Luisa Fernanda Pacheco Peralta, como fue identificada la joven que el pasado 15 de septiembre en la madrugada cayó a una alcantarilla que se encontraba sin tapa en un sector cerca a la Universidad del Norte en Barranquilla, falleció mientras recibía atención médica después de varios días en la clínica a donde fue traslada al momento del accidente.
Según testigos, el día de los hechos, la joven Luisa, de 18 años, estaba de espectadora en los llamados piques ilegales que suelen realizarse en esa zona de la ciudad de Barranquilla en la vía que comunica con el municipio de Puerto Colombia, y en un aparente descuido cayó al vacío.
El hecho ocurrió exactamente a las 2:00 a. m., y fueron momentos de pánico los que vivieron la joven y las personas que la acompañaban en el lugar, lo sucedido quedó grabado en videos de celulares de quienes estaban cerca y rápidamente se difundieron en las redes sociales.
El rescate, que estuvo a cargo del Cuerpo de Bomberos, fue como de película. Con inmersión de un miembro de la cuadrilla de los Bomberos de Puerto Colombia pudo salir la joven del profundo agujero y aunque con leves lesiones en su cuerpo, al momento de salir a la superficie estaba con vida.
“El lugar de los hechos fue en la carrera 53 a la altura del round point de Puerto Colombia. Se trataba de una femenina de nombre Luisa Pacheco, de 18 años de edad, quien cayó por una alcantarilla de seis metros de profundidad aproximadamente, presentó politraumatismo y fractura en una extremidad inferior izquierda”, informó el sargento Eduardo Barandica en ese momento.
Según explicó el sargento Barandica, para tal fin fue usada una máquina especial del Cuerpo de Bomberos además de la inmersión de un oficial.
“Llegó el apoyo de la máquina de bomberos de Puerto Colombia al mando del teniente Héctor Castro, quienes realizaron el descenso por medio de un trípode y rescataron a la joven afectada, la cual fue remitida en una unidad móvil de la Clínica”, anotó Barandica.
En la capital del Atlántico varias son las denuncias porque antisociales hurtan las tapas de estos depósitos para vender el metal que los recubre, creando trampas mortales para los ciudadanos.
Según la empresa Triple A, encargada de la operación del acueducto y alcantarillado de la ciudad, en 2020 fueron robadas 294 tapas de hierro de las alcantarillas y en lo que va de 2022 se han robado 35 unidades.
En la red social Twitter varias son las denuncias de puntos en la ciudad donde los huecos son enormes a falta de estas tapas que significan gran presupuesto también para la empresa.
“Así tienen los chirretes la ciudad. Ha sido imposible controlar el robo de rejillas que pone en peligro a los peatones y vehículos”, dice uno de los trinos.
Actualmente, la empresa Triple A decidió reemplazar las tapas rodeadas de metal por tapas de ferroconcreto, que tienen un costo aproximado de 200.000 pesos cada una. Estas contienen poca cantidad de hierro y un núcleo de concreto, que por su peso no son fáciles de mover o robar de su lugar.