Hilda Fonseca tiene desde hace ocho años un refugio de animales. Gatos y perros, en condición de abandono, encuentran gracias a ella un techo, comida y cuidados necesarios para su salud en Soacha.
Con el ánimo de darles una oportunidad, pidió permiso a la Junta de Acción comunal del barrio Mirador del Corinto 3, El Paraíso, para que le permitieran, en un terreno vecino a su hogar que lleva más de 10 años desocupado, construir casas a los peluditos.
“Me dijeron que sí, con la condición de sembrar árboles y mantener cuidado el lugar”, dijo Hilda a SEMANA.
Con mucho esfuerzo consiguió los materiales y logró construir los refugios. Sin embargo, pese a realizar una hermosa labor, según dice a este medio, unos vecinos conflictivos empezaron a maltratar a los caninos y felinos hasta el punto de matarlos.
“No quieren a los animales. Son drogadictos, pandilleros. Esta es una zona de mucho conflicto, microtráficos. Estas personas se oponían al refugio desde el principio. Nos hacían males, nos robaban las cosas, nos tumbaban las cercas, les pegaban a los animales”, declara Hilda.
Insaciables con su maldad, estos vecinos entraron al refugio donde cuidaba a 29 animales, desaparecieron gatos y le pegaron tan fuerte a los perros hasta matar a uno. Incluso los han apuñalado.
“Una perrita estaba tan golpeada que se murió en la veterinaria. Lo hacen en la noche, para que no las vean. Nos hacen la vida imposible”, indicó Hilda.
Como si no fuera peor el panorama, Hilda dice que ha denunciado a la Policía y no hacen nada.
“Nos han amenazado de muerte, llamamos a la Policía y no pasa nada. El caso está en la Fiscalía y no avanza. A las personas que cuidamos animales no nos prestan atención”, dijo la mujer de 48 años.
Hilda tiene tres hijos. Cuenta que con ellos y su esposo duraron día y noche pidiendo donaciones, llegando a restaurantes, supermercados y hasta donde les tocara ir para ayudarle a los animalitos. Cabe resaltar que hay vecinos buenos que les han colaborado.
“Reciclábamos, hacíamos rifas, arreglando apartamentos, en construcción y como fuera para poder hacer las casitas y nos los matan. Muchas personas nos tienden la mano”, destacó la solidaria mujer.
Hilda teme por su vida y la de sus hijos. Dice que le hacen bullying, la tratan mal, la amenazan mostrándole armas. Incluso, los vecinos, aunque saben lo que pasa, no denuncian por miedo a aquellos que ya le han hecho daño emocional y físico a ella, su familia y los peludos.
“Con decirle que fuimos a poner la queja a la junta de acción comunal, y nos dicen, no nos metemos con esa gente. Les da miedo”, señaló.
No sabe por qué odian a sus perritos y gatos. ‘Los diablos’, como son conocidos los intolerantes vecinos, andan sin dios ni ley haciendo lo que quieran, por ejemplo, daño a las mascotas.
“Yo quiero que nos presten atención, que nos protejan, nos cuiden. Que nos colaboren con las mascotas. Estamos muy desprotegidos. Nos pueden matar y nadie hace nada”, indica con pánico.
Mientras encuentra una solución, protege la vida con los animalitos en su humilde casa.
“Prestamos un servicio para la sociedad, ayudamos a que no estén en la calle, se reproduzcan y dejen más animales por ahí, ensucien los barrios. No es nada malo lo que estamos haciendo”, cerró con este medio.
Si usted quiere ayudar a Hilda Fonseca, puede llamar al teléfono 3154791571.