Hay casos que se convierten en situaciones de estudio para las autoridades por las características únicas que le rodean. Así se tiene actualmente la muerte de un adulto mayor en Bogotá, la cual se produjo en medio de un enfrentamiento sin armas, ni violencia con la Policía. Para entender mejor todo, es clave reconstruir los hechos.
De acuerdo a lo que señalan las versiones de los testigos y las primeras investigaciones, miembros de la institución de la Fuerza Pública estaban desplegados en la localidad de Bosa, en Bogotá, realizando procedimientos de control de embriaguez en los establecimientos comerciales.
Sin embargo, mientras estas acciones de rutina estaban siendo realizadas con normalidad, un hombre de la tercera edad se acercó a los uniformados, los insultó y comenzó a incomodarlos, entorpeciendo así la culminación de las labores que estaban siendo efectuadas, de acuerdo a lo que dicen los servidores públicos.
En ese momento, conforme las declaraciones dadas por los oficiales, tuvieron que sacarlo del bar y esposarlo, a fin de evitar que se produjera un episodio más engorroso. Lo que no se sabe es si tal actitud errática del hombre realmente se originó de la nada o si había tenido algún contacto con los oficiales desde hace algunos minutos.
Como fuese, lo detuvieron y la compostura física del sujeto comenzó a desvanecerse, su semblante cambió de inmediato y se comenzó a deteriorar su salud de manera acelerada, causando preocupación.
Por ello, los policías notaron lo que le estaba pasando y tuvieron que reaccionar de manera inmediata, por lo que lo transportaron al CAMI de Bosa, en el sur de la capital del país. No obstante, la atención médica no fue suficiente y falleció.
“Es importante señalar que la inspección técnica del cadáver fue adelantada por el CTI de la Fiscalía, quienes determinan que las causas de la muerte quedan por establecer”, dijo el coronel Ángel Uparela, comandante de Seguridad Ciudadana de la Policía.
De esta manera, se busca establecer las circunstancias de modo, tiempo y lugar en que se dio el fallecimiento para esclarecer los hechos. Aunque aparentemente fue un ataque al corazón sufrido cuando los policías lo esposaron, Medicina Legal deberá detallar los eventos.
Once atracadores fueron capturados en Bogotá cuando robaban un local y un vehículo
En dos operativos diferentes cayeron un total de 11 atracadores, los cuales se encargaban de llenar de terror a comerciantes y dueños de vehículos en las diferentes localidades de Bogotá. Esto es lo que se sabe de los casos que fueron compartidos recientemente por la Policía Nacional.
El primero corresponde al robo de un local en Usaquén, en el que cinco hombres de nacionalidad extranjera entraron a llevarse mercancía debajo de sus prendas. Recolectaron cerca de dos millones y medio de pesos en productos del establecimiento comercial.
Su detención fue posible gracias a que la actividad criminal quedó grabada en las cámaras de seguridad del supermercado.
Minutos después del hurto, las autoridades hicieron presencia en el comercio y las empleadas presentes ayudaron a identificar a los responsables, indicando que no era la primera vez que iban al recinto.
De acuerdo a las denuncias hechas por la comunidad o por el personal del lugar, se estima que sus fechorías habían resultado en la pérdida de productos por un valor total cercano a los ocho millones de pesos.
De esta manera, los capturados fueron puestos a disposición de la justicia, donde se les impondrá el delito de hurto calificado. Asimismo, verifican si alguno de los aprehendidos contaba con antecedentes, debido a que las farmacias del sector también han sido blanco del crimen recientemente.
Por otro lado, seis sujetos cayeron mientras robaban un auto en Teusaquillo. A estos se les procesó por porte, tráfico o fabricación de armas de fuego, hurto a vehículos, receptación y falsedad marcaria.
El operativo, realizado en la madrugada del miércoles, 16 de agosto, se identificó a tres mujeres y tres hombres a bordo de un carro que huía cerca del CAI Centenario.
Al registrar el vehículo, los uniformados identificaron un arma de fuego escondida en una de las sillas y dieron cuenta de las placas falsas con las que contaba. De inmediato, relacionaron este bien material con el que se perdió el 17 de julio pasado, cuando un hombre y su pareja fueron intimidados con pistolas al interior del mismo.