Este martes, 25 de julio, los docentes de la agremiación Asociación de Educadores de Barranquilla (Adeba) anunciaron un paro de 48 horas en sus actividades en protesta, según ellos, por el servicio de salud que estarían recibiendo.
Inicialmente, la medida fue tomada por la Asociación de Educadores del Atlántico (Adea). Sin embargo, los docentes de la capital decidieron sumarse para los días 1 y 2 de agosto, es decir, el próximo martes y miércoles de la siguiente semana.
De acuerdo con lo expresado por los dirigentes de la asociación, su servicio de salud actual los obliga a esperar demasiado tiempo para recibir la atención requerida, citas con especialistas o terapias que se tardan hasta cuatro meses en ser programadas.
Otros que también han denunciado problemas son los profesores universitarios de los departamentos de Atlántico, Magdalena y Cesar, en el Caribe colombiano, quienes son el nuevo blanco de amenazas por parte de grupos delincuenciales y, en la mayoría de los casos, del Clan del Golfo. Las amenazas tienen en alerta a las universidades de esta región, pues las víctimas son todos profesores dedicados a la investigación del conflicto armado.
Los mecanismos de amenazas para llegar a los docentes universitarios son los mensajes intimidatorios, visitas de desconocidos y mensajes enviados a través de terceros, quienes dicen ser enviados por un supuesto jefe de la zona norte del Clan del Golfo.
Uno de estos casos fue el del sociólogo Armando Martínez, un mexicano que desde hace 7 años se desempeña como docente en la Universidad Popular del Cesar y a quien le dieron 40 días para salir del país para no ser objeto de una supuesta “acción militar”.
El caso fue revelado por BluRadio, medio al que el profesor universitario comentó que sus trabajos de estudio o investigativos sobre el conflicto en el Caribe nunca han sido contra grupos armados y que no se trata solo de la vulnerabilidad de su vida, sino de un ataque contra toda la comunidad académica.
“Es una amenaza a la comunidad universitaria y a cualquier persona que quiera plantear un pensamiento crítico dentro de la universidad, porque el mensaje es para mí, pero en el fondo siento que hay una cuestión de hostigamiento y de generar miedo a todo docente o estudiante que quiera cuestionar algo”, dijo el docente a ese medio.
Petición especial de docentes
Las doce del mediodía o la una de la tarde, momento en el que muchos colegios públicos del departamento del Atlántico están terminando sus clases, son verdaderas horas críticas por la actual ola de calor que atraviesa el país, en especial la región Caribe.
En el departamento, la Asociación de Educadores del Atlántico (Adea) radicará un oficio en las secretarias de educación para solicitar formalmente la petición que vienen realizando de acortar la jornada de clases, de manera que a las 11:00 de la mañana, antes de que la temperatura llegue al punto más alto del día, los estudiantes puedan haber terminado.
Para los docentes es inconcebible continuar dando clases y que los estudiantes, a su vez, las reciban en condiciones no óptimas ni favorables para el aprendizaje: según ellos, en un salón de clases hay hasta 45 estudiantes, lo que acrecienta el calor y afecta el proceso académico.
“Entre 11:00 de la mañana y 12:30 del mediodía, nadie aprende ni nadie enseña. Ningún proceso pedagógico va a ser efectivo ni exitoso porque las condiciones humanas no se dan. Lo que estamos proponiendo es algo de sentido común, de humanizar la educación”, manifestó Luis Grimaldo, directivo de Adea.
De hecho, algunas de las alternativas por las que han optado en los colegios públicos u oficiales, es la implementación de espacios de hidratación con los estudiantes, de manera que tengan un espacio exclusivo para tomar agua y, posteriormente, continuar con las clases.
Sin embargo, en algunos colegios no ha sido suficiente la estrategia de la hidratación y han recurrido a salir de los mismos salones a dar clases bajo árboles y en la sombra.
Este es el caso de la Institución Educativa Nuestra Señora la Candelaria, en Malambo, donde los estudiantes reciben clases de esta manera.
Incluso, en algunos colegios le han pedido a los estudiantes asistir con vestuario cómodo particular y que sea fresco, en lugar de uniformes.