El alcalde Jaime Andrés Beltrán cumple cien días en la Alcaldía de Bucaramanga. Su gestión goza de una aprobación del 88 % y la fórmula es la estrategia de seguridad.
En diálogo con SEMANA, el mandatario entregó detalles de la tensa relación que tiene con el Gobierno Petro y habló de la política migratoria que implementa día y noche en la ciudad.
SEMANA: ¿Cómo se ha sentido en los primeros tres meses de gestión?
Jaime Andrés Beltrán: Ha sido un trabajo arduo, pero ha sido un trabajo de mucha satisfacción. Los dos objetivos que eran recuperar la gobernabilidad de la ciudad y ponerle orden, a eso nos hemos dedicado.
SEMANA: Usted llegó a la Alcaldía de Bucaramanga con una política de seguridad muy fuerte, ¿ya tiene resultados?
J. A. B.: Bucaramanga era una ciudad sin dios y sin ley, todo el mundo hacía lo que se le daba la gana. Nos tocó, en primera instancia, poner todo el pie de fuerza. Hoy tenemos que todos los delitos de hurto han disminuido, el esclarecimiento de los hechos es más alto, pero hay una cifra en estos tres meses que no logramos reducir y es la de homicidios.
SEMANA: Son 31 personas asesinadas este año en Bucaramanga, ¿a qué se debe ese aumento?
J. A. B.: Obedece a dos factores: el tema de intolerancia y violencia intrafamiliar, un fenómeno muy arraigado a la cultura, un fenómeno muy arraigado a la idiosincrasia, pero que tenemos que combatir. Ahora terminan matándose por una riña en un semáforo, en una cancha.
SEMANA: También prometió en campaña poner la lupa sobre la migración venezolana, ¿qué ha pasado con eso?
J. A. B.: El tema migratorio ha sido uno de los temas álgidos en el plan candado. Es poder diferenciar cuáles son los ciudadanos que vienen a delinquir y cuáles son los que vienen a trabajar y a estudiar.
SEMANA: ¿Cuáles son los resultados de eso?
J. A. B.: Esto nos ha llevado a hacer más de 32 operativos en los tres primeros meses, buscando esclarecer la condición en la que vienen los migrantes. En ese sentido, nos ha dejado más de 300 personas capturadas de nacionalidad extranjera por varios delitos. No pueden ver a Bucaramanga como un paraíso delincuencial. Esta lucha es diaria. Ya hay un número importante siendo judicializados, que nos van a permitir tomar decisiones sobre la expulsión.
SEMANA: ¿El Gobierno lo ha apoyado en esto?
J. A. B.: El Gobierno se ha hecho el loco con el problema migratorio. Yo soy de la teoría de que a los alcaldes nos centralizaron los recursos y nos descentralizaron los problemas. Cada alcalde mira cómo resuelve. Tampoco yo voy a permitir que los delincuentes se me camuflen en los ciudadanos de bien que vienen a trabajar y estudiar.
SEMANA: ¿Cómo no caer en la xenofobia?
J. A. B.: Sencillo, garantizándole a todos los derechos. Hay algo clave, y vuelvo y reitero: esta ciudad está invirtiendo muchísimo dinero en temas de salud, educación, atención primaria, apoyo en salud mental a todas las familias migrantes. Se ha dicho una y mil veces: bienvenidos los que vienen a trabajar, bienvenidos los que vienen a estudiar, pero los que vienen a delinquir, los estamos persiguiendo.
SEMANA: En otros temas, ¿cómo ha sido su relación con el presidente Petro?
J. A. B.: Ha sido muy distante. Hoy no hay ningún tipo de acercamiento con el Gobierno nacional, no hay eco. Hemos tenido reunión con el ministro de Defensa, con la ministra de Vivienda, pero no ha pasado de ahí. Lamentablemente, sentimos que hay un veto del Gobierno nacional para algunas ciudades del país, entre ellas Bucaramanga. No hay un interés claro, no hay una atención puntual y nos ha tocado a nosotros asumir el reto con nuestras propias manos, con los recursos que tenemos.
SEMANA: Es decir, ¿ustedes están gobernando solos?
J. A. B.: Hemos venido gobernando solos, pero hemos utilizado todas las herramientas que tenemos para poder lograr los resultados que queremos.
SEMANA: ¿El desarrollo de Bucaramanga se podría frenar por eso?
J. A. B.: Yo tengo claro que, en muchos sectores del país, difícilmente, vamos a contar con el apoyo del orden nacional. Cuando uno es consciente de eso desde el comienzo, se prepara para gobernar con los recursos que se tienen, articulando acciones con gobiernos internacionales, creando puentes de hermandad con otras ciudades.
SEMANA: ¿A qué se debe la supuesta indiferencia del presidente Petro con Bucaramanga?
J. A. B.: Creo que es por la distancia ideológica en muchos temas. Nosotros, desde el comienzo, hemos sido críticos frente a que no podemos pretender construir una sociedad avalando el consumo y la venta de drogas, desde el primer día hemos sido muy radicales en estar en la otra orilla con el Gobierno nacional en el tema del manejo de drogas.
SEMANA: ¿Y los habitantes reconocen eso?
J. A. B.: Yo le he dicho a la gente: con el presidente estamos en orillas distintas, todo lo que el Gobierno nacional quiera hacer por la región, yo siempre estaré presto. Hemos elevado proyectos, hemos elevado solicitudes, estamos esperando respuestas. Las diferencias son ideológicas y son de extremos, pero yo no puedo gobernar con esa visión extremista, debo generar un punto de encuentro para resolver los problemas.