El próximo viernes Yopal celebrará un nuevo aniversario, no de su fundación sino de cuatro años sin acueducto, 1.460 días en los que más de sus 180.000 habitantes llevan esperando una solución definitiva a la crisis que los agobia. Y al parecer esta tardará año y medio más, si no pasa otro incidente. En 2011, un deslizamiento destruyó la planta principal del acueducto, y desde ese momento el gobierno nacional, la Alcaldía y la Gobernación de Casanare han invertido casi 100.000 millones de pesos para atender soluciones de ‘corto, mediano y largo plazo’, pero ninguna de estas ha podido calmar la sed de manera definitiva de los yopaleños. A esa plata invertida y en algunos casos despilfarrada, el concejal yopaleño Leonardo Puentes le agrega una cifra que no registran las calculadoras oficiales. Según él, los ciudadanos de Yopal han pagado 27.000 millones de pesos en facturas, por un servicio de agua potable que no reciben, a la Empresa de Acueducto, Alcantarillado y Aseo de Yopal. “Súmele a eso el consumo de agua en bolsa que habrán pagado los yopaleños estos años, que podrían superar los 118.000 millones de pesos”, dice Puentes. La construcción de la nueva planta, solución definitiva a la crisis, apenas fue adjudicada el pasado 30 de abril al consorcio español Abengoa JPG Yopal, a un costo de 56.147 millones de pesos y con un plazo de construcción de 18 meses. Sin embargo, los estudios y diseños, a partir de los cuales se proyectó la obra, se hicieron en un lote que todavía no ha comprado el gobierno y que ahora el dueño no quiere vender. Es decir, está la plata, que aportan por partes iguales el gobierno nacional y la Gobernación de Casanare, ya hay contratista, hay diseños, estudios, pero hasta ahora se están negociando los terrenos. La viceministra de aguas, Carolina Castillo, reconoció que aunque los predios aún no están comprados “ya fueron declarados como bien de utilidad pública, y si no se logra un acuerdo con los propietarios habrá un trámite de expropiación por vía administrativa”. Desde que Yopal se quedó sin su acueducto, las autoridades han ensayado de todo: perforar una red de pozos profundos que hoy todavía no opera al ciento por ciento; construir una planta modular de tratamiento de agua (que se cayó 48 horas antes de su inauguración) y hasta contratar una flotilla de carrotanques que distribuye agua a un alto costo. Por eso, el anuncio de las obras de la nueva planta no genera tantas esperanzas en los ciudadanos yopaleños, pues su culminación solo terminará dentro de 18 meses. Tiempo en el que pueden suceder muchas cosas que podrían retrasar la obra o suspenderla definitivamente. Y con justa razón, pues en estos cuatro años los habitantes de Yopal han sufrido frustración tras frustración en las soluciones que se han aplicado para resolver el problema del agua, y señalan como el gran responsable al destituido alcalde de Yopal Willman Enrique Celemín Cáceres, quien estaba en plena campaña electoral cuando el invierno destruyó el acueducto. Las soluciones puestas en marcha por Celemín no resolvieron el problema. El primer pozo perforado fracasó sin llegar a su objetivo; luego, en diciembre de 2013, uno de los tanques del sistema de filtros y depósitos de la planta modular que se construía en la vereda La Vega, y en donde se comprometieron recursos por 10.665 millones de pesos, colapsó 48 horas antes de su inauguración por circunstancias que a la fecha todavía investigan las autoridades. A la par de la sed y la desesperación del pueblo, la presión política y social empezó a crecer hasta convertirse en revuelta popular. El primer estallido ocurrió el 16 de marzo de 2013: al término de un frustrado cabildo abierto, que convocó el Concejo y la administración de Celemín quiso sabotear, una muchedumbre sedienta se tomó las calles y durante tres días el vandalismo hizo de las suyas. El movimiento de protesta se conjuró con la intervención del Esmad y la firma de nuevos compromisos: a los carrotanques, las plantas de emergencia y la perforación de los pozos el gobierno local sumó la promesa de construir una planta modular ‘provisional’, esperando con esa combinación de soluciones suplir los 400 litros de agua por segundo que demanda la ciudad. En julio de 2014, azotada por uno de los veranos más intensos de su historia, los habitantes de Yopal volvió a las calles y nuevos bloqueos y brotes de violencia ciudadana expresaron el descontento. Mientras comienzan las obras de la nueva planta, el ministro de Vivienda y Desarrollo Territorial, Luis Felipe Henao, inauguró un segundo pozo profundo y la viceministra de aguas, Carolina Castillo, anunció que los otros dos pozos profundos que aliviarán la necesidad de agua de la ciudad estarán conectados a la red entre junio y julio próximos. Sin embargo, pese a las explicaciones dadas por los distintos entes del gobierno, parece absurdo que hayan pasado cuatro años y los habitantes de Yopal sigan aguantando sed. Por eso, las palabras del senador Everth Bustamante pronunciadas en una reunión de alto nivel llevada a cabo el pasado 13 de mayo en Yopal para seguir analizando la problemática de agua en la ciudad, son contundentes: “A nombre de un gobierno incapaz le pido perdón a la gente de Yopal, porque desde el presidente para abajo nos ha quedado grande la reconstrucción del acueducto”.