A través de un comunicado, la Dirección General Marítima (Dimar), por medio de la Capitanía de Puerto de Barranquilla, informó sobre las nuevas condiciones de navegación que tiene el canal de acceso al puerto de la ciudad, para los buques que hagan operaciones tanto de llegada como salida.
Según la autoridad marítima, este nuevo panorama en el río Magdalena en la zona del canal del puerto se debe al alto tráfico de buques que se ha registrado por estos días y a otros trabajos realizados desde el dragado constante que se realiza en la zona.
“De acuerdo con los análisis realizados por la alta dinámica en el tránsito de embarcaciones, sedimentación, cambios en los niveles del río Magdalena (análisis de planos batimétricos tomados diariamente del canal de acceso al Puerto) y trabajos realizados durante el dragado, se permite comunicar las condiciones de navegación para las embarcaciones que arriban y zarpan a la zona portuaria de la ciudad”, manifestaron desde la capitanía de Puerto.
Para arribos y zarpes ahora las condiciones, según el informe, es de hasta 8.8 metros de calado, sin restricción para buques esloras desde 150 hasta 180 metros.
Sin embargo, entregaron las siguientes observaciones a manera de recomendación y características que debe tener el buque y la operación: “60 centímetros de asiento positivo mínimo, dentro de límites océanos atmosféricos para ejecución de maniobras”.
Con las mismas anotaciones indicaron las nuevas condiciones para los buques mayores a 180 metros, para los que también establecieron un calado de hasta 8.8 (m), pero, con la única condición en sus operaciones que, deben realizarse con la luz del día.
Dicho lo anterior, las autoridades aseguraron que una vez establecido y comunicado, procederán a hacer controles de vigilancia permanentes en la zona por posibles cambios.
“La Autoridad Marítima continuará monitoreando la evolución de las condiciones de navegabilidad con personal profesional especializado, pilotos prácticos y con la información hidrográfica disponible; de igual forma, este calado estará vigente hasta una próxima actualización; cualquier cambio o restricción que se presente, se procederá a informar para adoptar las medidas necesarias, garantizando la seguridad integral marítima y fluvial del país”, dijeron en el comunicado de capitanía.
Así mismo, advirtieron sobre los controles de inspección y verificación que realizaran a los buques que arriben al puerto.
“Se procederá a realizar análisis en la maniobrabilidad de cada embarcación que se encuentre sobre los límites máximos permitidos y se estará informando sobre los avances del sector de acuerdo con las intervenciones y afectaciones que se vienen presentando; asimismo, se estará informando previamente las consideraciones de seguridad que requieran ser adoptadas”, anotaron en el escrito.
Precisamente sobre los niveles del río magdalena, desde que inició septiembre, los niveles han mostrado un descenso paulatino, a pesar de las fuertes precipitaciones que se están registrando en el país.
El primero de septiembre, los valores emitidos por la Corporación Autónoma Regional del Río Grande de la Magdalena (Cormagdalena) registraban un nivel de 8,51 metros en la estación de Calamar, Bolívar. 20 días después, las cifras más recientes se ubican en 8,11 metros.
Si se toma como referencia el sur del Atlántico, los datos arrojan que en la estación de San Pedrito el agua alcanza un nivel de 7,91 metros.
Según la Corporación Autónoma Regional del Atlántico, consultada por SEMANA, estas condiciones, se deben a diversas características del río que hacen que las variaciones de niveles y caudales en la parte baja registren variaciones graduales de unos pocos centímetros por día.
“La cuenca del río Magdalena es muy grande y abarca aproximadamente 25 % del territorio nacional, está conformada por múltiples subcuencas a lo largo de los 11 departamentos en que se localiza. Los caudales que llegan a su desembocadura dependen de diversos factores, como son la distribución y la intensidad de las precipitaciones en la cuenca, las condiciones previas de las zonas de amortiguamiento natural (almacenamiento), etc.”, explicó Ayari Rojano, bióloga de la CRA.