La banda delincuencial Los Sparkis se convirtió en el terror de los conductores que trabajan prestando servicio de transporte por medio de aplicaciones en Bogotá. Esta red criminal se “especializó” en el robo de vehículos asociados con las plataformas privadas.
De acuerdo con las pruebas recolectadas durante la investigación, estos hombres habrían participado en múltiples casos de robo de vehículos en los que utilizaron la misma estrategia. Primero, solicitaban servicios de transporte a través de estas aplicaciones; una vez que el conductor aceptaba, se dirigían al lugar acordado para el inicio del viaje; una vez a bordo del vehículo, los individuos amenazaban al conductor con armas de fuego y lo reducían, presionándole el cuello con cuerdas, para luego retenerlo durante dos horas.
Durante este tiempo, de acuerdo con las pesquisas de la Fiscalía General de la Nación, se dedicaban a robar todas las pertenencias de las víctimas, incluyendo sus celulares y el dinero en efectivo que tuvieran. Luego, escapaban con los automotores, dejando a las víctimas abandonadas en lugares solitarios y peligrosos, como lotes baldíos o carreteras rurales.
La investigación ha acreditado ocho víctimas de este modus operandi de robo, las cuales fueron abandonadas en sitios ubicados en las localidades de Kennedy, Bosa y Ciudad Bolívar.
Estos robos generaron un gran impacto en los conductores, ya que las víctimas confiaban en la seguridad de estas aplicaciones para generar ingresos.
Tras una intensa investigación, las autoridades lograron la captura de los tres presuntos delincuentes en cuestión, durante una diligencia realizada por unidades de la Policía Nacional. En los procedimientos fueron incautadas dos armas traumáticas con sus respectivos cartuchos.
La Fiscalía General judicializó a John Michael Martínez Mendoza, Rafael Andrés Vargas Bohórquez y Juan Sebastián Zuluaga Jordán, tres posibles integrantes de la red delincuencial.
Un fiscal de la Seccional Bogotá los presentó ante un juez de control de garantías y les imputó los delitos de secuestro simple y hurto calificado y agravado.
A pesar de las pruebas presentadas por el fiscal del caso y que fueron avaladas, los tres procesados por hurto no aceptaron los cargos. Se espera que en los próximos días continúen las diligencias judiciales contra los sindicados.
Ladrones golpeaban a sus víctimas
Desde mayo de 2020, Romer Javier Colina y Argel José Mogollón venían azotando a la comunidad del barrio Galán, de la localidad de Puente Aranda, en Bogotá, mediante el hurto a personas en horas de la madrugada. No contentos con robarlas, también las agredían, causándoles secuelas en el rostro.
La investigación y línea de tiempo que llevó el fiscal del caso demostró que en al menos cinco casos manejaron el mismo modus operandi, que consistía en atacar personas que salían hacia sus trabajos, en horas de la madrugada, para apoderarse de sus pertenencias. Tras del hecho, después las atacaban con armas traumáticas y armas blancas en el rostro, causándoles lesiones de gravedad.
Luego de su captura, por solicitud de la Fiscalía General de la Nación, un juez condenó a la pena de 20 años de prisión a los ciudadanos venezolanos en calidad de coautores de los delitos de tentativa de homicidio, concierto para delinquir y hurto calificado.
En las audiencias se demostró que los dos venezolanos condenados participaron en por lo menos cinco hechos, se presume que puedan ser más, uno de ellos ocurrido el 13 de enero del 2020 en contra de una persona quien, al oponer resistencia al robo, recibió un impacto en la cara con un arma traumática, causándole daños irreparables en el rostro.
Las autoridades les siguen haciendo la “cacería” a las organizaciones criminales que operan en Bogotá.