En las instalaciones de la Clínica General del Norte, en Barranquilla, aconteció uno de los procedimientos quirúrgicos más innovadores de la ciencia y de la medicina. Por primera vez en el mundo, un bebé fue operado en la pared abdominal con toxina botulínica para el manejo de onfalocele gigante, un defecto en el que los intestinos, el hígado u otros órganos del bebé salen del abdomen a través del ombligo.
La toxina botulínica es una molécula ampliamente conocida desde hace más de un siglo y cuyo efecto terapéutico ha sido probado en el mundo entero en todas las edades por su potencial de paralizar los músculos estriados. Su efecto consiste en bloquear la transmisión de la señal del nervio al músculo en la misma placa mioneural, evitando así la orden de contracción muscular (relaja los músculos).
Pues bien, después de varios estudios, especialistas en Barranquilla decidieron utilizar esa misma molécula para intervenir quirúrgicamente a un bebé. Se trata de un paciente diagnosticado con un defecto de la pared abdominal detectado mediante una ecografía de control prenatal de 11 a 14 semanas, siendo diagnosticada con un hepato onfalocele gigante.
Luego de una junta médica, y de conocer el tamaño de este defecto, se le informa a la familia y, dado el elevado riesgo, se determina que la mejor opción es proponer un nuevo tratamiento basado en la aplicación de toxina botulínica.
De acuerdo con lo informado por la clínica, el procedimiento fue dado a conocer a la familia y a la madre para saber los alcances del mismo. Al bebé se le aplicó la toxina botulínica en la musculatura de la pared abdominal 3 semanas antes del nacimiento.
El objetivo fue la reducción hepática temprana y la reducción de la estancia en la Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales (UCIN) y el tiempo en intubación, relajación sistémica y asistencia ventilatoria, reduciendo así las posibilidades de complicaciones derivadas de su estancia en UCIN como infecciones intrahospitalarias, flebitis, necesidad de nutrición parenteral y costos elevadísimos en su atención.
Desde el centro hospitalario explicaron que el efecto buscado fue ampliar la cavidad abdominal con esa metodología, pretendiendo aumentar la capacidad del abdomen en al menos un 30%, y conseguir una reducción completa del hígado, manteniendo una presión intra-abdominal normal y sin cambios fisiopatológicos, lo que permitió en 7 días corregir y reconstruir completa y definitivamente su defecto al nacer.
“Nuestro primer paciente solo requirió 12 días, tiempo récord de hospitalización con cirugía de reconstrucción total de la pared abdominal y no el promedio de casi 60 a 90 días, como es lo habitual”, destacó la Clínica General del Norte.
“En conclusión, este reporte preliminar de casos abre una gran esperanza para el manejo de los grandes defectos de la pared abdominal. Estamos trabajando para la publicación en las revistas científicas y estamos iniciando ya un trabajo multicéntrico con diferentes grupos alrededor del mundo para validar nuestros resultados preliminares”, señaló el centro clínico.
Cabe recordar que en esa misma clínica también se han realizado varios procedimientos innovadores como la mielomeningocele. Se trata de un defecto congénito, en el que la médula espinal y la columna vertebral sufren una malformación.
En palabras más sencillas, la columna vertebral, que protege la médula espinal, no logra cerrarse adecuadamente y como consecuencia el feto comienza a desarrollar una protuberancia por la espalda, como una especie de bolsa.
“Hacemos un procedimiento que es guiado a través de la ecografía y de la endoscopia. Es decir, vamos mirando en un ecógrafo y en una cámara de televisión muy pequeña, de 1,5 milímetros, que pasa por un pequeño agujero y nos permite mirar dentro del útero”, detalló el doctor perinatólogo, Miguel Parra, director de la Unidad de Cirugía Fetal de la Clínica General del Norte.
“En la cavidad uterina hay líquido amniótico. El líquido amniótico no nos va a permitir ver adecuadamente. Entonces, ¿qué hacemos? Sacamos el líquido amniótico y lo reemplazamos por gas. Con el gas ya podemos ver al feto y procedemos a operarlo”, agregó Parra.
En este tipo de procedimientos intrauterinos han participado los doctores perinatólogos Yesid Miranda y Miguel Parra; el anestesiólogo, Juan David Hernández; el ginecobstetra, Guido Parra; el cirujano pediatra, Cristóbal Abello y el médico neurocirujano William Contreras.