La comunidad de la zona rural de Jamundí, sur del Valle del Cauca, ha visto en los últimos meses un deterioro significativo en la seguridad de su territorio, así como el orden social por cuenta de radicalización de las disidencias de las Farc al mando de alias Iván Mordisco que ahora, según varios líderes, lo controlan todo.
SEMANA habló con líderes de la zona rural, quienes aseguran que los miembros del frente Jaime Martínez los utilizan como escudos humanos, les impiden la libre movilidad y los obligan a levantar sus muertos, pues no dejan entrar a las funerarias ni a la fuerza pública.
“Cada asesinato que ellos cometen nos toca a nosotros mismos hacer el levantamiento, porque no permiten el ingreso de las funerarias. Aquí hemos tenido casos de jóvenes asesinados de la peor manera simplemente porque al comandante de turno no le caen bien”, dice uno de los líderes consultados.
Agrega que son las disidencias las que imponen los horarios del comercio, incluso señalan qué día se deben cerrar todos los locales. “Ellos son la ley, ellos mandan, son los que nos dicen qué podemos y qué no podemos hacer, a qué hora podemos entrar, a qué hora podemos abrir, hasta qué hora se puede estar en la calle, son los que mandan todo (...) Ellos controlan todo el territorio”.
Señala, además, que en la zona hay temor para salir a la calle. “Nos da temor que nuestros niños salgan, todo el tiempo estamos expuestos porque no sabemos en qué momento habrá enfrentamientos. Nuestros jóvenes corren riesgos, viven atemorizados, a los padres les da temor que salgan (...) Se ha acabado todo por el mismo miedo, a las 7:00 de la noche ya nadie está en la calle”.
Este es el estremecedor audio:
El poder de esta disidencia es tanto que si una persona de la zona rural trabaja en el casco urbano y sus labores se extienden hasta las nueve de la noche, que es cuando comienza el toque de queda impuesto por las Farc, la empresa debe enviar una carta a la columna Jaime Martínez especificando que su empleado –o colaborador– excede el horario de la restricción porque, efectivamente, se encontraba trabajando.
El negocio, principalmente, es el narcotráfico. Los cultivos de coca en Jamundí quintuplican a los registrados hace una década, en la zona rural tienen laboratorios y las rutas para sacar el producto procesado hacia el Pacífico, posteriormente, lo empacan en semisumergibles y lo envían rumbo a Centroamérica para que llegue a Estados Unidos y Europa.