Las autoridades llevaron a cabo una intervención de Inspección, Vigilancia y Control (IVC) en el inmueble denominado La Mansión del Chicó, ubicado en la localidad de Usaquén, al norte de Bogotá. SEMANA había evidenciado las peligrosas y clandestinas rumbas que se hacen en el lugar, robándoles por completo la tranquilidad a los habitantes del sector.
En esta operación, coordinada entre la Policía de Bogotá, la Alcaldía local de Usaquén y la Secretaría de Gobierno, se encontraron aproximadamente 160 niñas y niños menores de edad presuntamente consumiendo licor y sustancias psicoactivas.
En el exterior del establecimiento, madres y padres de los menores solicitaban su apertura, ya que la actividad se desarrollaba a puerta cerrada. Tras la apertura de la puerta y la solicitud de asistencia del Cuerpo Oficial de Bomberos Bogotá, los menores de edad fueron entregados a sus familiares y se procedió a suspender la actividad económica del inmueble.
Se constató que se trataba de una fiesta ilegal, sin permisos ni documentación.
Según pudo conocer SEMANA, la Policía ya había realizado varios cierres a este establecimiento en los últimos meses y el nuevo cierre será por un período de tres meses. Si los dueños o administradores del lugar se atreven a reabrir, se podría iniciar un proceso de extinción de dominio.
Licor, drogas y armas
Según los residentes, en esta mansión cada fin de semana se reunían alrededor de unas 400 personas a través de convocatorias que realizan por redes sociales. Las fiestas inician a las 10 de la noche y terminan en ocasiones a las 11 de la mañana del siguiente día.
Las riñas, los altos niveles de ruido durante toda la noche, el consumo de licor y la invasión de las vías con vehículos de alta gama se habían convertido en el panorama de los viernes y sábados en este exclusivo sector del norte de Bogotá.
“Nosotros honestamente empezamos a sentir el problema después de que cesaron los cierres por el covid. Desde 2021 empezamos a vivir casi que cada ocho días fiestas en ese lugar, los viernes y los sábados. Son fiestas de diferente índole, incluso hay veces que son fiestas con menores de edad”, dijo uno de los habitantes a SEMANA.
El residente puntualizó que se trataba de fiestas que empiezan desde las 8:00 de la noche y que van hasta las 2 o 3 de la madrugada o incluso hasta el mediodía.
“Es una música y un ruido ensordecedor”, afirman. “Es un lugar clandestino, cualquiera que se pare de frente en la fachada no va a notar nada que le muestre que al interior hay un bar o algo por el estilo. Es una casa”.
Las convocatorias a las largas rumbas a La Mansión Chicó son hechas a través de las diferentes redes sociales. “Son fiestas muy pesadas. Ellos mismos hacen sus flyers y los comparten a través de redes como TikTok e Instagram”, aseguran los residentes.
“No existen motivos para festejar, simplemente es viernes y queremos fiesta hasta el amanecer. Te invitamos a farrear con nosotros en esta fiesta sin precedentes, donde nuestra única intención es hacer que pases un viernes inolvidable, en una casa estilo mansión, adaptada para ser una de las pistas de baile más locas de Bogotá”, se lee en una de las convocatorias que conoció SEMANA.
“El consumo de sustancias psicoactivas en ese lugar, actividades no permitidas en usos del suelo, adicionalmente trancones, riñas, peleas, es lo que hemos encontrado”, le afirmó el secretario de Seguridad, a este medio.
El problema del asunto, según denuncian los residentes, es que más se demoran las autoridades en sellar el lugar, que los administradores y promotores de la rumba en abrirlo.