En la semana más definitiva de la COP16, que finaliza este viernes primero de noviembre, se han concretado varios acuerdos económicos para apoyar la conservación de la biodiversidad.
El Gobierno de Noruega, por ejemplo, hizo un aporte de 20 millones de dólares para apoyar la lucha contra la deforestación en Colombia y proteger de paso la biodiversidad del país. En tanto, el Gobierno de Suecia entregó cinco millones de dólares para fortalecer la bioeconomía, la acción climática y la restauración ecológica.
El lunes temprano, Banco Davivienda y la Corporación Financiera Internacional (IFC) emitieron el primer bono de biodiversidad en el país, por 50 millones de dólares, que permitirá movilizar recursos que protejan, conserven y restauren la biodiversidad.
Se sabe ya que ocho gobiernos anunciaron sus compromisos económicos para sumar al Fondo Mundial para la Biodiversidad (GBFF), unos 400 millones de dólares. Alemania, Austria, Dinamarca, Francia, Noruega, Nueva Zelanda, Reino Unido y la provincia canadiense de Quebec se comprometieron a aportar 163 millones, tal como informó el Fondo para el Medio Ambiente Mundial (FMAM).
Estos anuncios elevan a unos 400 millones de dólares el monto total prometido hasta ahora para dicho Fondo.
“El GBFF cuenta ahora con 12 contribuyentes, entre ellos Canadá, Japón, Luxemburgo y España”, informó el FMAM, que supervisa ese esquema de financiación para la biodiversidad.
El GBFF se creó en 2022 para apoyar los esfuerzos de los países en desarrollo en la aplicación del Acuerdo de Kunming-Montreal, que estableció 23 objetivos para preservar la naturaleza de la destrucción humana de aquí a 2030.
Ese pacto compromete a los países a movilizar al menos 200.000 millones de dólares anuales hasta 2030 para la biodiversidad, de los cuales 20.000 millones anuales deben ser aportados por las naciones ricas de aquí a 2025.
Los expertos apuntan a que existe una brecha para financiar la biodiversidad de al menos 700.000 millones de dólares al año, recursos que deben salir de las naciones más ricas.
El GBFF es solo una parte de esta financiación, pero desempeña un papel político de primer orden en las negociaciones de las Conferencia de las Partes (COP) sobre biodiversidad.
Los países en desarrollo exigen la creación de un nuevo fondo, autónomo del FMAM y bajo la gobernanza de la ONU, que en su opinión sería más favorable a sus intereses. Los países desarrollados se niegan, alegando que esta solución tardaría años en aplicarse y que la proliferación de fondos es costosa e ineficaz.
El GBFF es, sin embargo, una solución “temporal” y debe mejorarse, pero tiene el mérito de ser “operativo”, aseguró la ministra colombiana de Ambiente, Susana Muhamad.
El Fondo necesita “más financiación” y “serviría mucho que los países desarrollados aumenten los mensajes que muestran que sí van a cumplir la meta de financiamiento”, añadió.
“El GBFF se creó hace dos años y, 18 meses después, ha empezado a desembolsar fondos, lo que es un récord”, aseguró también a la AFP la ministra francesa de Ecología, Agnès Pannier-Runacher, presente en Cali.
“Casi el 40 por ciento de su financiación se destina a los países más vulnerables” y esta prioridad es “una vía interesante para la próxima conferencia de reposición del FMAM” en 2025, añadió la también presidenta de esta COP16, que este marte contó con la presencia del secretario general de la ONU, António Guterres.
*Con información de la AFP.