La vida del apneísta Álex Llinás es una descripción de la adversidad. En tan solo cuatro años superó un agresivo cáncer que pretendía destrozarle varios órganos, luego de que la enfermedad abandonó su cuerpo y pensó de lleno en sumergirse en las profundidades del mar sin mayor preocupación que no desmayarse en el intento, sicarios asesinaron a su papá, el reconocido líder ambiental Alejandro Llinás, en la Sierra Nevada de Santa Marta. Sus sueños, en ese momento, parecían ahogarse en una marea de tristeza.

La noticia del asesinato de su padre, recuerda que fue un déjà vu. Una tía muy cercana, que años antes lo llamó para comunicarle de la muerte de su madre, estaba al otro lado del teléfono. El tono de su voz era diferente, era pausado, en búsqueda de palabras para amenizar el momento, Álex se dio cuenta de que no se trataba de un simple saludo.

“Yo sabía que eran malas noticias porque ella también me dijo del asesinato de mi mamá”, contó Álex a SEMANA y recordó que lamentablemente su madre fue víctima de las drogas, terminó viviendo en la calle a pesar de contar con el apoyo del señor Alejandro y demás familiares que intentaron sacarla de ese tenebroso mundo que le cobró la vida en el año 2012; aunque al principio le habían comentado a apneísta que su progenitora había muerto de causas naturales, años más tarde un tío le confesó que un carro la había atropellado a propósito.

Alejandro Llinás fue quien introdujo a Alex en los deportes acuáticos. | Foto: Cortesía Alex Llinás

A Alejandro, su papá, el mismo que le enseñó las bondades del agua y lo impulsó para consagrarse como un deportista profesional, sicarios lo balearon en una finca de la Sierra Nevada, pese a los llamados de auxilio que venía realizando desde 2016, nadie atendió sus súplicas y las amenazas se hicieron realidad.

Se supo que dos hombres armados llegaron hasta su finca Pura Latina, en el sector de Calabazo, en la entrada de El Pueblito, corregimiento de Bonda, y sin mediar palabra lo acribillaron. Llinás, un pensionado, excompañero del presidente Juan Manuel Santos en la Armada y miembro de una reconocida familia del interior del país, había llegado a la Sierra Nevada de Santa Marta hacía siete años y compartía su residencia con una familia indígena que lo ayudaba en las labores de la finca.

Confesó que duró casi tres meses llorando, sin poder asimilar como un hombre tan teso, quien no toleraba injusticias, que ayudaba a la gente y sobre todo a la protección del medio ambiente, podía haber sido asesinado vilmente.

Antes de que eso ocurriera, a Alex lo tuvieron que auxiliar en una competencia de apnea, porque su cuerpo, apenas reponiéndose del cáncer, no respondió como debía. Sus sueños, una vez más, estaban amenazados por las complicaciones de salud que no veían la luz en medio de esa ola de adversidades.

En septiembre de 2020 se conoció la captura de este hombre que fue identificado por las autoridades como Roger Adán Pérez Romero, de 46 años, capturado por hombres del Gaula Militar y del CTI de la Fiscalía en el sector de playa Castillete, en zona rural de Santa Marta. Fue señalado de pertenecer a la organización criminal Los Pachencas.

Pérez Romero era buscado por los delitos de homicidio agravado y porte ilegal de arma de fuego, por lo que tenía en su contra una orden de captura emitida por el Juzgado Único Promiscuo Municipal de Puebloviejo (Magdalena).

Alex recordó un curso de apnea que realizó hace una década, este le abrió las puertas al mundo de este deporte.

El cáncer lo sorprendió en la Navidad de 2018. Un día salió de la ducha y se dio cuenta de que tenía los ganglios inguinales inflamados, no le prestó mucha atención al tema. Luego volvió a Puerto Rico, en ese momento, su lugar de residencia, donde se percató que la inflamación seguía ahí. Tras varios exámenes le diagnosticaron un linfoma Hodgkin folicular.

“Cuando me dieron la diagnosis, la única opción que vi fue ganarle al cáncer, tenía que ser un guerrero, no iba a dejar que me afectara mi estilo de vida”, asegura Llinás, quien mentalmente se encontraba muy fuerte afrontando esta batalla que finalmente venció, aunque con complicaciones después de la quimioterapia, pues su sistema inmune quedó en niveles muy bajos.

