El pasado 31 de mayo, las autoridades en Barranquilla lanzaron una estrategia para contrarrestar los hechos de violencia que se vienen registrando. Cinco días después, en las calles del suroriente, fueron encontradas las dos piernas de una persona.

Ese domingo, a las 3:00 p. m., María aprovechaba el fuerte aguacero que caía sobre la ciudad para limpiar su casa. Lavó la terraza, luego el patio y prosiguió con el resto de la vivienda, pero ya era hora de preparar la cena.

Hasta ese entonces, en el barrio Los Laureles, todo parecía indicar que no había ninguna novedad. Cada quien estaba inmerso en su cotidianidad, como María, quien después de percatarse que no tenía dinero para la cena tomó el teléfono y llamó a la tienda donde trabaja para fiar una libra de cerdo y media de arroz.

Al otro lado de la calle, la propietaria del establecimiento, su jefa, contestó a la llamada. La mujer no se opuso a fiarle. Pero finalmente esa tarde María no se acercó a la tienda porque le advirtieron que “encontraron el cuerpo de alguien” y se llenó de miedo.

El primer pitazo lo dieron unos jóvenes que se bañaban bajo la lluvia. “¡Unas piernas!, ¡unas piernas!”, vociferaban. De inmediato, los gritos irrumpieron la rutina de cada ciudadano y los rumores de un cadáver encontrado llegaron hasta la casa de Harold Pertuz.

Barrio Los Laureles, suroriente de Barranquilla. Aquí se encontraron las primera extremidades del cuerpo desmembrado. | Foto: Isaac Rivera

Harold no pudo parquearse ese domingo en la esquina de la carrea 1h con calle 37. Apenas cayó el aguacero, guardó su moto y, como no pudo trabajar, se dispuso a ver televisión. “Me estaba viendo una película cuando los vecinos me avisaron que encontraron unas piernas”. Salió de su casa y se acercó a la multitud que formaban, en esa misma esquina, un círculo alrededor de una bolsa negra. Y efectivamente eran dos piernas.

Más de una hora duró la aglomeración. Las primeras versiones cuentan que un hombre, hasta ahora desconocido, transitaba en una camioneta y lanzó aquella bolsa negra con un cuerpo desmembrado.

Tres cuadras más abajo, en el barrio Galán, fue hallado el tronco del cadáver. Y como si fuera poco, al día siguiente en el sector de Las Cayenas encontraron dos brazos y una cabeza humana.

Las hipótesis daban cuenta que las extremidades pertenecían a una sola persona. Finalmente, la víctima fue identificada como Ángelo Aldair Cerra Jaimes, de quien todavía poco se sabe.

Barranquilla no es ajena a esas atrocidades. Desde el 2013 hasta el 2020, la Defensoría del Pueblo reportó 40 casos de desmembramiento. Y durante el 2021 y lo corrido de este año se registraron tres hechos más.

Mientras todo eso ocurría en los barrios Los Laureles y Galán, la Policía informaba sobre importantes capturas en las que figuraban cabecillas del grupo delincuencial organizado Los Costeños.

Pero entre tantos esfuerzos por contener las manifestaciones de violencias, los homicidios siguen en aumento.

Barrio Galán. La comunidad encontró el tronco de un cadáver. | Foto: Isaac Rivera

¿Qué pasa en Barranquilla?

Según el Observatorio de Seguridad Ciudadana de la Universidad del Norte, dirigido por Janiel Melamed, solo hasta mayo del 2022, en Barranquilla se han reportado 162 casos de homicidio. Una cifra que, frente al mismo periodo del año pasado, donde se registraron 132 casos, representa un incremento del 18,51 %.

Si miramos los datos de años anteriores, se percibe un aumento escalonado. De acuerdo con el informe del Observatorio, Barranquilla finalizó el 2021 con 365 homicidios, 69 más que en el 2020 y 89 más que en el 2019. No obstante, al ser delitos que se contabilizan a través de denuncias, es posible que haya muchos casos no registrados.

A pesar de esas mediciones, la administración distrital informó que “en comparación con otras ciudades, Barranquilla presenta un índice menor en la tasa de homicidios. Tomando como base Bogotá, Medellín y Cali, la capital de Atlántico ocupa el cuarto lugar de esta lista. También es cuarto en cuanto a lesiones personales, luego de Bogotá, Medellín y Cali”.

Si aterrizamos un poco más esas cifras, en cuanto al aumento de homicidios, en comparación al año pasado San José del Guaviare ocupa el primer puesto con el 1110%, Puerto Carreño el segundo puesto con 200%, Leticia el tercero con 133%, y Barranquilla está ubicado en el puesto número catorce con un 18%.

Las manifestaciones violentas, que han aumentado progresivamente en los últimos tres años, arrojan una misma conclusión: la disputa de grupos criminales por el control territorial.

Luis Fernando Trejos, docente investigador, sugiere una visión más amplia de la realidad. Para Luis, el panorama criminal se remonta hacia finales de la década de los 90 cuando las Autodefensas Unidas de Colombia crearon un frente que se encargaría de ingresar al departamento de Atlántico y dominar los espacios de ilegalidad. Y lo lograron. Sin embargo, cuenta, que en el 2006, desde la desmovilización del frente José Pablo Diaz, en la capital de Atlántico ha habido al menos 4 pugnas entre estructuras delincuenciales, entre ellos el Clan del Golfo.

Entre tanto, Policía y Alcaldía continúan planteando estrategias para hacerle frente a la criminalidad. La más reciente se denominó “sapear paga”, una iniciativa que por medio de pagos de recompensas y otros beneficios tributarios buscan capturar y desmantelar las estructuras ilegales.

Este año se han reportado 2.204 personas personas capturadas por diferentes hechos punibles.

Janiel Melamed considera que el problema debe contar con la debida focalización territorial y ello implica analizar las condiciones en las que se encuentra la zona.

Por ejemplo, “entre 2014 y 2021, el 9,34 % del total de homicidios ocurridos en la ciudad se presentaron en algunos de los 12 barrios con proximidad territorial al Río Magdalena. Esta circunstancia podría entenderse como un esfuerzo de los grupos para monopolizar las rutas, corredores y puertos entre Soledad, Barranquilla y Puerto Colombia, para la coordinación de sus líneas logísticas en el tráfico internacional de cocaína”, señaló el informe del Observatorio de Seguridad.

Otras localidades que también son propicias para el desarrollo de la criminalidad son las metropolitanas y suroccidentes, donde ―según las investigaciones― son las áreas con peores desempeños en otros indicadores socioeconómicos como el valor del suelo, el acceso a medios de transporte público y el acceso a vías de comunicación aptas para el ingreso de automotores.