Avanza la judicialización de nueve supuestos integrantes de los Rastrojos Costeños, la banda criminal barranquillera que lidera alias Negro Ober detrás de las rejas. En medio de las audiencias, la Fiscalía entregó detalles de los movimientos ilegales.
La estrategia de la organización consiste en imponer millonarias exigencias económicas a sus víctimas y presionarlas con armas de fuego para que giren los recursos. Los afectados frecuentes son comerciantes y conductores.
El ente de acusación indicó que las órdenes de intervención las dio Ober Ricardo Martínez, conocido como el Negro Ober, quien está privado de la libertad; sin embargo, esa condición no lo frenó para sembrar terror en el Atlántico.
La investigación reveló que este hombre, bajo una estricta vigilancia del Inpec, promovió las extorsiones en los barrios Ciudadela, Siete de Abril y Carrizal. Desde allí, él señalaba con su dedo a quien se tenía que amenazar y sentenciar a muerte.
Los detectives establecieron que, en busca de evadir el accionar de las autoridades, enviaba a emisarios hasta los diferentes sectores de la ciudad para entregar panfletos amenazantes y celulares, donde este se presentaba como el comandante sombra.
“Se identificaba, exigiéndoles dinero a sus víctimas para no atentar contra sus vidas, la de sus familiares, empleados o establecimientos de comercio”, se lee en el expediente. Él solicitaba entre dos y veinte millones de pesos.
Estos nueve capturados harían parte de la logística criminal, en la lista hay hombres y mujeres de todas las edades que habrían tenido contacto directo con alias Negro Ober y seguirían al pie de la letra cada una de sus escalofriantes instrucciones.
En un teléfono incautado quedó registrado un supuesto mensaje que habría grabado el delincuente desde la cárcel, cuyas palabras generan indignación: “(…) que yo esté preso no le impide que me pague las extorsiones”, reportó El Heraldo.
¿Quiénes son los procesados?
Una de las investigadas es una mujer nombrada por la banda como La Abuela, madre de otro presunto integrante de la organización conocido como Chapu, quien está recluido en un centro penitenciario del país.
“Esta mujer tenía la responsabilidad de recaudar el dinero producto de las extorsiones y la venta de estupefacientes en la ciudad de Barranquilla”, comentaron los uniformados de la Policía Nacional que le pusieron la lupa por varios días.
La segunda en la lista es Eliany, una de las personas que gozaba de mayor confianza con el Negro Ober. Su papel sería coordinar las extorsiones, comprar armamento e impulsar los supuestos atentados contra los comerciantes que negaban los pagos.
Eso quedó en evidencia en varias interceptaciones telefónicas. A juicio de los detectives, su papel sería fundamental en el grupo: “Realizaba la perfilación de potenciales víctimas para enviárselas a este cabecilla”.
Los demás detenidos son alias Alex, José, Yesmin, Jhol, Indira y Cabezón, este último tenía medida de aseguramiento en su domicilio y contaba con un brazalete electrónico que se lo quitaba para salir a la calle a delinquir.
Esta investigación no solo se concentró en el Atlántico. La Fiscalía y la Policía tienen pruebas de movimientos en los departamentos de Antioquia y Bolívar, donde escondían a las personas que habrían cometido crímenes en la región.