La espera terminó. Después de largos siete meses de incertidumbre, finalmente encontraron en la tarde de este martes 13 de junio el cuerpo de Javier Velilla, el vigilante que fue arrasado por una avalancha mientras transitaba por una de las vías en el conjunto residencial en el que trabajaba en la vía que de Bogotá comunica a La Calera.
La tragedia ocurrió en la tarde del 12 de noviembre, cuando las fuertes lluvias que se prolongaron durante horas ocasionaron el trágico desenlace. Javier se encontraba al interior de un vehículo junto con Hollman Rodríguez, otro de los vigilantes del conjunto residencial y quien iba manejando, cuando de repente la avalancha los sorprendió y los arrasó abismo abajo. Javier iba en la parte trasera.
Para la época de los hechos, en cuestión de horas, Bomberos de Bogotá encontraron, dos kilómetros abajo, el cuerpo sin vida de Hollman Rodríguez, pero hasta la fecha, Javier seguía sin aparecer, ni tampoco había aparecido el carro; sin embargo, esa larga espera llegó a su fin.
El cuerpo de Javier Velilla fue encontrado por el Cuerpo de Bomberos de Bogotá luego de que en las últimas horas se dieran nuevas pesquisas de la ubicación exacta del carro después de haber rodado kilómetros abajo.
Luz Ángela Ríos, la esposa de Javier Velilla, le contó en exclusiva SEMANA los detalles del reinicio de la búsqueda. Resulta que en las últimas horas, los vecinos del barrio, donde vive la mujer con sus cuatro hijos, encontraron una llanta del carro desaparecido.
“En todo el terreno donde sucedió la avalancha yo había metido detector de metales y logré identificar varios puntos y el lugar donde se halló parte del carro, es uno de ellos”, indicó Luz Ángela.
No obstante, fueron unos vecinos quienes dieron la ayuda final. “Ayer, una chica del barrio y su familia bajaron a la iglesia, pero estaba cerrada, por lo que se fueron a caminar por Las Lajas y en ese recorrido vieron la llanta, me contactaron, y yo de inmediato bajé con ellos ayer a las 4:00 p. m. y efectivamente es una parte grande del carro”, agregó Luz Ángela.
Fue así como los organismos de rescate iniciaron las labores de búsqueda en el punto donde fue encontrado el vehículo.
“Desde la noche de ayer, tras un llamado de la Policía Nacional, y a través de ellos, los familiares del señor Javier Velilla reportaron que encontraron partes de un vehículo e hicimos presencia con la estación de Chapinero, verificamos el punto encontrando la llanta y algunos rastros de combustible o aceite. En ese punto hay una zona que presenta filtraciones, motivo por el cual estamos llevando a cabo labores manuales de retiro de material el día de hoy”, informó en la mañana de este martes el director encargado de Bomberos de Bogotá, William Tovar.
Esta tarde, tras varias horas de sigilosos procedimientos, los bomberos encontraron un cuerpo muy cerca del lugar donde estaba el carro.
Si bien serán las autoridades competentes las encargadas de establecer con claridad si el cuerpo que se encontró efectivamente corresponde al de Javier Velilla, se presume que efectivamente se trata del vigilante que ya completaba siete meses desaparecido.
“Luego de una búsqueda iniciada el día de ayer por parte de Bomberos de Bogotá, en el sector de la vía a La Calera, se encontraron unos restos humanos, de los que la investigación forense determinará su identidad. Apoyaron el Idiger, el Ejército y el Sistema de Emergencias de Bogotá”, informó Bomberos.
La alcaldesa de Bogotá, Claudia López, también confirmó el hallazgo. “Luego de algunos meses, en el lugar de la tragedia de La Calera el nivel del agua bajó y se avizoraron partes de un vehículo. Tras una nueva jornada de búsqueda, Bomberos de Bogotá encontró en el vehículo un cuerpo que presumimos puede ser del señor Javier Velilla. Esperamos que las autoridades forenses nos den confirmación. A doña Ángela y su familia una vez más mi abrazo de fortaleza, cariño y solidaridad”, informó la mandataria distrital.
