Luego de los fuertes sismos que se sintieron en Bogotá el pasado jueves, 17 de agosto, muchos usuarios han especulado con diferentes profecías o teorías, entre ellas la realizada por el padre Magallo en 1827, la cual realizó al momento de presentarse el saqueo a la Capilla del Sagrario.

La historia, que ya lleva casi dos siglos de existencia, se populariza cada vez que se presenta un movimiento telúrico en la capital. Este apartado se encuentra en el libro ‘Reminiscencias de Santafé y Bogotá’ de José María Cordovez Moure.

De acuerdo con la profecía de Magallo, el 31 de agosto de un año sin especificar, diferentes terremotos destruirán “Santafé”. El libro especifica que tras haber dicho la premonición, 16 días después volvió a temblar, razón por la cual muchos recordaron las palabras del sacerdote.

Estados Unidos se encuentra en una ubicación geológica difícil, por lo que a diario registra varios sismos. | Foto: allanswart

“Entre 250 y 500 personas de todo el país perdieron la vida por deslizamientos y avalanchas de ríos. Este evento se referencia como uno de los más destructivos en la historia nacional. Los relatos que lo refieren son impresionantes y dan muestra del daño general que hubo en muchas poblaciones, además de los graves efectos en la naturaleza como represamientos de ríos por deslizamientos, inundaciones y avalanchas”, documentó el Servicio Geológico Colombiano.

“El departamento del Huila fue el más devastado: casi todos sus municipios presentaron daños graves en las construcciones e importantes efectos en la naturaleza. En Bogotá colapsaron la Ermita de Guadalupe, la iglesia de San Victorino y la antigua iglesia de Las Cruces”, agregó.

El 31 de agosto de 1917 todos los capitalinos presenciaron un terremoto que registró varias réplicas por varios días. El barrio que sufrió más afectaciones fue Chapinero, a tal punto de caerse la catedral principal. Asimismo, se presentaron caídas de edificios como el Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario.

OLYMPUS DIGITAL CAMERA | Foto: Foto: Revista El Gráfivo vía Servicio Geológico Colombiano

Bogotá, sin embargo, no fue la población que más se vio afectada. Villavicencio, capital del Meta, quedó casi en ruinas.

“Dejó 22 personas fallecidas, 35 heridas y 26 poblaciones afectadas, especialmente en los departamentos de Meta y Cundinamarca. En Villavicencio, la mayoría de las construcciones quedaron averiadas y algunas colapsaron, siendo tal la ruina de la ciudad, que las autoridades pensaron reconstruirla en un nuevo lugar. En el municipio de San Martín, la mayoría de las casas quedaron inhabitables y algunas colapsaron; y en Bogotá, se registraron más de 300 edificaciones averiadas severamente y 40 destruidas”, informó el SGC.

Fue tal el impacto del sismo de 1917 en Bogotá que las autoridades nacionales se vieron en la necesidad de monitorear la actividad sísmica de Colombia, como ocurre hoy. De ahí que, seis años después, o sea, en 1923, comenzara a operar el primer sismógrafo a nivel nacional, en el Colegio Mayor de San Bartolomé, en el centro de la capital.

Cabe mencionar que Bogotá ocupaba solo un pequeño sector de la ciudad que se conoce en la capital. El Servicio Geológico Colombiano indica que entre las actuales calles 32 y 3 sur y entre las carreras 1 y 24, así como el norte y sector de Chapinero se conformaba Bogotá.

En la actualidad, son varias las personas que creen que un 31 de agosto se va a presentar un fuerte terremoto que dejará grandes daños en infraestructura. Sin embargo, es importante mencionar que el Servicio Geológico Colombiano ha manifestado en más de una ocasión que es imposible predecir un temblor.

En la corteza terrestre hay zonas de fractura que son generadoras de sismos y que son conocidas como sistemas de fallas activas. En Colombia, estas zonas se ubican especialmente en las regiones Andina, Pacífico, Caribe y en el Borde Llanero-Amazónico.

El SGC precisó que un temblor no se puede predecir. | Foto: Getty Images

“Una vez estas fracturas se dan, se convierten en áreas potenciales para transportar ondas sísmicas en el futuro, lo que explica que desde la ciencia podamos saber que donde hubo un sismo o este tuvo efectos, es probable que vuelva a ocurrir. Esto es muy diferente a predecir la ocurrencia de un sismo, pues, científicamente, no es posible predecir la localización, magnitud o fecha en las que sucedería”, explicó el SGC.