El asalto a una empresa de valores de Barranquilla el pasado 1 de julio se convirtió en el robo más grande de la historia de Colombia. En media hora, una banda agarró 85.000 millones de pesos y se dio la fuga. SEMANA conoció detalles inéditos del caso.
La toma de la compañía Transbank se planeó desde principios del 2024 y el cabecilla principal, cuya identidad se mantiene bajo reserva judicial, inició labores de inteligencia para establecer las rutinas de los empleados y descifrar su comportamiento.
El interés de esta persona era el siguiente, según lo relató la Fiscalía ante un juez de la República: “Durante meses realizó un estudio pormenorizado; entradas, salidas, manejo de los dineros al interior de la empresa, las fechas claves para dar el golpe”.
A la par, uno de sus supuestos aliados, identificado como Roiman Alvarado Pérez, contactaba a los hombres que podrían materializar el robo. Se sospecha que él tuvo acercamientos con varios funcionarios públicos, de acuerdo con un testigo.
El ente de acusación describió que Alvarado Pérez habría contratado a ciudadanos de Bucaramanga y Bogotá para ejecutar el plan. De igual manera, habría tenido contacto con uniformados “corruptos” y varios exempleados de la compañía de valores.
Las reuniones para diseñar el asalto se realizaron en los municipios de Malambo, Puerto Colombia y Barranquilla. Los ‘cerebros’ sabían desde un principio que tendría en sus manos altas sumas de dinero y no podían fallar en el intento.
Análisis telefónicos pondría en evidencia que el robo se aplazó en dos oportunidades por circunstancias desconocidas. Presuntamente, se organizó para Semana Santa, luego se pospuso para mediados de junio, pero se terminó ejecutando el 1 de julio.
Ellos consiguieron microbuses y los pusieron a disposición de mecánicos para que los transformaran en carros de Claro, con el fin de suplantar a la compañía de comunicaciones y pasar desapercibidos ante las autoridades.
De igual manera, adquirieron armas de fuego, aunque anticiparon que solo dispararían si era exclusivamente indispensable, y consiguieron uniformes para que los asaltantes simularan ser trabajadores de una empresa de seguridad.
También consiguieron guardaespaldas para que informaran de todos los movimientos del sector a través de celulares, evitando la llegada de uniformados o de cualquier persona que pudiera alertar sobre lo que iba a ocurrir al interior de Transbank.
Los 15 delincuentes llegaron en vans: la vigilante les abrió las puertas y ellos amordazaron a los empleados que estaban en las oficinas de despacho e intimidándolos con pistolas. Finalmente, agarraron las tulas repletas de billetes y se fugaron hacia Puerto Colombia.
En el corregimiento de Salgar se repartieron las ganancias y, diez días después, empezaron a gastarlo. Hoy hay ocho capturados y se espera que en los próximos días se sumen más detenidos para que respondan por el robo del siglo en el país.