Bucaramanga volvió a vivir un fin de semana violento. En menos de 48 horas asesinaron a cuatro personas en tres sectores de la ciudad, la situación de orden público tiene en alerta a las autoridades policiales y administrativas.

El primer caso ocurrió en el barrio Bucaramanga cuando dos sicarios, quienes se movilizaban en una motocicleta, aparecieron en la calle 67 con carrera 9A. Los sujetos descendieron el vehículo y, posteriormente, por unas escaleras, en busca de la vivienda de su víctima.

Una vez la ubicaron, tocaron la puerta y sin imaginar que era la muerte en persona, un familiar de la víctima abrió. Los sicarios, de forma violenta, ingresaron y en repetidas oportunidades dispararon contra un joven de 19 años, quien fue identificado como Ervin Jovany Zuluaga Castro.

Ervin Jovany, según se conoció, acababa de salir del baño. El cuerpo quedó tendido frente a la puerta de este, con el dorso descubierto y sus partes inferiores cubiertas con una toalla. Los sicarios le propinaron nueve balazos.

Tan pronto perpetraron el crimen, los asesinos salieron corriendo, nuevamente subieron a la motocicleta y escaparon del lugar con rumbo desconocido. Familiares de la víctima y vecinos del sector alertaron a las autoridades en seguida.

Las primeras pesquisas indican que el asesinato estaría relacionado con un presunto ajuste de cuentas por problemas derivados del microtráfico e incluso uno de los agresores ya habría sido identificado. Se trataría de un hombre que recientemente recuperó su libertad tras purgar su condena en prisión y con quien Ervin Jovany tendría problemas personales.

Entre tanto, según reveló la Policía, Ervin Zuluaga había sido procesado en el presente año por el delito de porte ilegal de armas de fuego, sin embargo, no fue cobijado con medida de aseguramiento.

En el Kennedy

El segundo hecho de sangre ocurrió en el barrio Kennedy, ubicado al norte de la capital santandereana. Allí, la noche del sábado, fue asesinado Elkin Yesid Acero Hernández, de 30 años, quien se encontraba departiendo con amigos en un establecimiento comercial.

Acero Hernández, según testigos, estaba ingiriendo licor y conversando con sus amigos, cuando el sicario ingresó al bar, ubicado en la calle 16N con 11, frente a la cancha del barrio. La víctima, al parecer, no se percató de la llegada de este hombre.

Durante algunos segundos el sicario analizó a Elkin Yesid y luego desenfundó un arma de fuego, le propinó varios disparos en la cabeza hasta quitarle la vida. Después, el agresor aprovechó el caos que se formó en el lugar para escapar.

El cadáver quedó sobre una silla negra, con la cabeza inclinada, y en el piso se formó un charco de sangre. En la mesa quedó la cerveza que Elkin estaba tomando.

De acuerdo con las autoridades de Bucaramanga, este homicidio, al parecer, sería consecuencia de un supuesto ajuste de cuentas entre bandas de delincuencia. Sin embargo, esta hipótesis es materia de investigación.

La víctima tenía antecedentes judiciales por porte ilegal de armas de fuego, tráfico de estupefaciente, falsedad marcaria, es decir, conducir un vehículo con placas falsas; hurto y lesiones personales.

En Provenza

La tarde del domingo el sonido de las balas retumbó en la capital santandereana, otros dos hombres murieron en un mismo atentado siciarial. Este tercer hecho se registró en la zona limítrofe de los barrios Luz de Salvación y Brisas de Provenza, sur de la ciudad.

Las víctimas departían en el sector cuando fueron interceptadas por sujetos armados, quienes les dispararon en varias oportunidades hasta dejarlas sin vida. Uno de los afectados quedó tendido en el andén y el otro cayó en una cañada que está en el sector.

Como Sergio Andrés Masmela Suárez, de 34 años, fue identificada una de las víctimas. La otra persona aún no ha sido identificada y permanece como NN en la morgue de Medicina Legal.

Las primeras versiones señalan que este doble homicidio ocurrió por la guerra que mantienen los grupos al servicio del microtráfico en la disputa territorial. Sin embargo, las autoridades no descartan que estos hombres se hubiesen atacado entre sí, toda vez que en medio de la inspección a los cadáveres les hallaron armas de fuego.

Masmela Suárez, según se conoció, tenía antecedentes por venta de estupefacientes, fuga de presos, por porte de armas de fuego, hurto, lesiones y violencia intrafamiliar.