SEMANA: Usted asistió a la primera COP de biodiversidad, realizada en 1994 en Nasáu, después de esa gran Cumbre de la Tierra en 1992. ¿Qué recuerda de ese momento?
Adriana Soto (A. S.): Yo era parte del equipo de la oficina de negociación internacional del Gobierno colombiano, y a cada uno de nosotros se nos asignó una convención de la ONU para hacerle seguimiento. En mi caso, fue la de biodiversidad. En ese momento, el Ministerio de Ambiente estaba recién creado y fue una época en la que se comenzaron a esbozar los primeros protocolos internacionales para proteger el medio ambiente.
SEMANA: ¿Qué es lo que ha hecho que Colombia tenga este liderazgo en las negociaciones internacionales a favor del medio ambiente?
A. S.: Colombia es un país pequeño en área comparado con otros del mundo, pero si se mira por metro cuadrado es el país más biodiverso del mundo. Eso lo posiciona y le da una voz, por supuesto, importantísima en el marco de las negociaciones de biodiversidad. En el marco de la Convención de Cambio Climático, Colombia es uno de los países más vulnerables del mundo. Pero, además, tenemos una altísima calidad de los equipos negociadores. Son equipos muy bien preparados, con una calidad técnica excepcional y con una estrategia de negociación muy bien hecha.
SEMANA: ¿Cuál es el significado de que Colombia haya logrado hacer la COP en Cali?
A. S.: Es importantísimo, porque vuelve a traer una negociación clave para Colombia, como lo fue en su momento la negociación del protocolo de seguridad en Cartagena. La Convención tiene es como un acuerdo marco, pero sus artículos tienen que desarrollarse, así como sucede con la legislación nacional. La Junta Directiva, donde se reúnen todos los países miembros a tomar decisiones y a reportar los avances, se realiza en las COP. Para Colombia es un honor, por nuestra biodiversidad, pero también es una gran responsabilidad, porque somos los llamados a liderar la agenda, pero también ser la voz entre las demás convenciones, particularmente las de Cambio Climático. Por otro lado, también es una responsabilidad, porque tenemos una triple crisis ambiental que no solamente es la crisis de pérdida de biodiversidad, sino la crisis de contaminación y también la crisis climática, exacerbada por ambas.
SEMANA: ¿Cómo impacta una discusión como la de la COP16 a una ciudad como Bogotá?
A. S.: Bogotá es la segunda ciudad más vulnerable frente al cambio climático en Colombia y justamente en Bogotá estamos generando acciones para apuntarle a la triple crisis planetaria. En Bogotá tenemos contaminación del aire, contaminación de suelos, contaminación del agua. Los cerros orientales tienen un porcentaje importante de coberturas con especies exóticas e invasoras. En los índices de vulnerabilidad al cambio climático de la ciudad, el índice más alto lo tienen los cerros orientales y eso lo vimos este año cuando se nos incendiaron frente a esas temperaturas tan altas y prolongadas que tuvo la ciudad, que a su vez produjeron un deterioro en la calidad del aire. En los cerros también están los puntos de recarga principal de los tres acuíferos de la capital. Por eso, en los cerros orientales vamos a hacer una sustitución de especies en 1.300 hectáreas. Esto es una meta muy ambiciosa que contrasta particularmente con las cifras de administraciones anteriores. Por ejemplo, en la de Claudia López se restauraron 147 hectáreas. Y de hecho desde 2013 solo se han restaurado 317 hectáreas.
SEMANA: ¿Cómo más se enfrenta ese problema?
A. S.: Hemos analizado los lugares en donde está el menor índice de coberturas verdes de Bogotá. Y allí lo que vamos a hacer es la creación de tres bosques urbanos que nos van a ayudar a avanzar justamente en disminuir la las islas de calor que tiene la ciudad. En el primer semestre, tuvimos temperaturas que este año llegaron a 28 grados en esa zona de la ciudad. En algunas zonas del suroccidente de Bogotá hay procesos de inversión térmica que empeoran la calidad del aire. Queremos hacer a los ciudadanos más resilientes frente a enfermedades respiratorias e incluso enfermedades mentales. Está probado que la interacción de la ciudadanía con espacios verdes mejora su bienestar.
SEMANA: ¿Cómo se cruza esta planeación, por decirlo así, verde de la ciudad con los grandes proyectos que tiene Bogotá?
A. S.: Por ejemplo, la Línea 1 del Metro. Ahí tenemos una de las principales apuestas para la reducción de emisiones de gases efecto invernadero. Cuando opere esa línea, se van a reducir el 8 % de las emisiones. Vamos a poner un recubrimiento verde en las columnas del metro para que puedan regular las islas de calor, aumentar la biodiversidad y de paso mitigar las emisiones del material particulado en esa zona de la ciudad.
SEMANA: Este año Bogotá también ha sufrido la escasez de agua. ¿Qué se hace en ese frente?
A. S.: A la COP16 vamos a llevar soluciones para la triple crisis ambiental. No nos vamos a enfocar solo en biodiversidad. El componente de agua será clave. Vamos a declarar áreas estratégicas a las cuencas para poder hacer inversiones al respecto para su restauración y conservación. Lo haremos de la mano de 2.300 familias campesinas en la zona, transformando sus sistemas productivos para que generen una menor degradación y así tener un gana-gana. Así habrá un menor costo de tratamiento del agua, pero también una extensión de la vida útil de los embalses. Entonces, es una inversión que tiene un retorno importantísimo en ambiental, social y también de costos operativos para el acueducto. La Ptar Salitre trata el 30 % de las aguas residuales de Bogotá y 3.5 millones de habitantes se benefician. Pero falta la Ptar Canoas. El apoyo del Gobierno nacional y de la CAR de Cundinamarca es clave, porque va a tratar el 70 % del agua residual y se van a beneficiar más de siete millones de personas. Eso nos permite avanzar en un 23 % de la meta nacional del objetivo de desarrollo sostenible número 6 del país. Y también tenemos un plan para áreas subterráneas de la ciudad. Nos queremos asegurar que los puntos de recarga hídrica estén optimizados.
SEMANA: ¿Cómo se logra todo eso?
A. S.: La estrategia de Bogotá comprende acciones en tierra, aire y agua. Eso hará que la ciudad sea más resiliente al cambio climático, y por supuesto está encaminado al bienestar de sus ciudadanos. Pero ese trabajo necesita una institucionalidad fortalecida. La Secretaría de Ambiente es como el Anla en la ciudad. Estamos trabajando y estaremos en la COP16 con el alcalde Carlos Fernando Galán.