Un estudio realizado por la Secretaría de Salud departamental a través del Observatorio de Salud Pública de Santander (OSPS) de la Foscal prendió las alarmas por el preocupante panorama de sobrepeso y obesidad que hay en la actualidad en Santander.
De acuerdo con análisis, en Santander la gente se enferma principalmente por el estilo de alimentación que lleva, lo cual desencadena en enfermedades crónicas como la presión alta, la diabetes y del corazón. Esta situación ha venido aumentando en los últimos meses y, por tal motivo, a nivel nutricional se ha buscado fomentar la información al consumidor para que escoja mejor los alimentos.
“Uno de los grandes enemigos que hoy tienen los santandereanos se llama el exceso de peso, hoy mucha gente se preocupa por la desnutrición, pero el problema real se llama malnutrición y eso nos ha llevado a tener sobrepeso y obesidad, adicional a otro problema como el síndrome metabólico que es un compendio de enfermedades como presión alta, disglucemia, triglicéridos y obesidad, estamos alrededor del 25 %, eso implica que nuestro enemigo más importante para impactar es la obesidad y el sobrepeso”, explicó Paul Camacho, subdirector de Investigaciones y Educación de la organización Foscal.
Los resultados del estudio son realmente angustiantes, pues arrojaron que 60 de cada 100 santandereanos tienen sobrepeso, 24 de cada 100 presentan obesidad y 32 de cada 100 obesidad abdominal.
Ante esta situación, tanto las autoridades como los profesionales de la salud han iniciado una maratónica labor por incentivar a los santandereanos a adquirir estilos de vida saludable. Por ejemplo, realizar diariamente 30 minutos de actividad física, tener un sueño adecuado para favorecer la regulación metabólica y el sistema cardiovascular; pero lo más importante, llevar una dieta saludable.
“Es necesario pensar qué debo comer, comer en la casa siempre es lo más saludable, consumir un buen volumen de frutas y verduras, proteínas animales y vegetales, hacer un balance entre calorías un 50 %, un 25 % de proteínas y otro 25 % de grasas es el equilibrio que uno necesita; además de no fumar y no consumir abusivamente alcohol”, agregó Camacho.
Así mismo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) indicó que 41 millones de personas mueren cada año en el mundo a causa de enfermedades no transmisibles, por lo cual, para prevenirlas, es necesario centrarse en la reducción de los factores de riesgo asociados a ellas, es decir los malos hábitos alimenticios.
Los hábitos no saludables como el consumo de tabaco, la inactividad física, las dietas no saludables y el uso nocivo del alcohol se pueden modificar; “al igual que factores de riesgo metabólicos como el aumento de la presión arterial, al que se atribuyen el 19% de las muertes a nivel mundial, seguido por el aumento de la glucosa y grasas en la sangre, el sobrepeso y la obesidad”, indica la doctora Luz Ximena Martínez, docente de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad Autónoma de Bucaramanga (Unab).
Sin embargo, a estos cambios de “estilo de vida se les dedica solamente 1,2 % de la inversión en salud, sabiendo que su peso en la mortalidad puede llegar a ser cercano al 43 %”, agregó la doctora.