Una ceremonia de honores rindieron esta tarde del viernes 23 de diciembre, desde el Cuerpo de Bomberos de Barranquilla, al sargento Javier Henríquez Solano Ruiz, el uniformado que perdió la vida tras las fuertes lesiones que recibió cuando atendía en primer momento, la emergencia del incendio en zona portuaria de la capital del Atlántico que duró tres días en poder ser controlado.
Paralelamente, cuando por fin las llamas se apagaron, en los tanques de la empresa Bravos Petroleum, dentro del Puerto Compas, iniciaba el sentido sepelio del bombero que ofreció su vida por salvar la de los demás.
Con profundo dolor sus compañeros cantaban en coro y a todo pulmón, “qué importa la vida si queda el honor”, y es que precisamente con mucho honor será recordado Solano, como era llamado por el equipo de los héroes de azul.
Con música, las sirenas encendidas, muchas flores y una gran asistencia se llevó a cabo el recorrido hasta el campo santo para dejar el ataúd con el cuerpo del sargento, pero ahora su nombre quedará para siempre en una estación, según lo indicó el mismo alcalde de la ciudad, Jaime Pumarejo.
“La estación del Cuerpo de Bomberos ubicada en el barrio Las Flores llevará el nombre del sargento Javier Solano, quien perdió la vida atendiendo la emergencia”, dijeron desde la Alcaldía.
En diálogo con SEMANA, Shirley Paola Solano Mercado, la hija mayor del sargento contó cómo fue su padre dentro y fuera de la institución.
Shirley Paola tiene 25 años y dijo haber crecido entre bomberos, pues aseguró que su padre tenía más de 27 años al servicio dentro de la institución y solo le hacía falta cumplir con la jornada de un día para tomarse unas vacaciones, ya que estaba cubriendo el turno de un compañero de la estación de Las Flores.
“Toda mi vida vi a mi padre ser bombero, yo tengo 25 años y desde antes de yo nacer ya él era bombero”, dijo la joven.
Según Shirley, su progenitor fue hombre responsable, dedicado y entregado siempre a su trabajo. “Se quejaba de los esfuerzos, pero siempre iba, aunque estuviera enfermo, siempre primero fue su trabajo”. Javier tuvo dos matrimonios, y producto de ellos tuvo cuatro hijos, de los cuales una joven siguió sus pasos y se convirtió también en bombera al servicio del departamento del Atlántico.
“Yo no pude ser bombera porque tengo problemas respiratorios, pero mi hermana que es mella (melliza) con mi otro hermano Leonardo, ella sí es bombera, se llama Carolay Solano, y tenemos una hermana menor que se llama Daniela Solano, que es hija de mi papá con su actual pareja”, reveló Shirley a SEMANA.
Javier es y será recordado como un héroe entre su familia, un gran ser humano y, según su hija, un gran padre que, a pesar de que no vivió estos últimos años con sus tres primeros hijos, siempre mantuvo su relación con ellos.
“Ya él vivía con la niña pequeña y su actual pareja, pero siempre manteníamos en contacto, hablábamos mucho, pero nunca hablamos de esos temas de fallecimiento porque no nos esperábamos esta noticia y menos así tan de repente”, añadió Shirley tras respirar de manera profunda y recuperar un poco la voz que se le iba con el aliento.
Para Shirley Paola solo hay palabras de agradecimiento para su padre como hija y como ciudadana. Dijo que la labor de los bomberos es un trabajo de admirar y “de valientes” que debería valorarse más.
En total, participaron 40 hombres del Cuerpo de Bomberos de Barranquilla y bomberos voluntarios de los municipios del área metropolitana y del departamento.