Javier Acosa, el fiel hincha de Millonarios que conmovió a Colombia, murió en la tarde de este viernes, 30 de agosto, luego de someterse a la eutanasia en un centro médico de Bogotá. El joven salió a las 11:30 de la mañana del Hospital San Ignacio, donde fue despedido por miles de seguidores del club azul.
Pese a su amor incondicional con el equipo embajador, el bogotano se sinceró en un video en su cuenta de Facebook y compartió una sentida reflexión sobre haberle dedicado tantos años de vida al barrismo, confesando que ese fue uno de sus grandes “arrepentimientos”.
En la grabación, que se hizo viral en las diferentes redes sociales, Acosta señaló que muchas veces la barra brava no lo acompañó en los duros momentos que atravesó desde que quedó en silla de ruedas. No obstante, nunca se justificó por haber elegido ese estilo de vida.
“No saben lo que me arrepiento de todo el tiempo que le entregue a la barra. Hoy en día, la barra, ni siquiera un mensaje. Tengo 36 años y 21 años han sido dedicados a la barra y a seguir a mi equipo. Por la barra estoy en silla de ruedas, por ella estoy en una cama. Lastimosamente, cuando tú estás bien, dice la canción, tienes amigos a granel, cuando estás en una situación de estas: mamá, papá, hermana, hijo y pare de contar”, indicó inicialmente.
Luego, sentenció: “Sí, estoy en una silla de ruedas y me lo busqué por ser una barra brava y seguir a mi equipo alentándolo a todos lados, porque ese era el lema. Yo no estoy diciendo que me digan que me llevan pañales, plata, comida. No, lo que yo valoro en este momento acá es una visita, un mensaje”.
El bogotano, de igual manera, manifestó en una emotiva entrevista con el programa de Los Impresentables, de Los 40, que no fue un santo y que cometió muchos errores, sobre todo de joven, por estar metido en el mundo del barrismo.
Asimismo, Javier abrió su corazón en el espacio radial y puntualizó cuál es el verdadero motivo por el cual él decidió someterse a la eutanasia, recalcando que su pequeña hija, Valentina, no merece desperdiciar su juventud cuidando a un “discapacitado”.
“Yo soy fiel creyente de que hay vida después de la muerte, sé que me voy a encontrar en el cielo con mis abuelitas, mis amigos de la barra que lloré. Llevo 21 años de barra brava, soy viejo en esa vuelta. He comido tanta mierda, que para mí es un ratico. Yo creo que cuando la vida se pone dura de tanta vuelta, uno tiene que sonreír”, agregó.
Finalmente, concluyó: “El motivo más grande de elegir la eutanasia fue María Valentina. No puedo permitir que por mi egoísmo mi hija pierda su niñez, su infancia, ser joven y perder su juventud por cuidar a un discapacitado, o al papá que no se puede mover. Yo ya viví, viví al extremo, pero Valentina merece tener una vida bonita”.