Lo irónico del caso, según contó Luz Ángela a SEMANA, es que ella había identificado los puntos con el detector de metales desde hace varias semanas y a pesar de que pidió ayuda a la administración distrital para introducir maquinaria amarilla al lugar, esta ayuda le fue negada en su momento, pues desde el Distrito le advirtieron que ella debía sustentar esos puntos con un estudio previo.
Cronología de una larga búsqueda
El 13 de noviembre de 2022, prácticamente 24 horas después de lo ocurrido, empezaron a llegar los organismos de socorro al lugar de la tragedia. Muy cerca de la zona, la administración distrital, en cabeza de la propia alcaldesa Claudia López, instaló un puesto de mando unificado para coordinar todas las labores de búsqueda, tanto de Javier, como de Hollman Rodríguez, quien iba conduciendo el vehículo al momento de la avalancha, mientras que Javier iba en la parte trasera del carro.
En cuestión de horas, Bomberos de Bogotá encontraron, dos kilómetros abajo, el cuerpo sin vida de Hollman Rodríguez, pero Javier seguía sin aparecer. Las horas y los días pasaban y la alcaldesa López alimentaba las esperanzas de Luz Ángela: “ella me prometió que no se iban a ir hasta encontrar a mi esposo, que como fuera lo iban a sacar de ahí”. Pero no fue así.
El 20 de noviembre, ocho días después de ocurrida la tragedia, los organismos de socorro dieron por terminada la búsqueda, sin éxito alguno. A Javier Velilla y al carro en el que iba literalmente se los tragó la tierra. Lo único que se encontró por esos días fue la puerta derecha de la parte delantera del vehículo, la puerta izquierda de la parte trasera, una llanta y el bómper del carro, además del cuerpo de Hollman.
Es así como Luz Ángela, en cuestión de días, pasó de tener la atención de todo el mundo, hasta de la propia alcaldesa López, a quedarse sola mientras su esposo quedó enterrado a la deriva, quién sabe dónde.
Al ver que la búsqueda de su esposo se detuvo por completo, Luz Ángela llevó el caso hasta el Instituto Nacional de Medicina Legal, en donde dejó el reporte de la desaparición de su esposo. Allí, irónicamente, dice ella, la única respuesta que le entregaron fue que si les llegaba algún cuerpo o un NN, ellos procedían a cotejar si se trataba de un desaparecido como Javier o no.
Así mismo, el 23 de noviembre, Luz Ángela acudió a la Fiscalía General de la Nación a poner una denuncia por la desaparición de su esposo. En ese momento, según narra ella, le prometieron que al día siguiente, el 24 de ese mes, investigadores del Cuerpo Técnico de Investigación (CTI) se iban a dirigir al lugar de la emergencia a tratar de hacer una búsqueda por su parte, pero le incumplieron.
Fue hasta el jueves 19 de enero que el procedimiento se hizo realidad. SEMANA se encontraba en la casa de Luz Ángela hablando con ella acerca del drama que ha tenido que vivir durante estos meses, cuando de repente, sin ella esperarlo, recibió una llamada de un investigador del CTI quien le pidió acercarse al lugar de los hechos porque iban a iniciar la búsqueda. Esta revista la acompañó.
Efectivamente, a la zona llegaron no solo investigadores del CTI, sino también uniformados del Cuerpo de Bomberos de Bogotá y personal de la Cruz Roja Internacional. En el lugar aún quedan inmensas huellas que dan muestra de la magnitud de la tragedia, que terminó acabando con la vida de Hollman y de Javier.
Para tratar de ilustrar la manera en que sucedieron los hechos aquel 12 de noviembre, y poder tener una pequeña idea de hacia dónde fue expulsado el cuerpo, los investigadores ubicaron un carro en el mismo punto en el que estaba Javier cuando la avalancha lo sorprendió. Con un dron, empezaron a hacer la búsqueda y la esperanza de Luz Ángela de encontrar a su esposo resurgió de nuevo, pero el destino era otro.
Tal y como sucedió el día de la emergencia, en la tarde de ese jueves, las torrenciales lluvias se apoderaron del lugar, lo que obligó a la evacuación inmediata de todo el personal para evitar otra tragedia aún peor. Aquel intento por encontrar a Javier también fue en vano.
Pero toda la historia terminó este martes 13 de junio, cuando las autoridades hallaron restos humanos en el lugar de la tragedia, los cuales podrían ser los de Javier Velilla.