Desde hace algunos días viene aumentando el ruido alrededor de un inédito mundo del crimen en Santander. Lo que parecerían ser casos aislados comienzan a conectarse a través de un elemento en concreto: la falsificación de cédulas venezolanas.
Lo anterior constituye una infracción directa al artículo 242 bis. de la Ley 9.155 del Código Penal, la cual declara lo siguiente: “El funcionario público que, en el ejercicio de sus funciones, expidiere una cédula de identidad o un pasaporte falso, así como el particular que hiciere una cédula de identidad o un pasaporte falso, o alterare una u otro, cuando estos fueren verdaderos, será castigado con pena de seis meses de prisión a cuatro años de penitenciaría”.
No obstante, en contra de lo que pueda establecer la ley, hay un detalle que no ha pasado por alto en estos casos y es que los documentos falsificados están siendo utilizados precisamente para evadir a la justicia, ¿cómo lo logran?
De acuerdo con el concejal de Bucaramanga, Jaime Beltrán, quien fue el denunciante público de la irregularidad, “el sistema de reconocimiento de las autoridades colombianas es tan obsoleto que mientras les hacen todas las diligencias entre Fiscalía y Policía para reconocer la identificación, ya el mismo sistema judicial los suelta”, pues al percibir que no cuentan con la documentación original del detenido, no pueden proceder.
“Hoy la gran mayoría de delincuentes, no venezolanos, sino colombianos, están delinquiendo con cédulas falsas, haciéndose pasar por venezolanos y así colapsar el sistema judicial o aprovecharse de los vacíos y las fallas paquidérmicas que tienen las estaciones de Policía a la hora de reconocer identificar una persona”, agregó el funcionario.
De esta manera, ya conscientes de lo que lograron por haber confundido a la autoridad con un documento extranjero falso, los criminales han reaccionado de dos formas distintas. Ambas, con terror para la comunidad, se han convertido en un patrón.
Carcajadas y raponazos, el nuevo ‘modus operandi’ de los criminales en Santander
El primer método adaptado por aquellos que utilizan la documentación impropia es el de pasar del crimen armado al ‘raponazo’. De acuerdo a lo que explicó el cabildante, “la modalidad de delito cambió. Los delincuentes saben más de ley que nosotros. Saben que si son capturados por un tema de raponazo, como no usó arma de fuego o cortopunzante, pues no es tipificado como una pena carcelable. Termina siendo simplemente un tema sancionatorio”.
Sin un delito que amerite para el aseguramiento intramural y sin un documento real, los delincuentes en Bucaramanga tienen otra reacción sistemática. Esta se relaciona al comportamiento que han tomado al momento de su captura, pues conscientes de la facilidad que tendrán para quedar en libertad, se ríen a carcajadas, burlándose de la Policía.
Siete personas, por lo menos, fueron reportadas recientemente por sus actitudes de escarnio frente a la autoridad que los aprehende.
Lo anterior ha causado indignación en los habitantes de Santander, pues se sienten desprotegidos e irrespetados por los autores de crímenes que hoy por hoy dejan sin tranquilidad a la población.
“Esto es lo que ha indignado a comandantes, ha indignado a al ciudadano, pues nos hace sentir que el mismo ladrón se burla en la cara de todos nosotros”, siguió diciendo el concejal Beltrán, quien además aseguró que esto “solo vuelve más delicado el tema de la xenofobia”.
Los documentos
Ya con el mercado negro expuesto y mejor explicado, SEMANA adelanta conversaciones con otras fuentes, a fin de obtener informaciones detalladas de las acciones de las autoridades a efectuarse luego de conocer tal modalidad de crimen.
Asimismo, este medio logró acceder a fotos de las cédulas falsificadas, las cuales además guardan gran parecido con un documento original, permitiendo al bandido hacerle perder más tiempo a la ley.
Finalmente, otro de los detalles revelados es el precio que pueden llegar a cobrar por una cédula venezolana falsa. Los costos por cada papel pueden ascender en el rango de los 150.000 a los 200.000 pesos colombianos.
Por otro lado, las identificaciones son ofrecidas a través de grupos de Facebook, conversaciones de WhatsApp o promocionadas por medio del voz a voz. Otro tipo de documentación como pasaportes, PPT (permiso de trabajo) o licencias de conducción también son distribuidos.
Se esperan respuestas de la Fiscalía y de la Policía en el caso.