La Secretaría de Ambiente dejó en firme la Resolución 1545 de 2023, por medio de la cual se ordena la implementación del etiquetado vehicular ambiental (EVA), una herramienta que, junto con otras estrategias del Distrito, busca mejorar la calidad del aire y mitigar las emisiones de gases de efecto invernadero en Bogotá.
La implementación de esta iniciativa tiene como objetivo clasificar a los vehículos de acuerdo con la cantidad de contaminantes que emiten.
”El EVA es un trabajo que llevamos desarrollando de la mano de la industria y los transportadores durante muchos meses. La idea es que, en adelante, la restricción a los vehículos en Bogotá se haga con base en cuánto contaminan. A partir de la firma de la resolución, empezamos en un piloto de dos años con los transportadores de carga”, indicó la secretaria de Ambiente, Carolina Urrutia.
La implementación de este programa se realizará con los transportadores de carga, será voluntaria y de carácter ambiental, no modificará el pico y placa y no tendrá sanciones. La instalación de las etiquetas la hará la Secretaría de Ambiente, cuyo objetivo es llegar a 65.000 camiones que transitan en Bogotá.
”Vamos a aprender de la forma en que ponemos las etiquetas, qué tan visibles son, si les sirve o no a los transportadores. Con esa información que vamos a recoger durante dos años, en la medida de lo posible dándoles beneficios en circulación a los transportadores, esas lecciones aprendidas nos van a servir para estructurar el etiquetado ambiental para el resto de los vehículos más allá de la carga”, agregó la secretaria Urrutia.
El Etiquetado Vehicular Ambiental busca caracterizar y clasificar los vehículos no por su número de placa, sino por cómo y cuánto contaminan, para ello habrá cinco etiquetas: azul (cero emisiones), verde, amarillo, naranja y gris, las cuales serán instaladas en los vehículos de acuerdo con el factor o valor indicativo que establece el impacto de las emisiones contaminantes. El rango será entre 0 y 100.
El etiquetado tendrá una vigencia que dependerá de la categorización de cada vehículo; por ejemplo, para las etiquetas azules, será permanente; para el verde, de 36 meses; amarilla y naranja, será de 24 meses; y para el gris, de 18 meses. La solicitud de renovación se deberá realizar un mes antes del vencimiento de dichos periodos.
”Por ahora, no se tienen contempladas restricciones a los vehículos particulares o a otra forma de movilidad con base en el etiquetado. El piloto nos va a ayudar a entender cómo puede funcionar, aprender también de lo que han hecho otros países para utilizar esta herramienta y que en el futuro las restricciones, el pico y placa, se tomen no solo por congestión sino realmente que tengan beneficios los que menos contaminan en Bogotá”, dijo la secretaria Urrutia.
Cada vehículo deberá mantener los criterios y niveles establecidos por la normatividad ambiental en materia de opacidad, material particulado, entre otros; de no cumplir con los estándares, será un factor para perder la clasificación de la etiqueta y su respectivo color.
Con esta herramienta, la administración de la alcaldesa Claudia López busca avanzar en la atención integral que ha desarrollado durante los últimos tres años en el mejoramiento de la calidad del aire, y reducir los riesgos de la contaminación y afectación en la salud de las personas, especialmente en las poblaciones más vulnerables.
”Vamos a empezar a trabajar, a través del programa de autorregulación que tenemos las secretarías de Ambiente y Movilidad, en colocar las etiquetas en los vehículos de carga y trabajar con nuestros transportadores en evaluar su funcionamiento”, puntualizó Urrutia.
¿Cómo son las emisiones del transporte de carga en Bogotá?
Los camiones aportan el 37 % de las emisiones por combustión (vehículos, industria y maquinaria amarilla). Por eso, la Secretaría de Ambiente inicia con el proyecto, en el marco del Plan Aire 2030, en noviembre de este año, cuando esté el aplicativo con cerca de 65.000 camiones.
Del 100 % de las emisiones de las fuentes móviles en carretera, el 53 % corresponde al transporte de carga; los camperos y camionetas aportan el 20 %; los automóviles, el 7 %; el SITP (componente troncal, zonal y provisional), el 2,62 %; y el 17,38 % motos, vehículos en aeropuerto, maquinaria industrial y agrícola, entre otros.
Las nuevas formas de movilizarse, el cambio de tecnologías, el uso de vehículos eléctricos, híbridos y los que funcionan con gas natural, son alternativas que algunos transportadores han venido implementando en la ciudad; por eso, en los planes del Distrito está el de reconocer, a través del EVA, a aquellos propietarios de carros que mantienen en óptimas condiciones sus automotores.