Óscar Camargo Ríos, alias Pichi, es considerado por la ciudadanía como el Pablo Escobar de Bucaramanga por el poder criminal que logró en Santander. En entrevista con SEMANA, el alcalde Jaime Andrés Beltrán reveló que el narcotraficante se sometía constantemente a cambios en su apariencia física para evitar la persecución y los controles de la Fuerza Pública.
La fotografía más reciente fue tomada el 10 de octubre al interior de un lujoso apartamento del barrio El Poblado, de Medellín, donde estaba pagando una condena por concierto para delinquir. Allí se le vio con barba y el pelo recién cortado. Ese mismo día, después de que los guardias del Inpec le hicieron la foto, él se escapó porque sabía que debía regresar a la prisión.
En una de sus tres capturas, entre 2015 y 2020, fue captado pelinegro y luego con el cabello tinturado de rubio. Este 9 de diciembre, cuando fue sorprendido en la zona rural de Copacabana en compañía de dos escoltas y mientras planeaba cómo expandir sus economías ilícitas a otras regiones de Colombia, mantenía el mismo aspecto de octubre. Detrás de estos datos hay una historia.
El alcalde de Bucaramanga, Jaime Andrés Beltrán, contó que el cabecilla de la organización Los Pichis tenía temor de caer en las redadas de las autoridades y la fórmula fue cambiar de look para complicar las labores investigativas. Así lo habría implementado en la última década, en que pudo burlar la justicia en tres oportunidades: en 2015, 2020 y 2024.
“Él se cambiaba su aspecto físico, su apariencia la modificaba todo el tiempo para no ser detectado por las autoridades. No solo se cambiaba el look, también cada quince días se movía del punto fijo, cada quince días se movía de domicilio, por eso la captura había sido tan compleja”, afirmó el mandatario de la capital de Santander en entrevista con SEMANA.
Alias Pichi se encuentra recluido en las instalaciones de la Policía Metropolitana del Valle de Aburrá y en las próximas horas será trasladado a la ciudad de Bogotá, donde será encarcelado en un espacio con estrictas medidas de seguridad. Paralelamente, avanzará la legalización de su captura y la imputación de cargos por la Fiscalía: a su dosier se sumará fuga de presos y porte ilegal de armas de fuego.
Aunque la detención de este hombre es un buen síntoma para la seguridad en Santander y Antioquia, los investigadores no descartan que se venga una puja por su cargo. Él, además de tener el control de Los Pichis, tenía injerencia en organizaciones de alto calibre de Bucaramanga y sus alrededores, según manifestó el alcalde Jaime Andrés Beltrán.