La recuperación fue un camino difícil: los fines de semana tenía quimioterapias, los días lunes iba al gimnasio, los martes su cuerpo caía en un estado de somnolencia que solo le permitía respirar, los miércoles recuperaba las fuerzas y los jueves regresaba al gimnasio. No tenía permitido entrar al mar, ni siquiera tocar una piscina.

Después de su tratamiento llegó hasta Bali, una preciosa isla en Indonesia, donde tuvo un entrenamiento de apnea, en el mes de junio.

El renacer

Estando en el Mundial de la Confederación Mundial de Actividades Subacuáticas (CMAS), en agosto, tuvo una infección, por lo que fue evacuado en un avión ambulancia en agosto.

Como parte de su recuperación, hizo un curso con uno de los apneístas más importantes del mundo. “Cuando fui allá tomé la clase que eran 4 o 5 días y me incrementó muchísimo la habilidad de aguantar la respiración, en ese momento me empecé a interesar más, pero sobre todo por la pesca submarina”, contó Alex.

También ha sido instructor de apnea, pero desafortunadamente Wilmington, donde vivía, no hay mucha profundidad porque son aproximadamente 65 kilómetros para llegar a tener la profundidad que se necesita para practicar apnea. En ese entonces, su desarrollo como apneísta de profundidad se estancó.

No obstante, creyó que era posible competir con los mejores del mundo. En Curazao logró dos récords nacionales, ambos sin aletas, que es la modalidad en la que Alex se especializa.

Luego llegó el 2022, empezó a entrenar y logró el récord continental de 70 metros. Toda una proeza para un deportista de su perfil. Ese día, la bandera de Colombia ondeó en lo más alto. Aunque confiesa que aún tiene problemas con la compensación a profundidad.

Quiere seguir representando a Colombia y Estados Unidos en diferentes competencias. Desde ya Álex se prepara para representar a Colombia en el mundial de AIDA que se llevará a cabo en Honduras en agosto y para el mundial de CMAS en Turquía en octubre.

“La apnea tiene exigencias físicas, pero también exigencias mentales que son muy duras. Con este deporte se debe mantener la calma, estar muy centrado, es más, el buceo mismo es una especie de meditación en la cual tienes que mantener un foco muy cerrado en ciertas cosas mientras buceas, porque el buceo va cambiando a medida que te vas profundizando, no solo tienes que aletear y nadar, sino que tienes que procurar mantenerte relajado, tener la postura correcta y nadar al ritmo correcto”, dice Álex.

También aconsejó a quienes están interesados en practicar este deporte, asegura que no es complicado, que el cuerpo humano tiene la capacidad para aguantar la respiración.

“Lo que pasa es que no sabemos cómo abrirle la puerta, ese es el secreto, por eso, si alguien está interesado en empezar a hacer apnea, la mejor manera es hacer un curso, hay muchas cosas que fácilmente pueden mejorar tu desempeño, pero en un par de días, es más, en un par de horas puedes duplicar la cantidad de lo que aguantas en respiración, sin problema. Si el cuerpo ya está listo para eso, nada más hay que enseñarle cómo hacerlo bien”, indicó.

Por ahora, se encuentra en Egipto acompañando a su novia, también apneísta en una competencia. Recalcó que es una experiencia maravillosa, no solo sumergirse en el mar, sino también conocer tantos países. Y espera que en Colombia, algún día la apnea sea tan valorada como otros deportes.

Cada una de sus competencias, viajes y demás, manifiesta que han sido pagadas con sus ahorros, con el fruto de su trabajo e insiste en que es importante que se reconozca el trabajo de los apneístas de Colombia que han hecho logros en el exterior. Sus pasos lo retrata en su Instagram @saltyfreediver y en su Facebook Alex Llinás.

Sus aspiraciones son un cúmulo de situaciones adversas que lo han impulsado a no naufragar ante la tristeza. Sus récords son un premio a la constancia y llevar a Colombia a lo más alto del podio es una promesa a su padre, porque para Alex, los sueños nunca deben morir, y menos dejarlos diluir en medio de un mar de tristezas.