En redes sociales se viralizó una conversación entre dos delincuentes desde diferentes centros penitenciarios. La razón: una de ellas, desde la cárcel El Buen Pastor (Bogotá), terminó marcando al celular de un preso en la cárcel El Diamante (Girardot) para estafarlo.
Lo paradójico fue la respuesta del hombre que recibió la llamada, pues le confesó a su interlocutora que él se dedicaba a lo mismo.
Pese a que se desconoce si los audios de las llamadas son de una situación real, o, por el contrario, no es más que la recreación de una escena, suman un sinnúmero de interacciones en X (antes Twitter).
La supuesta conversación telefónica suma más de 522.000 reproducciones, 3.600 me gusta, 1.900 retuits y 178 comentarios.
En la llamada, la presunta delincuente asegura ser asesora de Davivienda y, para sonar convincente, se aprende un monólogo muy parecido al que utilizan los trabajadores en los bancos, pero que por frases puntuales generan dudas.
La mujer se presenta como Luisa Pérez y asegura ser “ejecutiva financiera del banco Davivienda”, cargo que genera duda, puesto que las ejecutivas financieras no suelen realizar llamadas a sus clientes para ofrecerles algunos beneficios.
En este caso específico, planteó la posibilidad de un supuesto descuento en la cuota de manejo de su tarjeta de crédito, entre otras.
El audio da cuenta de la mujer diciendo:
“El motivo de mi llamada el día de hoy es con el fin de validar y verificar si usted ya cuenta con conocimiento acerca de los beneficios implementados a nuestros clientes Davivienda (...) devolución del IVA, incremento a la seguridad y exoneración de cuota de manejo”.
El monólogo, sin embargo, tuvo una respuesta inesperada. El cliente ni le colgó la llamada ni aceptó los supuestos beneficios ofrecidos. Por el contrario, la confrontó y le preguntó desde cuál cárcel lo estaba llamando para intentar estafarlo.
“Oiga, mi amor, ¿usted en qué cárcel está? Yo estoy en la de Girardot, en El Diamante”, respondió el sujeto.
En cuestión de un instante, la mujer, con complicidad, le respondió: “¿Usted está en Girardot? Yo estoy en la de Bogotá”. Pero la llamada, que comenzó con un interés de estafa y terminó pareciéndose a una conversación entre dos viejos amigos, no concluyó ahí.
“Se equivocó, ¿oyó? La buena, ya sabe, ya le escribo por el WhatsApp”, agregó el sujeto.
Entretanto, la mujer alardeó el dinero obtenido de las estafas: “Ya sabe, facturando a lo lindo. La rebuena, ya sabe, solo sietes”, y hasta le soltó un chiste: “Pisándonos las mangueras”.
Entre los comentarios a la publicación, sobresalen: “¿Le habrá escrito al WhatsApp? ¿Habrá vínculo comercial? ¿Sentimental? Muchas inquietudes quedan”; “No sé si es chistoso o miedoso, pero esta funcionaria bancaria ya me llamó hace algún tiempo. No olvido su voz ni su pronunciación de ‘aptivación’, ahí la descubrí”, y “Siempre que lo llaman de un banco, pregunten para qué y luego digan: ‘ah, bueno, yo les devuelvo la llamada para hacer el procedimiento, me indica a qué número puedo llamar’ y santo remedio”.
¿Cómo funciona esta modalidad de estafa?
La modalidad de estafa que la mujer utilizó en conversación es conocida como vishing y se caracteriza porque, a través de una llamada telefónica, un delincuente que se hace pasar por un asesor bancario busca acceder a los datos de la tarjeta de crédito.
¿Cómo? Ofreciendo beneficios, como una supuesta exoneración del cobro de manejo de tarjeta y pidiéndole a la víctima datos como el número de la tarjeta y el código de seguridad.
Ya con los datos, inmediatamente terminada la llamada, los delincuentes aprovechan para realizar compras virtuales con la tarjeta de crédito de su víctima. Una vez sucede esto, lo que le queda a quien fue hurtado es llamar al número telefónico del banco o ingresar a la app para bloquear la tarjeta.