La Corte Suprema de Justicia admitió la demanda de casación que interpuso el abogado Jaime Lombana, defensa de la familia Colmenares, contra la decisión del Tribunal Superior de Bogotá que absolvió el pasado 21 de febrero de 2017 a Laura Moreno y Jessy Quintero, implicadas en la muerte de Luis Andrés Colmenares, por duda razonable.
La decisión del alto tribunal fue admitir “las demandas de casación presentadas por la representación de víctimas y el Ministerio Público, contra la sentencia proferida por la Sala Penal del Tribunal Superior del Distrito Judicial de Bogotá que, entre otras determinaciones, confirmó la sentencia absolutoria proferida el 21 de febrero de 2017 por el Juzgado 11 Penal del Circuito de Conocimiento de esta ciudad, en favor de Laura Moreno y Jessy Quintero”.
Justamente cuando el Tribunal Superior de Bogotá las absolvió, Laura Moreno habló en exclusiva con SEMANA. En ese momento estas fueron sus declaraciones. El caso Colmenares se registró el 31 de octubre de 2010, cuando los jóvenes estudiantes de la Universidad de los Andes salieron de fiesta, disfrazados, a la Zona Rosa, de Bogotá, y Colmenares terminó muerto. El caso no se ha esclarecido, tuvo un gran efecto mediático y hasta motivó una serie.
De Laura Moreno, en su momento, se conocieron fotos de sus vacaciones en Italia. Y también, en alguna ocasión, se filtraron las fotos de su boda.
24 de febrero de 2017
SEMANA: ¿En algún momento pensó que pasaría el resto su juventud en la cárcel?
LAURA MORENO (L. M.): Yo siempre tuve fe en Dios, por encima de todo. Siempre he estado tranquila de que todo iba a salir bien, pero obviamente sí existen momentos en que uno piensa eso, sobre todo por lo que se dio en los medios. Pensaba que los medios y la sociedad que me echan la culpa podrían llegar a influir en la decisión de un juez, fue una posibilidad que llegué a pensar y a discutir con el equipo de defensa. Pero también tuve fe en que Dios me llevaría por el camino de la justicia, y además sabía que tenía un equipo de defensa maravilloso.
SEMANA: ¿Cómo recuerda su relación con Luis Andrés Colmenares hoy?
L. M.: Igual, sigue intacta, sigue siendo una persona que fue muy importante en mi vida, que fue muy especial en el tiempo que mantuvimos una amistad y en el tiempo que logramos conocernos. Eso sigue intacto.
SEMANA: ¿Cómo fue cambiando su vida cuando comenzó la acusación de la Fiscalía en su contra?
L. M.: Mi vida cambió desde el día que Luis Andrés murió, porque perdí a alguien especial, a un amigo, a una persona muy bonita. Ahí empezó todo. Mi vida estaba en una balanza entre estar en la Fiscalía y estar en la universidad. Luego recibí la imputación de cargos y comenzó la presión mediática y la tergiversación de muchas cosas por parte de los medios. Yo ya no era una simple joven en el mundo, sino que era una persona conocida, señalada. Luego tuve casa por cárcel, fueron 13 meses muy difíciles. Un tiempo realmente complicado en el que me preguntaba -y aún lo hago- ¿por qué y para qué me ha sucedido esto? Tuve que abstenerme de muchas cosas. Y después de 13 meses con casa por cárcel empezó a jugar un papel importante la justicia, me dieron mi libertad. Pero el calvario no terminó: no podía salir tranquila, era una persona conocida en las calles, una persona a la que la gente no le dio el beneficio de la duda, sino todo lo contrario: me juzgaron por lo que vieron en los medios. Ha sido difícil, las miradas inquisidoras y un maltrato permanente hacia mí.
SEMANA: ¿Cómo ha sido vivir siendo protagonista de un escándalo tan sonado y polémico? ¿Siente miedo?
L. M.: Sí, siento miedo. Uno no sabe cómo pueden reaccionar las personas en la calle, se siente miedo de muchas cosas, uno teme que puede pasar algo más grave que un insulto. Porque este caso se ha desarrollado de una manera pasional más que racional. Las personas son demasiado apasionadas y, la verdad, hay momentos en que temo por mi vida y por lo que pueda pasar conmigo. En la calle uno escucha comentarios bastante desagradables de personas que realmente están apasionadas con el tema, comentarios bastante fuertes. Y en las redes sociales lo que siempre he sabido es que me han insultado, han querido mi muerte, “venganza”, y todo eso genera miedo.
SEMANA: ¿Cómo ha hecho para enfrentar esa situación?
