En un golpe significativo contra el crimen organizado a nivel internacional, la Interpol en Colombia confirmó la captura del español Raúl Moreno Carazo, uno de los narcotraficantes más buscados en Europa y sobre quien pesaba una circular roja por las autoridades en España. Moreno Carazo, presuntamente líder de una organización criminal transnacional dedicada al tráfico de cocaína, había logrado evadir a las autoridades desde octubre de 2020, cuando huyó de España al sospechar que estaba siendo investigado.
La organización de la que se cree que Moreno Carazo (45 años) era miembro utilizaba una astuta modalidad de transporte de cocaína: la camuflaban en contenedores de fruta que eran enviados desde Colombia hacia el Puerto de Valencia, en España. Sin embargo, en junio de 2020, un conductor de la empresa de transporte que debía desviar el contenedor para extraer la droga no asistió al plan. Como resultado, un reemplazo desconocedor de la operación tomó otro camino, lo que alertó a la organización criminal.
De acuerdo con Interpol, Moreno Carazo, quien sería el enlace entre narcos, españoles y holandeses y productores colombianos, lideró un operativo para recuperar los 1.861 kilogramos de cocaína camuflados en zumo de piña en el contenedor del camión. Intentaron persuadir al conductor de la carga para recuperarla mediante sobornos, pero al enfrentar la negativa del conductor, intentaron secuestrarlo. Sin embargo, el conductor se resistió y generó alarma entre los testigos presentes en una estación de gasolina. La intervención de la Guardia Civil de España llevó al descubrimiento de la droga.
Tras su escape de España en 2020, Moreno Carazo se refugió en Colombia, donde había estado evitando el cerco de las autoridades hasta su reciente captura en el barrio Chicó, de Bogotá, por parte del personal de la OCN Interpol.
La detención se produjo después de varios meses de intensa investigación y una colaboración estrecha con la Guardia Civil española. De acuerdo con las autoridades, el narco español vivía en un exclusivo apartamento en el costoso barrio del norte de la capital, de donde, al parecer, no salía para que no fuera identificado; sin embargo, cayó. Deberá responder por los delitos de tráfico de estupefacientes, entre otros.
La ‘carrera’ criminal de Moreno Carazo, de acuerdo con los registros del Tribunal de Sentencias de España, inició en 2003, cuado fue procesado por estafa y condenado con una pena mínima, marcando así el comienzo de su trayectoria criminal. Su involucramiento se centró en la falsificación de documentos mercantiles utilizados para facilitar la exportación legal de diversos tipos de mercancías.
Esta operación significativa se produce en el marco del centenario de Interpol, la organización internacional de Policía Criminal fundada en 1923. A lo largo de su historia, la Oficina Central Nacional de Interpol en Colombia ha logrado numerosos éxitos, incluyendo 2.568 extradiciones, la emisión de 18.045 notificaciones y la resolución de casos que involucran la identificación de nuevas modalidades criminales, la ubicación de personas desaparecidas y la identificación de cadáveres sin identificar.
En lo que va del año, según Interpol Colombia, se han obtenido resultados destacados en la lucha contra el crimen organizado, incluyendo 154 extradiciones hacia varios países, así como 130 retenciones basadas en circulares rojas, que involucran a ciudadanos de más de 23 nacionalidades y delitos que van desde el narcotráfico hasta homicidios, hurto, estafa y lavado de activos. Además, se han emitido 533 notificaciones de diversas circulares ante la Secretaría General de Interpol.
Cayó colombiano buscado por autoridades estadounidenses tras atentar contra dos de sus militares
Pedro José Silva Ochoa es el nombre de un peligroso delincuente de origen colombiano que fue detenido por uniformados chilenos en respuesta a una solicitud de las autoridades estadounidenses que llevaban años tras su pista, por estar vinculado en un crimen cometido en Bogotá contra dos de sus ciudadanos, más precisamente dos agregados militares que fueron drogados, secuestrados y robados durante una noche de fiesta en el exclusivo sector de la capital colombiana conocido como la Zona Rosa.
Silva Ochoa, mejor conocido con el alias de Tato, se encontraba prófugo de la justicia colombiana y estadounidense, tras ser identificado y vinculado a un proceso como parte de una agrupación criminal denominada Los Tomaseros, responsables de una serie de crímenes, de la cual el ahora detenido era parte vital en la comisión de sus fechorías.
De acuerdo con la información de las autoridades, la captura de Silva Ochoa, quien ahora residía en la ciudad de Santiago de Chile, donde pretendía rehacer su vida trabajando como conductor de servicios de transporte a través de plataformas móviles, se logró gracias a la detección de una llamada realizada por el delincuente a sus familiares en Colombia.
En Colombia, Tato era uno de los eslabones claves en la organización que operaba en el norte de Bogotá, y que se dedicaba al hurto, tras identificar a sus víctimas en reconocidas discotecas de la capital colombiana, a quienes suministraban droga camuflada en trago para posteriormente secuestrarlos y, a bordo de un vehículo, adelantar el llamado paseo millonario, desocupando cuentas bancarias, para posteriormente abandonarlos en zonas periféricas, en escenarios que incluso, en algunos casos, suponían la muerte de los afectados.
Silva se encontraba prófugo desde hace cerca de dos años. Al momento de su captura, las autoridades refirieron que había intentado ocultar su identidad, no solo empleando un nombre y documentación falsa, sino también intentando modificar su fisonomía al haber cambiado de look y bajado significativamente de peso.
Tras su captura, lograda a mediados del pasado mes de agosto, Tato se une al grupo de delincuentes adscritos a la banda Los Tomaseros que, actualmente, se encuentran privados de la libertad en Colombia, y sobre quienes pesa una solicitud de extradición por parte de la justicia de Estados Unidos.