El concejal de Cali, Juan Martín Bravo, visibilizó una denuncia de la Asociación de Comedores Comunitarios de Cali (Asococc) que señala que los proveedores les están entregando productos de mala calidad: plátanos que en tres horas se maduran; yuca y arracacha deteriorada; fríjol diminuto y poca ración de arroz.
Asococc, que cuenta con más de 546 comedores comunitarios afiliados, afirma que han realizado mesas de trabajo con los entes de control y la situación sigue igual, e incluso empeora.
SEMANA se comunicó con el presidente de la Asociación de Comedores Comunitarios de Cali (Asococc), Carlos Carabalí, quien relató la precaria circunstancia por la que están pasando desde hace más de tres meses.
“Algunos productos no llegan de buena calidad. Hemos hecho mesas de trabajo con la secretaria de Bienestar Social, la doctora María Fernanda Penilla, pero no han dado resultado. Según ella, iban a presentar unos informes por medio de la Personería Municipal, pero no pasa nada”, dijo el presidente de Asococc.
Carabalí, quien también maneja un comedor, el que está ubicado en el barrio Los Pinos, en frente de Alfonso López, hizo una fuerte denuncia. Señaló que el contrato indica que llega carne de res, pero solamente reciben carne de cerdo, producto que no pueden consumir varias personas por su condición de salud.
“La carne de res nunca aparece. Hay personas hipertensas que no pueden comer carne de cerdo, de hecho, yo soy hipertenso, el médico me prohibió la carne de cerdo y en el comedor hay muchos; toca darle pechuga o fritarles un huevo. Pero en este programa toca comer lo que hay, no lo que el contrato dice. Llega arroz por 450 gramos, la pregunta es: ¿cómo hace alguien que atiende a 60 personas con esa cantidad? Además, es un arroz de muy mala calidad, cuando se le echa el agua se vuelve esponjoso, sino es eso, queda duro”, dijo.
Carlos también detalló otros alimentos que llegan de mala calidad. “El fríjol que mandan no es el normal, envían uno diminuto. Tenemos que hacer sancocho una vez a la semana y fríjoles, obviamente se necesitan los plátanos verdes, pero llevan el plátano a las 11:00 a. m. y a las 3:00 p. m. ya está maduro. La yuca siempre es dura. La carne de cerdo es un pellejo. La dignidad de la gente no vale, para ellos es como decir agradezcan que les estamos dando eso”, manifestó.
Carabalí aseguró que las personas que se han quejado sobre esta situación han sido amenazadas con quitarles el comedor. “Otro problema es que el contrato es de diez mil millones de pesos, los justifican dando comida el día sábado en el Distrito de Aguablanca, supuestamente mil comidas, eso es un desorden cada fin de semana, todo para justificar dineros. Los mismos contratistas de la Alcaldía llevan alimentos. Incluso, bajaron las raciones de los comedores comunitarios para hacer esto los sábados”, afirmó.
Sobre las quejas, aseveró que las personas solamente reclaman en la Asociación de Comedores Comunitarios de Cali (Asococc), ya que temen que les quiten los comedores. “La gente no se queja ante ellos, sino ante la asociación. Llega pechuga de pollo y muslos, antes llegaban diez muslos, después seis. Se hizo la reunión con el consorcio y con la Alcaldía y nadie da respuesta de eso, el contratista dice que a ellos nunca les llegan las quejas”, comentó.
Denunció que esta situación no solamente se presenta en el comedor del barrio Los Pinos, sino en los demás que existen en la capital del Valle, más de 500.
“Eso está muy mal manejado, existe una burocracia impresionante. Hay varios comedores donde se presenta esta situación, no solamente a nosotros. La gente no denuncia porque se siente amedrantada. La vez pasada que hicieron la mesa de trabajo en la Personería Municipal con el equipo de trabajo de la señora María Fernanda Penilla, explicábamos lo que pasaba; nos pidieron los nombres y el lugar de los comedores comunitarios, al otro día salieron de la Alcaldía a esos lugares a decirles: ‘Cómo así que ustedes dicen que los productos son malos’, y una señora dijo que ella solo reclamaba porque le habían bajado las raciones. Entonces ella dijo que no volvía a decir nada porque habían llegado casi que a amenazarla”, contó.
Finalmente, dijo que este programa requiere de una auditoría y un control legal. “También denunciamos con la Contraloría, como son casi de la misma rosca, a los tres días nos archivó la denuncia”, declaró.