Tras un recorrido de varias autoridades departamentales del Atlántico por los puntos críticos del Canal del Dique, en compañía de funcionarios técnicos de la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo (UNGRD) y del Ministerio de Ambiente, se definió la construcción de un mapa de riesgo de inundaciones, para poder vigilar la situación y prevenir emergencias.
El recorrido se hizo sobre Calamar en el departamento de Bolívar y Suan, Santa Lucía, Las Compuertas de Manatí y Villa Rosa, y el embalse del Guájaro, municipios de Atlántico.
“Desde Calamar realizamos recorrido con la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres y el Ministerio de Ambiente, mostrando las obras que necesitamos para mitigar el riesgo de inundaciones alrededor del Canal del Dique. Nos acompañaron la comunidad, los alcaldes, el consultor de los estudios, la Corporación Autónoma Regional y nuestro gabinete. Luego de este recorrido, se hará un mapa de riesgo con las necesidades puntuales de cada municipio en zona de inundación y lo realizaremos trabajando juntos con los alcaldes, la comunidad, los funcionarios enviados por el Gobierno Nacional y nuestro gabinete de la Gobernación del Atlántico”, destacó la mandataria departamental.
Asimismo, la gobernadora explicó que “se necesitan dos diques de contención en los puntos bajos de las compuestas que alimentan el embalse del Guájaro, en la zona de Porvenir, en Manatí, y Villa Rosa, en Repelón. También se requiere la instalación de un tablestacado sobre Santa Lucía, para darle mayor estabilidad de la orilla sobre el Canal del Dique”.
Durante la jornada, le mostraron a los funcionarios de la UNGRD cuáles son las obras necesarias para mitigar el riesgo de inundación sobre el Canal del Dique.
Por su parte la subsecretaria de Prevención y Atención de Desastres del Atlántico, Candelaria Hernández, precisó que el objetivo es construir un Plan de Acción específico, tras la visita de los funcionarios que durará tres días y, posteriormente, se emitirán las conclusiones.
Pese a la situación de alerta que se mantiene en esos territorios desde que inició septiembre, los niveles del río Magdalena han mostrado un descenso paulatino, a pesar de las fuertes precipitaciones que se están registrando en el país.
El primero de septiembre, los valores emitidos por la Corporación Autónoma Regional del Río Grande de la Magdalena (Cormagdalena) registraban un nivel de 8,51 metros en la estación de Calamar, Bolívar. 20 días después, las cifras más recientes se ubican en 8,11 metros.
Si se toma como referencia el sur del Atlántico, los datos arrojan que en la estación de San Pedrito el agua alcanza un nivel de 7,91 metros.
Lo anterior resulta bastante irónico toda vez que en los últimos días el Ideam ha estado advirtiendo sobre la necesidad de mantenerse preventivo ante las posibles crecientes súbitas que se pueden avecinar.
Sobre la tendencia a la disminución que refleja el nivel del afluente, SEMANA consultó con la Corporación.
“La cuenca del río Magdalena es muy grande y abarca aproximadamente 25 % del territorio nacional, está conformada por múltiples subcuencas a lo largo de los 11 departamentos en que se localiza. Los caudales que llegan a su desembocadura dependen de diversos factores, como son la distribución y la intensidad de las precipitaciones en la cuenca, las condiciones previas de las zonas de amortiguamiento natural (almacenamiento), etc. Estas condiciones hacen que las variaciones de niveles y caudales en la parte baja del río Magdalena se caractericen por registrar variaciones graduales de unos pocos centímetros por día”, explicó Ayari Rojano, bióloga de la corporación.
“Por otra parte, existe un tiempo de respuesta (denominado en hidrología tiempo de concentración) que es el que trascurre para que toda la cuenca se encuentre aportando hasta la desembocadura, por lo que una precipitación ocurrida en el interior del país demora varios días en llegar a Bocas de ceniza”, añadió.