En Colombia, misteriosamente en los últimos meses han quedado en libertad criminales de alto perfil, por quienes se ofrecían jugosas recompensas y cuyas capturas fueron anunciadas por las autoridades con bombos y platillos. Nadie entiende, ni las alcaldías, ni la Policía, ni las gobernaciones, cómo desde los estrados judiciales logran con cierta facilidad el vencimiento de términos para sus procesos o la detención domiciliaria, que posteriormente se transforma en escenarios de fuga.
La lista de delincuentes a quienes se les entregó recientemente este beneficio es larga y el escándalo empezó a revelarse cuando en Barranquilla el juez primero penal municipal ambulante con funciones de control de garantías, Ángel Augusto Monroy Rodríguez, dejó en libertad a dos supuestos integrantes del Clan del Golfo que, según la Policía, estaban sembrando el terror en el Atlántico.
Se trata de Yesid Antonio Isidro Díaz, alias Inglaterra, y Luis Alfredo Arévalo Arévalo, alias Italiano, quienes fueron capturados por las autoridades por los delitos de concierto para delinquir y porte ilegal de armas de fuego.
En medio de las audiencias preliminares, el juez aseguró que los elementos materiales probatorios que le presentó la Fiscalía General de la Nación no soportaban la solicitud de medida de aseguramiento intramural, por lo que decidió dejarlos en libertad.
Tras conocerse la decisión judicial, en Barranquilla se desató la polémica, pues las autoridades sostuvieron en su momento que estos dos sujetos eran los responsables de librar una guerra a sangre y fuego con los integrantes de la banda criminal los Costeños por las rentas ilegales que se disputaban. Incluso, el mismo alcalde Alejandro Char mostró su inconformismo con la decisión del togado.
“Esto es inaceptable e inaudito. Nos parece increíble que se hagan todos los esfuerzos para capturar a quienes les quitan la tranquilidad a los barranquilleros y luego pase esto”. Pero la polémica no paró ahí, a estas libertades se le sumaron otras cuestionadas decisiones sobre los procesos judiciales de cabecillas y jefes de sicarios de peligrosas bandas en el área metropolitana de Barranquilla y el Atlántico.
SEMANA conoció las identidades y alias de quienes fueron capturados y tienen denuncias por diferentes delitos, pero hoy están gozando de sus vidas fuera de centros penitenciarios.
La lista comienza con Carlos Daniel Morales Mejía, alias Carlos Muleta, que es un señalado miembro de la banda los Costeños. Fue capturado y presentado ante un juez, quien le dio detención domiciliaria y hoy huye de las autoridades.
En esa misma línea está William Enrique Vizcaíno, alias Menor, jefe de zona del mismo grupo delincuencial. Salió libre por vencimiento de términos y ahora delinque desde la clandestinidad. Abraham Alfredo López Caballero, alias Mono Abraham, jefe de zona de los Costeños, también fue premiado con detención domiciliaria y, una vez en casa, huyó de las autoridades.
Dionisio Frías Castillo, alias Gordo 40, jefe de zona de la banda Castor, quedó libre por vencimiento de término y hoy está prófugo. En esa misma condición están Raúl Bornacelly González, alias Raúl Cabezón; Densy Escorcia Rojas, alias Visaje, y Roberto Arrieta Novoa, alias 05. Estas libertades cuestionadas no se dan solo en la Costa Caribe, en Antioquia un juez acaba de otorgarle casa por cárcel a alias Ney Segoviano, supuesto cabecilla del frente José Antonio Galán del ELN.
A él se le señala de participar en el desplazamiento forzado de más de 100 familias en Segovia durante enfrentamientos con el Clan del Golfo. Figuraba en el cartel de los más buscados de ese departamento por afectaciones a los defensores de derechos humanos y personas en proceso de reincorporación.