Los fuertes enfrentamientos que sostienen las disidencias de las Farc y el Eln, por el control territorial de Nariño, tienen a los habitantes de los municipios de Samaniego y Santacruz en vilo, tanto que ya cerca de 3.000 personas han salido desplazadas de sus territorios.
Ante esto, el resguardo indígena ‘Awá-Sande’ emitió un comunicado informando que el último desplazamiento se debió a combates entre grupos armados, que comenzaron el 13 de septiembre. En este éxodo forzado se encuentran 800 indígenas, incluyendo mujeres embarazadas, niños y adultos mayores. Se espera que otras 600 personas se unan a ellos.
Cabe recordar que solo en el casco urbano de Samaniego, desde hace más de un mes están 2.025 campesinos desplazados de 18 veredas localizadas en la zona montañosa del municipio.
Hay que recordar que a finales de agosto del presente año, Jovani Cárdenas, integrante de la Mesa Departamental de Víctimas, le dijo a Blu Radio que ya eran más de 1.000 personas las que habían llegado a Samaniego huyendo de los combates entre disidentes de las Farc y guerrilleros del Eln.
Es decir, que a medida que avanzan los días la situación empeora. Los afectados han relatado que “en las veredas Claraval y Campoalegre, del municipio de Santacruz, hay varias familias confinadas en sus viviendas, las cuales han puesto banderas blancas para que los grupos armados no ataquen estos espacios de la sociedad civil”.
En Nariño se están matando unos con otros y poco se estaría haciendo para evitarlo
“Desde allá nos están dando señores”, grita con angustia uno de los miembros del Ejército Nacional tras ser atacados en la vía que conduce de Tumaco a Pasto, Nariño, el pasado 21 de agosto. Ni las poderosas tanquetas de las fuerzas militares, han logrado esquivar la ola terrorista que amenaza al departamento.
El vehículo blindado se encontraba volcado sobre el kilómetro 90 y lo cubría la tierra que removió la detonación de un ataque cobarde con artefactos explosivos. Cuando los uniformados logran salir aturdidos del bunker móvil, fueron atacados con tiros de fusil.
“Señores entramos en combate, créanlas”, dice otro de los soldados con voz agitada mientras intentaban esquivar el ataque que pareciera una escena de la época más cruda del conflicto armado en Colombia.
Para los habitantes del sector, los mismos que tiemblan cada vez que les preguntan qué está pasando en materia de seguridad, “estamos peor que antes, pero por favor no diga mi nombre porque acá ya advirtieron que el que hable lo matan, y yo tengo mis hijos”.
El temor infundido no es en vano, días atrás, criminales prendieron fuego a un bus de pasajeros en la misma ruta, allí han secuestrado policías y encontraron sin vida al patrullero Jefferson Valencia, quien había sido reportado como desaparecido junto con otro de sus compañeros.
Los soldados profesionales del Ejército Nacional, Edwer Paz y Nelson Vásquez, fueron secuestrados el 18 de agosto, solo hasta el 24 las disidencias de las Farc salieron con un video mostrándolos, cuál trofeo que sirvió como prueba de supervivencia para decir que estaban en su poder.
Ellos se movilizaban en dos carros institucionales por Cumbitara, cuando fueron abordados por quienes se presentaron como miembros del frente Franco Benavides. En el último mes y medio, la cifra de homicidios en Nariño ya superó los 67. Solo en las primeras dos semanas de agosto se registraron 4 accidentes con minas antipersonal, se reportan al menos 4.000 personas desplazadas forzadamente de Samaniego. Los delincuentes llegan a las estaciones de Policía como si nada a secuestrar a uniformados.
Cada día se conocen denuncias de alcaldes que están amenazados por los grupos armados ilegales y se sienten maniatados, como el caso de Óscar Pantoja, primer mandatario de Samaniego, solo cuenta con un policía que tendría que brindarle seguridad, pero por obvias razones no se puede movilizar con él.
Hablando con varios líderes políticos, uno de los puntos que más preocupa es que con el actual gobierno la información de lo que pasan las comunidades termina siendo un cuello de botella. “Delegados del alto comisionado para la paz, le dicen a la gente que no hable con alcaldes, delegados de gobernación, autoridades, o medios de comunicación; a las personas les está dando miedo hasta que los censemos. Argumentan que las ayudas llegarán del gobierno nacional, que están en medio de un proceso de paz, del que realmente no tenemos mucha fe”, aseguran muchos con temor a ser identificados y convertirse en víctimas de las represalias de los más de 17 grupos armados que se disputan el control territorial.