Este jueves, 28 de noviembre, Barranquilla vivió una tragedia cuando una de las torres residenciales del conjunto Privilegios colapsó, dejando como saldo una persona muerta y al menos cuatro menores heridos.
Este lamentable incidente no solo ha conmovido a la comunidad local, sino que ha puesto en evidencia las advertencias previas de las autoridades sobre el grave estado estructural de las edificaciones en esa zona. Desde hace casi dos décadas se había señalado que la infraestructura de la zona era vulnerable debido a fallas estructurales, pero el colapso de esta torre ha llevado esas advertencias a la realidad.
En respuesta a las denuncias sobre la precariedad de las construcciones, las autoridades habían tomado medidas preventivas desde el año 2005. Fue entonces cuando se comenzaron a evacuar gradualmente los apartamentos del conjunto residencial.
Las evacuaciones continuaron hasta el año 2010, cuando se desocuparon finalmente 117 apartamentos. En su momento, estas unidades quedaron desocupadas, pero con el tiempo se habrían utilizado para albergar a migrantes, una situación que aumentó las preocupaciones sobre la seguridad de quienes vivían en estos edificios.
“La evacuación, por fallas en la estructura del conjunto Privilegios, inició en 2005 y el resto de las familias siguieron desocupando hasta el 2010 para dejar los 117 apartamentos del edificio completamente deshabitados. Pese a las advertencias de las autoridades, esta edificación fue habitada de manera informal”, señaló la Alcaldía de Barranquilla.
Lo cierto es que desde la década de 1990, la zona había estado marcada por deslizamientos de tierra que habían generado constantes alertas sobre los riesgos para las edificaciones en el área. Estos deslizamientos, que han afectado el terreno de manera reiterada, han sido una señal clara de que las condiciones geológicas del lugar son inestables, lo que pone en peligro la seguridad de las estructuras.
Sin embargo, a pesar de los esfuerzos de evacuación parcial y las alertas emitidas por las autoridades, la posibilidad de un colapso de las demás torres residenciales sigue siendo alta, ya que los riesgos estructurales no han sido completamente mitigados.
Lo más alarmante es que, a pesar de las evidencias de peligro, las evacuaciones completas no se han llevado a cabo. Muchas de las personas que aún residen en el complejo lo hacen bajo la incertidumbre de un riesgo constante. La falta de una acción definitiva por parte de las autoridades locales y la ausencia de una evacuación total de los habitantes en riesgo genera una gran preocupación entre los residentes y los expertos en seguridad estructural.
En el lugar del siniestro se está desarrollando una operación de rescate y asistencia que involucra la coordinación de diversas entidades y equipos de emergencia. La situación ha requerido la presencia continua de múltiples organismos, que trabajan de manera conjunta para garantizar una respuesta eficiente y oportuna ante la tragedia.
Entre los principales actores en el lugar se encuentran el Cuerpo de Bomberos, que está liderando las tareas de búsqueda y rescate de posibles víctimas atrapadas, y los equipos de Cruz Roja y Defensa Civil, encargados de proporcionar atención médica de emergencia a los heridos y asegurar la seguridad de los residentes cercanos.
A la par de las labores de rescate, la Oficina de Gestión del Riesgo del Distrito está realizando una exhaustiva evaluación de los daños estructurales en la zona afectada. Expertos en ingeniería y protección civil están analizando la estabilidad de las edificaciones cercanas y de la infraestructura vial, con el fin de determinar los posibles riesgos adicionales que podrían poner en peligro a las personas aún presentes en el área.
Este análisis es crucial para identificar las estructuras que podrían colapsar o verse afectadas y así tomar decisiones informadas sobre la evacuación de otras personas en riesgo.