El robo de bicicletas es uno de los delitos que más preocupa a los bogotanos, pues este medio de transporte tomó mucha más popularidad en la capital durante y después de la pandemia, algo que los ladrones y las bandas organizadas no dejaron pasar por desapercibido.
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Además del robo de estos vehículos, también es crítica la violencia con la que se realizan los hurtos, pues los delincuentes utilizan armas cortopunzantes y de fuego para intimidar a sus víctimas; cabe señalar que en varios casos, estos hechos tienen desenlaces fatales, pues quienes ofrecen resistencia al robo terminan siendo asesinados.
Frente a este delito, el Sistema Estadístico de la Policía Nacional (Siedco) entregó un informe en el que queda en evidencia que las bicicletas siguen siendo un objeto bastante codiciado por los delincuentes.
Según la institución, durante el primer mes del año, en Bogotá, fueron contabilizados 551 robos de bicicletas, dato que llama la atención y que sigue siendo crítico para la percepción de seguridad en la ciudad; sin embargo, y pese a ser una cifra bastante elevada, lo más sorprendente es que es menor a la registrada durante el mismo periodo de 2022, cuando se presentaron 708 casos, un 22 % más que el último registro.
Localidades en las que más roban bicicletas en Bogotá
El panorama en la ciudad frente al robo de bicicletas está diversificado; según los reportes de Siedco, la localidad de Kennedy es la que encabeza el lamentable podio, ya que allí es donde más casos se han presentado entre diciembre de 2023 y enero de 2024, con un total de 1.101 episodios. En el segundo renglón se encuentran Engativá (1.050), Suba (927), Fontibón (502), Bosa (364), Teusaquillo (331), Barrios Unidos (326), Usaquén (281), Puente Aranda (251) y Chapinero (163).
Los barrios en los que más roban bicicletas en Bogotá
Si bien, Kennedy es la localidad con el mayor número de denuncias por robo de bicicletas, los barrios donde más ocurren este tipo de hurtos están al occidente de la cpaital.
Las cifras entregadas por Siedco identificaron a Suba Rincón, con 237 casos, como la zona donde más robo de bicicletas ocurren. Así mismo, el barrio Minuto de Dios, ubicado en Engativá, registró 185 hurtos; en el Garcés Navas, de la misma localidad, también se han instaurado 174 denuncias.
El top 5 de los barrios más peligrosos lo cierran Patio Bonito, en Kennedy, con 170 registros, y Las Ferias, nuevamente en Engativá, con 168 casos.
Finalmente, según el promedio dado a conocer por las autoridades, cada 42 minutos una persona es despojada de su bicicleta en Bogotá.
Millonario robo a ciclista en el alto de Patios, en Bogotá
Según la denuncia de los pedalistas aficionados, luego de llegar al alto de Patios decidieron tomar uno de los cientos de senderos que hay en la zona y que se caracterizan por ser muy seguros, pues son muchos los ciclistas que trazan sus rutas por esta zona rural aledaña a la capital.
Cuando disfrutaban de su travesía, en una parte estratégica del recorrido, cinco hombres armados saltaron a la vía, los interceptaron, golpearon y, bajo amenazas, llevaron monte adentro para proceder a quitarles todas sus pertenencias.
Utilizando palabras de grueso calibre y mostrando sus armas, los delincuentes procedieron a amarrar a los ciclistas aficionados de pies y manos, mientras les exigían las contraseñas de sus celulares y las claves de las aplicaciones bancarias instaladas en sus dispositivos móviles.
Según el relato de uno de los afectados, uno de sus compañeros fue herido, pues debido al impacto de lo que estaba sucediendo, olvidó la combinación numérica que permitía acceder a su cuenta bancaria de forma virtual.
Mientras cuatro ladrones procedían a desocupar las cuentas y a quitarles la ropa, los zapatos, los dispositivos electrónicos usuales en la práctica del ciclismo, un quinto hombre se encargaba de esconder las bicicletas de alta gama para poder huir del lugar sin contratiempos.
Los deportistas indicaron que las transacciones hechas por los delincuentes alcanzaron los 140 millones de pesos; además, se quedaron sin bicicletas y sin la indumentaria, por lo que, luego de permanecer un buen tiempo amarrados de pies y manos, entre la maleza, tuvieron que caminar varios metros desnudos hasta llegar a una vía principal donde finalmente la comunidad los ayudó y les entregó ropa para que se pudieren cubrir.