El paso de los años, el descuido y, ahora, la temporada invernal agravó la problemática que viven cerca de 1.700 familias en Bucaramanga, cuyas viviendas podrían colapsar debido al deterioro del material en el que están construidas. Los barrios donde se registra la alerta están ubicados, principalmente, en las comunas 3, 4, 5 y 15.
Estas viviendas fueron construidas hace más de seis décadas con materiales rústicos como el bahareque o la tapia pisada, lo cual las hace menos resistentes a fenómenos naturales. Si bien algunas viviendas a simple vista parecen estar en buenas condiciones, tienen problemas de filtraciones, humedades o deterioro de los muros y los techos.
“Hemos realizado visitas a estos sectores donde la mayoría de residentes son personas de la tercera edad. En algunos casos viven solos y en otros casos los hijos están peor que los papás, porque son drogadictos. Entonces el poder adquisitivo que tienen las familias no es suficiente, a veces ni para solucionar una gotera”, dijo Luis Ernesto Ortega, director de la oficina de Gestión del Riesgo de Bucaramanga.
Un seguimiento técnico hecho por la Secretaría de Planeación a las urbanizaciones viejas de Bucaramanga, principalmente las ubicadas en la zona céntrica, concluyó que el 25 % de esas construcciones hace rato que cumplió su tiempo de vida útil.
“El Estado no puede entrar porque no hay una norma o acción que le permita al municipio intervenir estos predios privados. Sin embargo, ya se han hecho acercamientos con los propietarios para pedirles que revisen las estructuras de sus predios y hagan los respectivos mantenimientos”, agregó el funcionario.
En los barrios Alfonso López, Centro, Gaitán, Girardot, La Feria, San Francisco, y en otros 21, se encuentran ubicados estos inmuebles que podrían caerse por el deterioro, según la Oficina de Gestión del Riesgo de Bucaramanga.
“En la visitas hemos advertido del riesgo que representa no hacer los mantenimientos a tiempo. Hemos generado el contexto del lugar y la realidad en la que se vive, pero siempre nos contestan que no hay forma de invertir en los mantenimientos”, añadió Ortega.
Peligro inminente
Precisamente sobre la medianoche del pasado viernes, 29 de abril, luego de las intensas lluvias que se registraron en Bucaramanga, una vivienda ubicada en el barrio Alfonso López, colapsó y mujer de la tercera edad resultó herida por la caída de los escombros.
Este inmueble ubicado en la carrera 7 con calle 44, también, estaba construido en tapia pisada. Al lugar acudió personal de Bomberos de Bucaramanga y tras realizar varias maniobras de rescate, lograron sacar a Emilia Galeano Gamboa, una mujer en condición de discapacidad.
“Recibimos la llamada y encontramos que hay una mujer atrapada y la única forma de sacarla era rompiendo la ventana de la habitación. La habitación era la única que no había sufrido daños, el resto de la casa si se cayó”, explicó en su momento Jairo Manrique, bombero de Bucaramanga.
Este desplome deja en evidencia el peligro que representan estas edificaciones para la comunidad.
Obras de mitigación en el barrio Antonio Nariño
Con el propósito de evitar una tragedia la Corporación Autónoma Regional para la Defensa de la Meseta de Bucaramanga (CDMB) adelanta la construcción de una pantalla anclada para mitigar el peligro por erosión de 16 viviendas ubicadas en el barrio Antonio Nariño que se encuentran en riesgo de colapso
La obra incluye la intervención de un área de 1200 metros cuadrados y la instalación de 187 anclajes activos de 20 metros de longitud con 1.200 metros cuadrados de concreto lanzado. “A la fecha hemos avanzado 17 %. Se ha ejecutado la totalidad del movimiento de tierra en la zona, actualmente se está realizando la perfilación del talud y las perforaciones para el suministro de los anclajes”, señaló el ingeniero civil de la CDMB, Jesús Evelio Sánchez.
De acuerdo con el ingeniero, esta obra, que cuenta con una inversión cercana a los cuatro mil millones de pesos, sería la solución definitiva a la problemática que afrontan los residentes sector del occidente de Bucaramanga, específicamente en la carrera 20 entre calles 2 y 4, por cuenta del desprendimiento de una masa de suelo en una zona de escarpa no estabilizada.
La inestabilidad generó el colapso de muros y algunas averías en seis inmuebles de la zona. Dicha inestabilidad se debe a las fallas geológicas y geotécnicas del terreno, que presentan una alta susceptibilidad a los agrietamientos sísmicos, procesos de erosión y deslizamientos. Lo anterior acelerado por la intervención antrópica, ya que se evidenció mal manejo y control de aguas de escorrentía de las cubiertas de los inmuebles.