Ante las evidencias presentadas por un fiscal local del municipio de Potosí (Nariño), un juez penal cobijó con medida de aseguramiento a Carlos Alberto Rosero Grijalva, capturado en una vivienda del barrio El Triunfo de esta localidad nariñense.
Un fiscal Itinerante le imputó cargos como presunto autor de los delitos de fabricación, tráfico y porte de armas de fuego en concurso homogéneo con fabricación, tráfico y porte de armas de uso restringido, de uso privativo de las Fuerzas Armadas o explosivos.
Según la Fiscalía General de la Nación, una fuente humana los puso en conocimiento que en dicha vivienda, presuntamente, se comercializaban armas y municiones para grupos armados ilegales como el Ejército de Liberación Nacional (ELN) y El tren de Aragua. “El encargado de venderlas era un hombre a quien se conoce con el alias de El Mono”.
La Fiscalía solicitó una orden de registro y allanamiento al inmueble y durante el operativo, realizado por agentes de la Sijin de la Policía Nariño, fue detenido Rosero Grijalva, donde se incautaron dos pistolas 9 milímetros, cuatro proveedores, cartuchos calibre 5,56 milímetros, 7.62 y 9 milímetros y un teléfono celular.
“Al solicitarle los uniformados los documentos que acreditan el porte legal de las armas, alias El Mono manifestó no tenerlos, motivo por el cual fue capturado en situación de flagrancia y puesto a disposición de la autoridad competente para su judicialización”, indicó la Fiscalía.
Durante las audiencias, Rosero Grijalva no se allanó a cargos y la decisión de la medida de aseguramiento no fue apelada.
Envían a la cárcel a hombre que vendía cocaína rosada
A la cárcel fue enviado un hombre que se dedicaba a vender cocaína rosada, también conocida como tusi, y pastillas de éxtasis, en Pasto, Nariño.
El sujeto, identificado como Breyner Hernán Pantoja, fue detenido en su propia vivienda, ubicada en el barrio Las Violetas II, gracias a una orden de allanamiento que tenían las autoridades.
En el allanamiento realizado por agentes de la Sijín de la Policía se encontró una gran cantidad de drogas y elementos usados para su comercialización. La Fiscalía General de la Nación detalló que fueron incautadas 537 pastillas de éxtasis, 1.500 tabletas de Alprazolam avaluadas en $ 10.000.000, cocaína rosada en polvo (o tusi), marihuana, dos frascos del anestésico Soloket, 70 bolsas herméticas para empacar pastillas, 12 frascos con esencias aromáticas, una licuadora, una gramera y un teléfono celular.
Pantoja no estaba solo. En la vivienda estaba junto a él una mujer que también fue detenida, pero liberada poco después por orden del juez del caso al no encontrar, al parecer, pruebas suficientes en su contra para imputarla.
El hombre no corrió con la misma suerte, pues por emplear el predio para almacenar y comercializar sustancias ilícitas, le imputaron los delitos de fabricación, tráfico y porte de estupefacientes, los cuales no aceptó. Sin embargo, fue enviado a la cárcel para que responda tras las rejas por dichos cargos.
La llamada cocaína rosada es un colorido polvo que se consume, principalmente, en clubes de música electrónica y que no tiene ninguna relación química con el estimulante a base de hoja de coca que exporta Colombia por toneladas.
En realidad, el tusi es un coctel de varias sustancias, principalmente ketamina, un anestésico usado en animales. “Cada cocinero maneja sus proporciones y existen tantas recetas como cocineros hay en este mundo”, explicó, bajo reserva, un químico farmacéutico que ha preparado la mezcla para venderla.
Su receta contiene principalmente ketamina, a la que le agrega éxtasis y el alucinógeno mescalina. Todas estas sustancias se consiguen en el mercado negro de drogas de la segunda ciudad de Colombia por el equivalente a 180 dólares. Los 15 gramos de polvo rosado que resultan del proceso valen unos 1.500 dólares en las calles. “Genera estados de euforia, como si estuvieras borracho. Te genera alegría, exaltación”, dijo el cocinero de tusi.
En otras regiones, la mezcla incluye medicamentos psiquiátricos de la familia de las benzodiacepinas y hasta opioides, analgésicos altamente adictivos que han matado a más de 500.000 personas en Estados Unidos, explica Diana Pava, toxicóloga del Grupo de Investigación de Sustancias Psicoactivas de la Universidad Nacional.
Su nombre es una adaptación del inglés 2C-B, un alucinógeno sintetizado por primera vez en los años setenta en Estados Unidos y prohibido a nivel mundial desde 2001. “Esto se creó como un coctel tratando de imitar la molécula original 2C-B (...), simplemente se buscó generar una sensación similar”, indica el químico bajo reserva.