L. M.: La primera y la más grande de todas es intentar no frecuentar sitios públicos, no voy a lugares donde haya mucha gente, y procuro siempre estar acompañada. A pesar de ese miedo, que siempre está ahí, intento tener una vida. Es difícil salir cuando toda Colombia está en mi contra.
SEMANA: ¿Continuó con su carrera y se graduó de ingeniera?
L. M.: Aún no me he graduado, ya casi. Pero retomar la universidad fue una decisión difícil. Tuve una crisis, no sabía si era lo más acertado volver a la universidad. Fue enfrentarme a gente que me veía y no estaban de acuerdo con que yo siguiera mis estudios. Y prácticamente fue empezar de cero porque cuando pasó todo yo estaba en sexto semestre y luego duré mucho tiempo sin estudiar. Lo más difícil fue estar sola en la universidad porque mis amigos ya no estaban, ya se habían graduado. Aunque tengo que agradecer enormemente que la vida me puso muchos otros amigos en el camino, que me ayudaron y apoyaron. Hoy pienso que hice bien retomando mi carrera. Ya terminé materias y me siento muy orgullosa de haber acabado la universidad en medio de tantas dificultades.
SEMANA: ¿A qué más se ha dedicado durante estos seis años?
L. M.: A dos cosas: estudiar mi carrera y a atender el caso. Me dediqué a vivir lo que venía del caso judicial, a asistir a las audiencias, a estar pendiente de todo. Este caso se volvió mi prioridad, tanto que a veces me tocaba faltar a la universidad, porque tenía asuntos a los que debía asistir en los juzgados de Paloquemao. Los abogados se han ocupado de adelantar mi defensa pero he estado muy encima del caso, saber qué pasa, entender, porque es mi vida la que está en juego.
SEMANA: ¿Qué opina del impresionante cubrimiento mediático que ha tenido el caso Colmenares?
L. M.: Para mí es muy difícil asimilar cómo los medios me han juzgado desde hace seis años y medio. Nunca me dieron una oportunidad. Siempre los titulares están en mi contra, irrespetando la presunción de inocencia que cualquiera tiene. Yo desde el primer día siempre fui culpable para los medios y eso fue lo que le transmitieron al país. Y por eso hoy los colombianos piensan de la manera que piensan, eso fue lo que los medios les vendieron. Generalmente creemos que todo lo que dicen en las noticias es cierto, pero, por ejemplo, dado que yo asistí a las audiencias, muchas veces me daba cuenta de que lo que mostraban en los medios de comunicación era tergiversado, era la parte que les convenía, muchas veces totalmente opuesto a lo que pasaba en la audiencia.
SEMANA: ¿Cómo es vivir condenada socialmente, sin haber sido condenada por la justicia?
L. M.: Es difícil, es bastante complicado. Me alegra que la justicia me haya absuelto porque siempre hablé con la verdad y por eso sigo creyendo en la justicia, y seguiré creyendo en la justicia del país hasta las últimas instancias y respetaré lo que venga. Pero sé que la sociedad está polarizada en mi contra y culpa de ello es de los medios. La gente me juzga sin conocer el caso, sin tener argumentos válidos. Sin embargo, también me alegra que hay personas que no me conocen, que han reflexionado un poco, que miran más allá de lo que les presentan y pueden ver que soy inocente. Eso me ha hecho ver que hay gente buena, es bonito ver que gente que no te conoce está contigo y te manda un mensaje de aliento. Eso lo agradezco enormemente.
SEMANA: Este proceso ha sido como una especie de montaña rusa. En esos altibajos, ¿cuál ha sido el momento más difícil?
L. M.: El día de la imputación, cuando comenzó lo peor de esta tragedia. Ese fue el día más complicado de esta pesadilla porque yo ni siquiera sabía a qué me estaba enfrentando, como el común de la gente no tenemos conocimiento en derecho, no sabemos qué pasa cuando a uno lo capturan y lo acusan, uno no sabe nada.
SEMANA: ¿Mantiene algún contacto con Carlos Cárdenas?
L. M.: No.
SEMANA: ¿Cómo ha sido su relación con Jessy Quintero, quien ha compartido todos estos años de acusación?
L. M.: Jessy fue y es aún mi compañera de karma. Lastimosamente a las dos nos tocó vivir esta tragedia, pero ella y yo nunca hemos sido amigas. Solo el caso nos hizo estar juntas, pero realmente ella vive su vida y yo la mía, no somos amigas, no nos llamamos por teléfono ni somos confidentes. Solo tenemos una tragedia que nos une por lo que nos vemos permanentemente juntas en Paloquemao.
