Los clanes políticos en la costa Caribe colombiana siempre han sido protagonistas en las elecciones regionales, y pese a que en los pasados comicios de 2019 perdieron algunas plazas importantes, en estas votaciones recuperaron terreno para posicionarse, de nuevo, como las principales fuerzas electorales.
El panorama político en Atlántico ha sido dominado, históricamente, por tres familias: los Char, los Gerlein y los Name. Los primeros lograron consolidar un crecimiento importante en los últimos años, a pesar de estar salpicados por supuestas prácticas de corrupción, clientelismo, compra de votos y supuestas relaciones indebidas. Pero los otros han sido desplazados por nuevas fuerzas.
Catalogados como la quinta familia más rica de Colombia, según la revista Forbes, el poderío de los Char abarca diferentes esferas regionales y nacionales. Son dueños de medios de comunicación como la Organización Radial Olímpica, que tiene presencia en más de 15 ciudades. También manejan destacados equipos deportivos como el Junior de Barranquilla (fútbol) y los Caimanes de Barranquilla (béisbol). Además, son propietarios del banco Serfinanza, de supermercados y de varias compañías de vivienda y construcción.
La incursión de los Char en la baraja política se remonta a 1984, cuando el patriarca de la familia, Fuad Char, alcanzó la Gobernación del Atlántico.
Desde ese momento han logrado expandir su presencia. Dos de sus tres hijos (Alejandro y Arturo Char) han sido los rostros más visibles de su descendencia política. Con Alejandro intentaron llegar a la Presidencia de la República y con Arturo consiguieron los “estratos” altos del Congreso, pero tuvo que renunciar por los señalamientos de Aida Merlano en su contra.
Con decenas de cuestionamientos, los Char se han mantenido en el poder local durante 16 años consecutivos, asegurando la administración distrital, departamental y las mayorías tanto en el Concejo como en la Asamblea. De hecho, la reciente contienda electoral lo ratifica. Alejandro logró llegar a la Alcaldía de Barranquilla por tercera vez. A nivel departamental, obtuvieron más de 12 alcaldías municipales, sumando la Gobernación en cabeza de Eduardo Verano.
Clan Bechara
Tal y como lo vaticinaban las encuestas, Erasmo Zuleta Bechara se convirtió en el heredero político del clan Bechara, logrando la Gobernación de Córdoba. Luego de su recorrido por la Cámara de Representantes (2018-2022) se sumó a la contienda electoral y este domingo logró el triunfo regional.
Erasmo Zuleta es hijo de Mara Bechara, quien a su vez es primogénita de Elías Bechara Zainúm, una familia que fundó la Universidad del Sinú, la primera institución de educación superior privada de Córdoba y que se ha visto envuelta en escándalos por supuesta corrupción. La familia arrancó su camino político con el patriarca Elías Bechara, quien fungió como concejal dos veces, luego fue alcalde de Montería y posteriormente llegó al Senado de la República.
Los Gnecco
El clan Gnecco, como era de esperarse, apostó todo por el Cesar. Buscaron llegar a la mayoría de alcaldías, aunque su candidata más visible fue Elvia Milena Sanjuan, quien disputó la contienda electoral por la administración departamental. Los Gnecco, al igual que todas las “dinastías” que manejan la política en las regiones, tienen un historial de críticas, polémicas y cuestionamientos.
Empezando por la cabeza de la familia, Cielo Gnecco, quien se encuentra prófuga de la justicia; la Fiscalía emitió una orden de captura el pasado 6 de octubre por el presunto asesinato de dos contratistas adscritos a la Gobernación del Cesar.
Han concentrado su poder en el Cesar por más de 25 años. Cielo Gnecco es hermana del fallecido Lucas Gnecco Cerchar, el primer gobernador del Cesar elegido por voto popular y condenado por corrupción en contratación. También fue investigado por narcotráfico. En el plano regional, los Gnecco han extendido su poderío en departamentos como La Guajira y Magdalena. Cabe recordar que Kiko Gómez, exgobernador de La Guajira, es primo de la familia y fue condenado a 55 años de prisión por tres casos de homicidios y corrupción.