Es redes sociales, como Facebook, es muy común encontrar grupos especializados para arrendar viviendas; en ellos, las personas ofrecen apartamentos, casas o habitaciones y entregan los detalles que ofrece y el precio que esperan recibir por el servicio.

En algunas comunidades es obligatorio colocar el valor, la ubicación y los requisitos para que los interesados se puedan poner en contacto y así proceder con el negocio; sin embargo, en muchas ocasiones llama la atención los detalles que los dueños de los inmuebles exigen a sus inquilinos.

Es común ver que clasificados en los que se exige que sea una persona con trabajo estable o que esté soltera; también hay adultos, por lo general mayores, que arriendan sus espacios a mujeres estudiantes; sin embargo, hace poco circuló un anuncio que dejó a muchos contrariados, pues era específico y rechazaba a personas con cierta orientación sexual.

Los arriendos podrían incrementarse este año de cierta forma que afectarían la inflación. Foto: Juan Carlos Sierra-Revista Semana. | Foto: Juan Carlos Sierra

“Condiciones: 1. No heterosexuales. 2. Que sea vegetariano”, decía el clasificado publicado en Facebook; a partir de allí los comentarios no se hicieron esperar y muchos criticaron la publicación por considerarla discriminatoria.

“Hasta regalado saldría caro vivir ahí”, “para ese cuartucho me voy a dormir debajo un puente y me sale más bonito, barato y menos exigente” y “esto debería ser denunciable”, fueron algunas de las reacciones de los usuarios que interactuaron con la oferta.

A modo de parodia, horas después apareció otra oferta en la que los requisitos eran mucho más específicos y hasta exigían cierto signo zodiacal al candidato o candidata que quisiera vivir allí.

“Arriendo habitación amoblada. Requisitos: ser vegano, no binario y no heterosexual. Tampoco se permiten aries, tauros o sagitarios”, eran la sexigencias del último anuncio con el que algunos usuarios respondieron al original.

Papá transgénero resultó embarazado durante su proceso de transición; su historia se hizo viral

Danny Wakefield es un padre transgénero de 36 años de edad, nacido en los Estados Unidos, que a través de sus redes sociales compartió su experiencia al quedar embarazado durante la pandemia por covid-19 y cómo este acontecimiento ha marcado su vida como miembro de la comunidad LGTBIQ+.

De acuerdo con reportes de varios portales internacionales, Wakefield quedó embarazado debido a que en su proceso de transición conservó sus órganos reproductivos, situación que permitió el nacimiento de la bebé que actualmente tiene dos años y que de acuerdo con las mismas publicaciones de su progenitor, crece saludablemente dentro de un entorno familiar amoroso.

La comunidad LGBTI en el país ha denunciado, constantemente, discriminación. Foto de referencia. (Photo by Johan ORDONEZ / AFP) | Foto: AFP or licensors

Aunque el embarazo no fue planeado, debido a que fue consecuencia de una aventura de una noche, este padre transgénero señala que al enterarse del suceso, no tuvo ninguna duda sobre la decisión de continuar con el proceso de gestación, ya que uno de sus grandes anhelos era convertirse en papá.

“He sabido durante toda mi vida que quería tener hijos y sabía antes de hacer la transición que me gustaría tener al menos un hijo”, relató Wakefield cuando escribió un artículo sobre el tema para Newsweek en el año 2020.

En el país se realizan, cada año, diferentes eventos y marchas para reivindicar los derechos de la Comunidad LGBTI. | Foto: Secretaría Distrital de Integración Social

Así mismo, manifiesta que durante su proceso de transición pensó en realizar algunos procedimientos quirúrgicos para completar su transformación. Sin embargo, agradece el no haber tomado esas decisiones, debido a que es por ello que su pequeña hija hoy día lo acompaña y le da una razón más para luchar en la vida.

“No creo que estaría aquí con Wilder si no me hubiera cuidado y honrado mi identidad en ese entonces”, apuntó.

En declaraciones a Yahoo Life, Wakefield manifestó que su proceso de gestación estuvo marcado por algunas situaciones incómodas, en especial cuando debía acudir al médico para sus controles prenatales. Señala que muchas ocasiones tuvo que soportar “risitas disimuladas” de las enfermeras e inclusive se percató que los médicos no estaban preparados para atender sus necesidades.

“Los médicos y las enfermeras hablaban en voz baja entre ellos, haciéndose preguntas sobre mí, en lugar de preguntarme directamente a mí, el paciente que está sentado justo frente a ellos”, dijo.