En menos de dos meses en Barranquilla y el municipio de Soledad, en el área metropolitana, han sido asesinados tres patrulleros de la Policía en medio de incursiones sicariales que han generado pánico entre la comunidad.
SEMANA conoció que en los casos hay un común denominador: el narcotráfico. Pero desde diferentes ángulos, los cuales son analizados actualmente por los investigadores que fueron asignados para resolver estos hechos criminales.
Los agentes de inteligencia que llevan el caso del asesinato del patrullero Jaider Amador Quessep, quien fue acribillado el pasado 17 de mayo, en el barrio San Luis, se encuentran rastreando las excentricidades con las que vivía el uniformado.
Por ejemplo, el día que lo asesinaron, los agentes de inteligencia pudieron establecer que se movilizaba en una camioneta último modelo y que, al parecer, estaba escoltado por otro hombre que no habría reaccionado al hecho criminal.
Así como también las lujosas rumbas a las que asistía el patrullero Amador, que no podían ser costeadas con el suelo que devengaba en la institución policial.
“El uniformado estuvo vinculado a la Dirección de Antinarcóticos, pero los desvincularon porque policialmente sus jefes no le tenían confianza por varias actuaciones de Amador en medio de operaciones que adelantaron contra el narcotráfico. Aunque no hay una investigación formal sobre este caso, la Seccional de Investigación Policial, Sipol, cree que esta persona tuvo nexos con bandas criminales, pero nunca le pudieron probar nada en medio de las labores de inteligencia que le realizaron”, detalló a SEMANA una fuente ligada al caso.
La fuente consultada por este medio de comunicación precisó que los familiares del uniformado asesinado han tenido reservas en la entrega de información para poder esclarecer el crimen.
Crimen en Soledad
El asesinato del patrullero Gersón José Niño Porto, de 39 años, adscrito a la Dirección de Investigación Judicial de la Policía Nacional, el pasado 8 de junio, en Soledad, dejó frío a más de uno en la Policía Metropolitana de Barranquilla. Era uno de los mejores policías en Bogotá, dedicado a investigar a bandas del narcotráfico a nivel internacional e incluso fue traído al Atlántico por su experiencia en el tema.
Una fuente ligada al caso le dijo a SEMANA que el patrullero Niño “fue pedido por un oficial para que lo trasladaran a Barranquilla porque sabía mucho de los temas de tráfico de drogas. Venía de una de las cápsulas investigativas que tienen priorizadas en la Policía que siguen generando pánico entre la comunidad”.
Aunque no es clara la razón de su crimen, una de las principales hipótesis es que sería una de las bandas que investigaba la que habría ordenado su asesinato.
En Soledad, las autoridades no han podido contener las actividades relacionadas con el tráfico de las drogas.
El último atentado en Barranquilla
El subintendente Carlos Fernando Fuentes Noriega, de 39 años, fue asesinado el pasado 29 de junio, mientras se encontraba de descanso en su residencia, situada en el barrio Ciudadela 20 de Julio, en el sur de Barranquilla.
Lo que tratan de esclarecer los investigadores judiciales es que el policía asesinado había pedido un domicilio con comida y el sicario suplantó a esta persona lo que les hace creer que habría una persona cercana involucrada en este hecho de sangre.
Sin embargo, otra de las hipótesis que tienen es que el uniformado, adscrito a la Seccional de Tránsito y Transporte de la Policía de La Guajira, semanas antes participó en el decomiso de un cargamento grande de droga que sería del Clan del Golfo y como represalia lo asesinaron, cuando se encontraba fuera del servicio.
Por estos tres casos, en Atlántico hay un gran sinsabor porque no hay pronunciamiento por parte de las autoridades sobre cómo avanzan las indagaciones y tampoco han reportado personas capturadas.