Las extorsiones telefónicas aumentan y las autoridades en Bogotá lograron establecer que buena parte de esas llamadas amenazantes salía de una casa de familia en la localidad de Bosa, donde una docena de malos actores se convertía en temidos criminales del Clan del Golfo, las disidencias de las Farc y hasta el Tren de Aragua.
El terror que generaban con las llamadas extorsivas contrastó con la patética figura de los “operadores” de una especie de call center extorsivo que se instaló en la sala de una casa común de un barrio popular en el sur de Bogotá. Los actores mal pagados de este montaje fueron capturados en un operativo de la Fiscalía y la Policía, todos fueron enviados a la cárcel.
Cuando llegó la Fiscalía en una diligencia de allanamiento, la primera persona en la puerta preguntó qué pasaba, aunque en su sala, en lugar de muebles, estaban los celulares, los cientos de sim cards y los listados con las víctimas de las extorsiones: comerciantes, empleados, empresarios, transportadores, cualquier persona que cayera en las decenas de libretos que tenían los delincuentes, incluso casos de sexting.
“Uno de los casos que llamó la atención de las autoridades fue Call Center o Telefonistas, una organización ilegal de la que harían parte siete mujeres y dos hombres. La investigación determinó que la red criminal sería comandada por una pareja que, al parecer, creó un centro de llamadas en el barrio Piamonte de la localidad de Bosa, sur de la capital del país”, señaló la Fiscalía.
Cada ‘operador’ tenía un listado de víctimas, como si fueran clientes de una empresa, listos para ofrecerles algún servicio, cuando en realidad estaban a punto de ser extorsionados a través de una determinada dinámica, algunos simulando ser de las disidencias de las Farc, otros del Tren de Aragua o hasta la parodia del sobrino capturado. Las modalidades eran tan amplias como ridículas.
“Desde allí contactarían a decenas de ciudadanos a quienes intimidaban con falsos procesos judiciales. También, tratarían de vincular a sus víctimas en falsas investigaciones relacionadas con delitos de violencia sexual contra niños, niñas y adolescentes (sexting)”, indicaron las autoridades.
Una investigación de la Fiscalía logró establecer cómo esta organización criminal, desde la sala de su casa, realizaba las llamadas extorsivas a las víctimas, les hacían exigencias de dinero para evitar supuestos atentados en sus locales comerciales o en contra de su vida. Todo resultó ser una patraña mentirosa con una raquítica actuación.
“Así, habría reunido millonarias rentas ilegales. Las denuncias instauradas permitieron documentar múltiples eventos y determinar que los pagos ilícitos recibidos por esta organización podrían alcanzar los 15 millones de pesos al día”, dijo Deicy Jaramillo, delegada para la Seguridad Territorial.
Ante jueces de control de garantías, la Fiscalía presentó el material probatorio en contra de los llamados operadores de este “call center extorsivo”. Se incluyeron declaraciones, interceptaciones y los audios que probarían su responsabilidad en las extorsiones a comerciantes y empleados en la ciudad de Bogotá.