá, es una mujer independiente y por varios años ha vivido sola. En su casa, en la localidad de Fontibón, solo tiene un gato que le hace compañía y le alegra la vida. Del caso todavía sabe poco, aunque los investigadores de la Policía avanzan en algunas pistas. Una de ellas es la placa del taxi que recogió en el momento de la huida al agresor. Según algunos testigos, tras lanzar la sustancia, el conductor al parecer pitó para llamarlo. También está establecido que quien lanzó la sustancia química es afrodecendiente. La víctima declaró que no lo conocía. Tampoco el amigo que estaba con ella y que también resultó con quemaduras en las manos. La policía recogió los videos para iniciar los análisis. Mientras las autoridades continúan recogiendo pistas y testimonios, también se preguntan por las circunstancias del ataque -ya que el hecho ocurrió en un sitio altamente concurrido por estudiantes y trabajadores del sector-. Por ahora la familia reza por la recuperación de Yenny mientras espera que las autoridades hagan su trabajo y den con el responsable material e intelectual de tan condenable hecho.