La Seccional Cundinamarca de la Fiscalía General, en colaboración con la Sijín de la Policía Nacional, llevó a cabo una ardua investigación que terminó en la identificación y judicialización de nueve individuos presuntamente vinculados a una red dedicada a la venta de estupefacientes en el municipio de Viotá, ubicado en el departamento de Cundinamarca.
Esta red criminal, conocida como Los Buita, se valía de métodos ilegales y peligrosos, instrumentalizando a menores de edad para camuflar y transportar el estupefaciente a diferentes áreas del municipio. Según las pruebas recabadas, la estructura criminal obtenía ganancias ilícitas que superaban los 6 millones de pesos colombianos semanales.
Durante los allanamientos realizados por los investigadores, se descubrió que aparentemente utilizaban un hotel como su principal punto de almacenamiento y distribución de las sustancias ilícitas. En dichos operativos, se incautaron dosis de marihuana, tres teléfonos celulares y elementos utilizados para la dosificación de las drogas.
Dos de los detenidos, identificados como Gerson Esteban García Caro, alias Azabache, y Johan Sebastian Osorio Castro, alias Rocha, presuntamente eran los principales cabecillas de la red de microtráfico. Se les atribuye la adquisición de la marihuana, la coordinación de la distribución y la administración de las ganancias ilegales generadas por la comercialización de estupefacientes.
Los otros detenidos serían los encargados de la venta directa de drogas, recolectar el dinero producto de las actividades ilícitas y mantener el control de las áreas de distribución.
Un fiscal de la Seccional Cundinamarca presentó cargos contra los nueve presuntos integrantes de Los Buita por los delitos de tráfico, fabricación y porte de estupefacientes; uso de menores para la comisión de delitos, y concierto para delinquir agravado.
Ante la gravedad de los cargos y para garantizar la seguridad pública, un juez determinó que los detenidos deberán permanecer privados de la libertad en un establecimiento carcelario mientras se adelanta el proceso judicial en su contra. Con esta contundente acción, las autoridades esperan desmantelar por completo la red de microtráfico y llevar a sus miembros ante la justicia.
Los Padrinos también usaban a menores para vender drogas
Por otro lado, después de un trabajo de siete meses de inteligencia e investigación criminal, las autoridades lograron identificar y desarticular a la organización delincuencia conocida como Los Padrinos. Esta red criminal estaba liderada por alias Fabián, quien se dedicaba a la fabricación y comercialización de drogas sintéticas en el barrio Santa Fe, en Bogotá. Además, la banda estaba involucrada en la explotación de menores de edad, quienes eran utilizados para transportar y distribuir estupefacientes en diferentes áreas de la ciudad.
La operación ‘Redentor’, como fue bautizada la operación que permitió este contundente golpe, fue realizada el pasado 19 de julio de 2023, gracias a un esfuerzo conjunto entre la Policía Metropolitana de Bogotá y la Fiscalía General de la Nación. Durante la operación, se llevaron a cabo ocho diligencias de registro y allanamiento en distintas localidades, lo que permitió la captura de diez miembros del grupo delictivo.
Los delincuentes fueron detenidos por delitos como concierto para delinquir, tráfico de estupefacientes y utilización de menores de edad para cometer crímenes. Entre los detenidos, había cinco mujeres que se encargaban del transporte, distribución y venta de drogas. Las personas capturadas presentaban un historial delictivo que incluía cargos por homicidio, hurto calificado y agravado, fuga de presos, porte de estupefacientes, porte de armas de fuego, violencia intrafamiliar, lesiones personales y falsedad de documento privado.
La incautación de evidencias fue significativa, ya que se encontraron 1.110 dosis de estupefacientes, 21 cartuchos de diferentes calibres, 7 teléfonos celulares, 5 balanzas de precisión y 2 proveedores. También se confiscó una suma de 21 millones de pesos en efectivo, fruto de las ventas de drogas, así como un arma traumática utilizada por la organización para intimidar a sus víctimas y mantener el control del territorio.
Las investigaciones revelaron que Los Padrinos operaban en tres localidades de Bogotá, específicamente en Tunjuelito, Puente Aranda, Los Mártires y dos centros penitenciarios. Durante meses, se recopiló información y se llevaron a cabo labores de inteligencia para identificar y caracterizar detalladamente esta peligrosa red criminal.
Las autoridades destacaron la importancia del análisis de 12 líneas telefónicas y más de 1.250 horas de audios, así como la recolección de información, evidencia fílmica y fotográfica, que fueron fundamentales para el avance del proceso operacional. Más de 250 horas de video permitieron establecer la dinámica y ejecución de las acciones delictivas, incluyendo el uso de menores de edad en la comisión de los delitos.
Una de las acciones más preocupantes de esta organización era el impacto negativo que tenía en la juventud de la ciudad. Sus actividades ilegales afectaban directamente a entornos escolares y parques en la localidad de Tunjuelito, poniendo en riesgo la seguridad y el bienestar de los estudiantes y la comunidad educativa.
Dentro del proceso operacional, las autoridades identificaron dos vehículos de servicio público tipo taxi que eran utilizados para transportar, distribuir y comercializar estupefacientes. Se estima que esta organización criminal tenía la capacidad de obtener una renta criminal de hasta 120 millones de pesos mensuales aproximadamente, lo que refleja la magnitud y el alcance de sus actividades ilícitas.