Una niña de cuatro años se encuentra en grave estado de salud después de ser atacada por un perro de raza pitbull en Bogotá. El incidente ocurrió el domingo 9 de julio en el barrio Dindalito, en la localidad de Kennedy.
A las 4:00 p. m., Sharlotte Samanta Garzón Pulido iba tomada de la mano con otra niña mientras salían de un supermercado. Fue en ese momento que un perro de raza pitbull que estaba amarrado a las afueras del establecimiento, sin bozal, a pesar de lo que indica la norma, se soltó del collar y se abalanzó sobre la niña, atacándola directo en el rostro.
Abuela de la menor“Ellas salieron de un supermercado... y la niña iba cogida de la mano con otra niña que era una amiguita y yo no sé que fue lo que pasó ahí con el perro, el perro estaba amarrado sin bozal a unos metros de la niña y de un momento a otro el perro se le lanzó en la cara, la niña tiene media cara destrozada”
La menor fue trasladada a la Clínica Infantil Colsubsidio, donde se encuentra actualmente a la espera de una cirugía de reconstrucción facial. La abuela de la menor, quien la acompaña en el centro hospitalario, relató que las mordeduras del perro comprometieron gran parte de su cara y que aún tiene su rostro inflamado.
En estos momentos, se encuentra en sala de cirugía, preparándose para enfrentar un procedimiento de reconstrucción del rostro, puesto que tras el incidente le fueron comprometidos el labio, el pómulo y la nariz. La menor será atendida por un cirujano pediátrico en la clínica infantil de la 67.
Los familiares de la niña aseguran que el dueño del perro tiene que responder por el ataque, pero hasta el momento no se ha visto ningún beneficio para la familia afectada. La comunidad ha expresado su preocupación ante la presencia de perros peligrosos en las calles y ha pedido a las autoridades tomar medidas para prevenir futuros incidentes.
¿Qué dice la ley y cuáles son las sanciones?
En Colombia, la Ley 746 de 2002 establece medidas de cuidado para los propietarios de perros considerados “potencialmente peligrosos”, con el objetivo de proteger la integridad de las personas, la salubridad pública y el bienestar del propio animal.
Según la ley, los caninos que representan un riesgo son aquellos que han tenido episodios de agresiones a personas u otros perros, los que han sido adiestrados para el ataque y la defensa, así como aquellos que pertenecen a ciertas razas o a sus cruces o híbridos.
Algunas de las razas de perros más peligrosas
- American staffordshire terrier
- Bullmastiff
- Dóberman
- Dogo argentino
- Dogo de Burdeos
- Fila brasileiro
- Mastín napolitano
- Pit bull terrier
- American pit bull terrier
- Presa canario
- Rottweiler
- Staffordshire terrier
- Tosa japonés
Para los propietarios de estas razas, la ley establece una serie de deberes que deben cumplir. En primer lugar, registrar al animal en el Censo de Perros Potencialmente Peligrosos, acudiendo a las alcaldías respectivas.
Además, asegurarse de que el animal se encuentre en adecuadas condiciones higiénicas, sanitarias, de alimento y custodia, tanto en el área rural como en la urbana. La norma señala que no debe producirse ninguna situación de peligro o incomodidad para los vecinos u otras personas en general o para el propio animal.
En caso de que el perro se encuentre en propiedades horizontales o conjuntos residenciales, debe estar sujeto por medio de una correa y portar un bozal. Si está en vías y lugares abiertos al público, debe ser llevado con correa y bozal y contar con el respectivo permiso.
Es importante tener en cuenta que si no se cumplen estas medidas preventivas señaladas por la ley, la Policía puede decomisar al animal y se le puede imponer una multa al dueño. Las sanciones pueden variar desde cinco salarios mínimos legales diarios por no portar correa hasta quince salarios mínimos legales diarios por no tener el respectivo permiso.
En caso de que un perro considerado potencialmente peligroso agrede a otra mascota, su propietario será sancionado por la autoridad municipal competente con multa hasta de dos salarios mínimos mensuales y estará obligado a pagar por todos los daños causados a la mascota. Si se repite el episodio, el animal puede ser decomisado y sacrificado.