En medio de la alarmante situación que se presentó en Bogotá en los últimos días ante los feminicidios de Stefanny Barranco y Natalia Vásquez Amaya, quienes murieron víctimas del machismo a manos de sus exparejas, hay una figura en la capital del país que toma gran importancia y relevancia ante el inhóspito panorama de la capital del país para las mujeres.
Se trata de las Casas Refugio de la Secretaría de la Mujer de Bogotá, que son espacios físicos y seguros que brindan acogida a mujeres mayores de 18 años víctimas de violencia de género en el ámbito público y privado. Estos lugares transitorios tienen como objetivo salvaguardar las vidas y la integridad personal de aquellas mujeres que puedan estar en un alto riesgo de feminicidio.
Actualmente, Bogotá cuenta con 6 Casas Refugio en las que en los últimos 4 años fueron acogidas 3.772 personas, de las cuales 1.760 fueron mujeres en riesgo de feminicidio y 2.012 fueron personas acogidas que hacen parte del grupo familiar de la mujer.
De acuerdo con datos de la Secretaría Distrital de la Mujer, de enero a abril de 2024 se han acogido a 246 personas, entre las que se encuentran 115 mujeres en riesgo y 131 personas acogidas de su círculo familiar cercano.
Estos espacios son operados por la Secretaría Distrital de la Mujer y han sido diseñados para ofrecer diferentes acciones orientadas a la protección, la autonomía y para suplir necesidades básicas de manera gratuita.
Las Casas Refugio son espacios en donde además de la protección se busca fortalecer las redes de apoyo -ya sea familia o amigos-, sus capacidades y las de sus familias por medio de herramientas para que puedan acceder a empleos, fortalecer sus emprendimientos y en general se realiza una reconstrucción de sus proyectos de vida para que una vez salgan de allí tengan ingresos económicos y puedan desarrollar sus vidas sin tener que recurrir a sus agresores.
En el Plan Distrital de Desarrollo, en materia de violencias basadas en género, la estrategia busca fortalecer los diferentes frentes como lo son la atención por medio de la Línea Púrpura, la Agencia MUJ, el Sistema Articulado de Alertas Tempranas, la representación jurídica, el acompañamiento psicosocial, la atención y la acogida a mujeres en riesgo de feminicidio.
Esta última estrategia se garantizará con la atención integral a las víctimas para garantizar su acceso a la justica y la repuesta oportuna. Para ello, se promoverán y fortalecerá la articulación con las Casas de Justicia, así como también se impulsarán los procedimientos administrativos y judiciales que garanticen el trámite oportuno y eficiente de asuntos de atención y protección efectiva a las mujeres víctimas de violencias.
Una de las metas del programa 2 para estos próximos cuatro años de la Secretaría de la Mujer es implementar en las 6 Casas Refugio, que existen actualmente, el enfoque diferencial para que Casas Refugio como la Rural puedan continuar operando para las mujeres campesinas y sus familias.
Actualmente, las Casas Refugio operan con tres modelos de atención que responden a las necesidades particulares de las mujeres. Esos tipos son: Casa Refugio con Modelo Integral, Casa Refugio Rural y Casa Refugio Modelo Intermedio.
Las Casas Refugio con Modelo Integral son para aquellas mujeres que tienen medida de protección y acceden a ellas por medio de las Comisarías de Familia o por juez de control de garantías. Los servicios ofertados son psicología, derecho, trabajo social, pedagogía y atención básica en salud.
Por su parte, la Casa Refugio con Modelo Intermedio surgieron con la intención de proteger a las mujeres que no cuentan con medida de protección. Las mujeres y sus familias pueden llegar a ellas por medio de los servicios de la Secretaría de la Mujer. Allí, ellas tienen servicios de psicología, derecho y trabajo social.
Y en la Casa Refugio Rural las mujeres pueden acceder por medio de un juez de control de garantías, Comisarías de Familia o por los servicios de la Secretaría de la Mujer. Esta Casa cuenta con un enfoque territorial porque está dirigida a mujeres rurales y campesinas, entendiendo sus necesidades y características particulares, así como la discriminación que viven y las barreras existentes a las que se enfrentan. Es por eso que además de los servicios de psicología, derecho, trabajo social, pedagogía y atención básica en salud, cuentan con una huerta agroecológica.
Mitos sobre las Casas Refugio:
- “Las Casas Refugio son espacios de reclusión”. Falso. Las mujeres llegan a las Casas Refugio de forma voluntaria y ninguna de ellas está forzada a permanecer en contra de su voluntad.
- “Las mujeres tienen que dejar de trabajar cuando ingresan a la Casa Refugio”. Falso. Una vez las mujeres y sus familias ingresan a las Casas, se activa una ruta con sus empleadores para que puedan continuar trabajando mientras están ahí.
- “No tengo dónde dormir, ni qué comer, me voy a una Casa Refugio” Falso. Las Casas Refugio son para mujeres que estén en riesgo de feminicidio o sean víctimas de violencias.
- “En las Casas Refugio estamos incomunicadas”. Falso. En el ejercicio de fortalecer las redes de apoyo de las mujeres se les permite e incentiva a hablar con sus familiares y conocidos. Tienen espacios para comunicarse con ellos y ellas.