SEMANA: Si tuviera la oportunidad de conversar con Luis Andrés, ¿qué le diría hoy?
L. M.: Le diría que esté tranquilo porque por encima de todo está la justicia de Dios y está también una justicia terrenal, que creo en ella, creo en la justicia colombiana. Le diría que lamento profundamente que haya tenido que partir del mundo, pero que yo voy a estar bien porque sé que la justicia va a obrar en derecho.
SEMANA: Y a la familia, concretamente al señor Alonso Colmenares, el padre, ¿qué le dice?
L. M.: Él siempre ha buscado la verdad de lo que sucedió con su hijo, siempre ha buscado justicia para su hijo y nosotros siempre hemos dicho la verdad. Se la hemos dicho a él y a sus familiares. Lamento profundamente la pérdida de su hijo; en mi corazón, hacia él, solamente hay paz.
SEMANA: ¿Cómo tiene pensado rehacer su vida de ahora en adelante?
L. M.: Uno de los grandes aprendizajes que he tenido con este caso es vivir el día a día, afrontar las situaciones día a día, vivir el presente. Por ahora estoy viviendo este momento y realmente no sé qué venga para mí, no he pensado en qué planes hacer, porque todavía faltan muchas instancias judiciales, y faltan muchas cosas del caso, todavía tenemos que esperar. Es prematuro hablar de qué pienso hacer.
SEMANA: Esta semana la juez de conocimiento la declaró inocente. ¿Por qué no fue a la lectura del fallo, cómo se enteró de la decisión?
L. M.: Decidí estar en mi casa por razones de seguridad y me enteré por medio de mis abogados. Obviamente en familia hubo mucha ansiedad en los días anteriores a la lectura del fallo. Cuando me enteré agradecí a Dios, sin él no hubiese sido posible. Fui muy feliz de que se estuviera haciendo justicia y de que se empezara a mostrar la verdad de este caso.
SEMANA: ¿Piensa irse del país?
L. M.: La verdad, no sé. Cada día trae su afán, por ahora estoy tratando de vivir este día. Nunca lo he pensado y sé que todavía falta mucho para que el caso llegue a su fin. Intento distraerme con muchas cosas, leo, estoy con mi familia, hago ejercicio… Intento vivir el día aunque hay momentos complicados, de crisis. Esos días lloro, me pregunto el porqué y el para qué de todo esto.
SEMANA: Si pudiera hacer algo distinto a lo que hizo esa noche de Halloween, ¿qué cambiaría?
L. M.: Después de tantos años, sigo pensando que no cambiaría nada de esa noche. Pienso que hice todo lo que estuvo en mis manos, todo lo que debía hacer. Me siento tranquila y siempre me he sentido tranquila por eso, el saber que yo hice todo lo que estuvo en mis manos, busqué a Luis Andrés y di aviso urgente para encontrarlo, eso es lo que me da gran tranquilidad.
SEMANA: ¿Ve noticias, lee prensa, sigue las redes sociales?
L. M.: No mucho, la verdad. Creo que los medios y las redes utilizaron un doloroso y difícil momento y lo convirtieron en una novela. Los medios tienen gran culpa en que este matoneo siga, tienen gran culpa en que el país esté polarizado porque se encargaron de tildar y juzgar antes de que las instancias judiciales lo hicieran.
SEMANA: ¿Ahora que hay un fallo favorable a ustedes, cree que es posible que la gente cambie su opinión frente al caso y se reconsidere cuál ha sido su responsabilidad?
L. M.: No sé, la verdad, pero espero que sí. Creo en la humanidad y confío en que algún día la gente se dará cuenta de las injusticas que han cometido conmigo. Espero que la gente tome conciencia de que lo que sucedió ese día fue un trágico accidente, y que mi vida se dañó, perdí mi juventud, mi tranquilidad. Espero que la gente vea que la justicia me absolvió con fundamento en pruebas, que se reconozca que desde el primer día yo he dado la cara, he dicho la verdad y se ha demostrado que realmente lo que sucedió fue un fatídico accidente.
SEMANA: Usted hace un fuerte cuestionamiento a los medios y, sin embargo, aceptó esta entrevista. ¿Por qué?
L. M.: Porque creo que los medios tienen la responsabilidad de informar y en este caso lo que hicieron fue desinformar a la sociedad. Lo que me pasó a mí le puede pasar a cualquiera y quisiera un trato justo para quien sea. Solo quiero dejar este mensaje y no acepto fotos ni ningún otro registro. Ya he tenido suficiente exposición y matoneo.