En medio de un debate de control político sobre el consumo de drogas en población escolar, el concejal de Cambio Radical Rolando González reveló cifras alarmantes por consumos abusivos en menores de edad en Bogotá.

Según los datos de “atenciones y número de personas con consumos problemáticos de sustancias psicoactivas atendidos por los centros de rehabilitación”, hay 11 mil personas menores de 18 años y durante los últimos dos años se han generado más de 40 mil atenciones por esta problemática.

En lo que corresponde a las edades, el cabildante señaló:

  • 4.589 están entre los 14 y 17 años.
  • 6.286 entre los seis y 13 años.
  • 896 entre uno y cinco años.
  • 28 menores de un año.

“No podemos permitir que las drogas sigan permeando los entornos de nuestros niños y adolescentes, hoy las cifras son alarmantes y demuestran que este es un tema que va más allá del libre consumo. Es indispensable aumentar los operativos en contra del microtráfico y reforzar las estrategias de acompañamiento por parte de los gestores de convivencia” señaló el cabildante.

Concejal Rolando González | Foto: Concejo de Bogotá

La última encuesta sobre consumo de sustancias psicoactivas revela que, de las 400 mil personas que han reportado consumo de drogas en el último año, 370 mil consumen marihuana, 30 mil son adolescentes entre los 12 y 17 años y de estos, 27 mil cumplen criterios de abuso y dependencia de esta sustancia.

Las sustancias son peligrosamente modificadas

A finales de 2023, SEMANA conoció un estudio de la Policía de Bogotá sobre la composición de los estupefacientes que se venden al menudeo en diferentes localidades de la ciudad.

Las bandas de microtráfico en Bogotá marcan sus mercancías para imponer su control territorial y evitar que nuevos actores ingresen a sus zonas.

Las muestras se recogieron en todos los estratos, zonas de rumba, entornos educativos y laborales. Los resultados son alarmantes. A través de un trabajo de infiltración, la Sijín recopiló miles de pruebas y las llevó al laboratorio de la Policía, donde se individualizan los componentes químicos de los estupefacientes.

Se encontró que las estructuras dedicadas a la comercialización al menudeo están mezclando la cocaína con seis clases de analgésicos que son usados en tratamientos médicos (Tolicaína, Levamisol, Lidocaína, Fenacetina, Aminopirina y Levetiracetam, este último un medicamento para evitar las convulsiones).

Mezclas que, según el agente de la Sijín que coordinó la investigación, pueden ser mortales al combinarlas con licor y generan problemas en la salud como afecciones cardiovasculares, enfermedades cancerígenas, infartos y episodios psicóticos. Pero la cocaína no es el único estupefaciente que muestra cambios en su composición.

Las ketaminas (usadas para la depresión) y anfetaminas están siendo adulteradas para maximizar sus efectos, que van desde la euforia y la hiperactividad hasta la autosatisfacción. Picos emocionales que conducen a la adicción.

El estudio arrojó en su momento que los jíbaros están mezclando estas ketaminas y anfetaminas en una sola cápsula para potencializar sus reacciones químicas cuando son ingeridas, justamente con el propósito de convertir en adictos a los consumidores. Una forma criminal de ganar clientes permanentes.

La combinación de estas dos sustancias, según el agente de la Sijín, produce un efecto intenso, un pico emocional de breve duración, seguido de una sensación de ansiedad una vez que el efecto desaparece. Esto suele llevar a quienes las consumen a adquirir una nueva dosis.